25 de octubre de 2014


Apuntes para desarmar la operación fin de ciclo. ¿sabés como se dice alca en portugués? aécio

La cantinela del fin de ciclo no es un invento argentino. Desde el abandono del neoliberalismo y a partir del cambio de signo político en Suramérica producido durante este siglo –donde los presidentes se parecen cada vez más a sus pueblos–, el deseo de la derecha por terminar con estas experiencias, retorna al calor de los períodos electorales. Si no se observara el contexto regional, la virulencia por hacer tabla rasa con el proyecto kirchnerista parecería un rasgo aislado, pero no lo es.

Apuntes para desarmar la operación fin de ciclo. ¿sabés como se dice alca en portugués? aécio
La cantinela del fin de ciclo no es un invento argentino. Desde el abandono del neoliberalismo y a partir del cambio de signo político en Suramérica producido durante este siglo –donde los presidentes se parecen cada vez más a sus pueblos–, el deseo de la derecha por terminar con estas experiencias, retorna al calor de los períodos electorales. Si no se observara el contexto regional, la virulencia por hacer tabla rasa con el proyecto kirchnerista parecería un rasgo aislado, pero no lo es.
Comencemos por casa. La semana económica no ha tenido grandes sobresaltos, ya que el dólar nuestro de cada día sigue sin ser tapa de Clarín y La Nación. Sin ser muy perspicaz, uno deber "leer" que el dólar oficial se ha mantenido estable y que la brecha con el ilegal sigue en torno al 57% como en semanas anteriores. Por su parte, el juez Griesa citó a una nueva audiencia para el 2 de diciembre. El gobierno argentino ya le ha bajado el precio a las idas y vueltas del juez municipal, por lo que seguramente enviará sólo a sus representantes legales porque la decisión de esperar hasta el año que viene y resolver el litigio con los fondos buitre, en el marco del ordenamiento final con los demás tenedores de bonos sin reestructurar, ya es decisión tomada.
La buena noticia ha sido el acuerdo alcanzado por el gobierno para que las cerealeras liquiden unos U$S 5700 millones hasta fin de año. En efecto, la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) informaron que "prevén el ingreso de US$ 5700 millones en concepto de liquidación de divisas por exportación de granos y productos procesados durante el último trimestre del corriente año", según un comunicado del sector. En términos de estabilidad cambiaria y de recomposición de reservas del BCRA, el acuerdo es visto como un puente hasta fin de año que despeja el escenario de posibles corridas cambiarias. Ahora salgamos de casa y paseemos un poco por el barrio.
En la columna de la semana pasada, discutimos la relación entre el corto y largo plazo como forma de analizar el sendero de desarrollo económico de los países. En esta oportunidad, y directamente de fábrica, les solicitamos su amable atención para machacar sobre la importancia que tiene el contexto internacional sobre la coyuntura económica local. La idea de la Patria Grande ya había sido postulada por San Martín y Bolívar durante las guerras de la independencia americana del siglo XIX. Los libertadores padecieron en carne propia las complicaciones por alcanzar ese verdadero sueño americano, pero sabían que la separación en pequeñas repúblicas alentada por los imperios de esa época era la peor opción. Y en política nunca se decide entre lo mejor y lo peor, sino sobre cómo empujar lo posible hacia la utopía.
Tras la muerte de Chávez en Venezuela, y con la campaña presidencial de 2013 que ganó Nicolás Maduro el 14 de abril de ese año, comenzó la operación "Luche y Vuelve" de la derecha en la región. De los papelones de políticos de la oposición y algunos periodistas que viajaron en malón para ser los primeros en felicitar a Capriles, hasta las editoriales de los diarios locales y las alegrías incontenibles de voceros del establishment regional como Andrés Oppenheimer o Mario Vargas Llosa, todos daban por iniciado el camino del fin del ciclo nacional y popular en Suramérica. Después del sacudón, despacito y suavemente, la reelección de Correa en Ecuador, el retorno de Bachelet en Chile, la continuidad de Santos en Colombia y la ola multicolor de Evo en Bolivia, trajo el desasosiego y la desesperanza de estos mismos operadores y la vuelta a su habitual diatriba afiebrada contra lo que ellos denominan los populismos estatistas y clientelares.
Este domingo se define una nueva parada con las elecciones en Uruguay y en Brasil, dos socios del Mercosur. Una derrota del Frente Amplio o del PT sería una mala noticia, tanto para nuestro país, como para el proceso de integración regional en su conjunto. Aun con todos los matices que asumen los gobiernos de la región, sí existe una certeza. Podrán criticar más o menos la integración, podrán coquetear más o menos con la posibilidad de firmar acuerdos de libre comercio con los
EE UU o Europa, podrán tener políticas macroeconómicas diferentes o hasta contradictorias al interior del bloque, pero todos se sienten parte de esta nueva etapa y apuestan a fortalecer los lazos barriales porque saben que el todo es mayor que las partes.
Por el lado de la reacción conservadora, en todos nuestros países los candidatos son bastante similares y su obsesión es terminar con la experiencia actual y volver a las relaciones carnales que ahora ya no se denomina ALCA, sino Alianza del Pacífico, comandada por EE UU. Y este es el verdadero partido que se está jugando. La Alianza del Pacífico es un bloque subregional que formaron Chile, Colombia, México y Perú. El acuerdo fue firmado en Lima el 28 de abril de 2011 y su propósito de superficie fue el de profundizar la integración entre esas economías a través de acuerdos bilaterales de libre comercio y así formalizar una alianza conjunta con los países del Asia-Pacífico. Pero su misión política real ha sido la de competir con la visión de integración suramericana del Mercosur y la Unasur, donde la unificación no se basa en la firma de acuerdos bilaterales de comercio ni en la tutela de EE UU para nuestras relaciones internacionales, sino en una mayor integración productiva y la complementariedad de las economías.
Para entender cómo piensa la derecha las relaciones de los países de la región, sólo basta leer a sus editorialistas. Para ellos, esta Alianza sostiene tres grandes líneas de acción: inserción internacional inteligente, promoción de la economía de mercado como motor del desarrollo y apego al ordenamiento institucional interno. Todos sabemos qué significa inserción internacional inteligente: nada de acuerdos estratégicos con China, Rusia o cualquier país de los BRICS si antes no se consulta la opinión norteamericana. Se centran en que frente al anacrónico proyecto cubano-chavista, estaría surgiendo un camino alternativo, lejos de cualquier atadura ideológica, como si el libre comercio a como dé lugar y el alineamiento automático con EE UU fuera el estado natural de las cosas y no su propio proyecto ideológico-político.
En Brasil, por ser la economía más fuerte de la región, se juega parte importante de la estabilidad política de nuestros países ante la posible fractura de la visión integracionista, quedando así la grieta abierta para que se filtre la Alianza del Pacífico. Recién hace dos días que los medios y consultoras opositores al gobierno brasileño –¿les suena?– daban a conocer que Dilma, con el fuerte apoyo en la campaña de Lula, comenzaba a despegar de su contrincante, Aecio Neves, un candidato que apunta contra el Mercosur.
El diario económico Valor, en su edición de ayer titulaba: "Ativos refletem avanzo de Dilma", es decir, conocida la ventaja electoral del PT en las encuestas, la Bolsa y los precios de los demás activos comenzaban a desplomarse, en clara mención a que "el mercado" votaba antes del domingo a favor de Neves. También parece que la devaluación del real no es una política cambiaria voluntaria del Banco Central Brasileño sino que es producto del "miedo" a un triunfo de Dilma.
A su vez, los economistas de ese país, ahora que su candidato parece no va a ganar, ya le marcan la cancha. "Creemos que la presidenta sabe que es preciso hacer algún ajuste fiscal para reconquistar parte de la confianza del sector privado –¿les suena?–", dijo Edwin Gutiérrez, de AAM Consultores.
Hace un año, Aecio le decía a La Nación que el Mercosur estaba anquilosado y, aunque algo de razón tiene, sus objetivos no serían despabilarlo. "Dudamos si la unión aduanera es aún el mejor camino. Tenemos que transformar el Mercosur en un área de libre comercio que permita a cada Estado-miembro firmar acuerdos comerciales con otros países", afirmaba. "En este sentido, la Alianza del Pacífico, constituida por México, Colombia, Perú y Chile, es un ejemplo ya de movilidad y dinamismo." Más claro que el color de la cachaça.
Por el otro carril, Lula le contestaba en plena campaña a una nota de la revista neoliberal The Economist: "¡Quién quiere un candidato de los banqueros!" "¡Quién quiere al FMI mandando aquí!" Tal vez, desde los años de utopías y desencantos de las guerras independentistas contra los realistas españoles y los "amigos" ingleses que no se había, dado como ahora, una alineación de planetas sudamericanos en el sentido de la unidad regional: ¿la vamos a dinamitar por rencillas comerciales o de cartel? No seamos giles, que los ingleses –como le dijo Mané Garrincha al DT brasileño en el Mundial de Suecia– también juegan.
TIEMPO ARGENTINO
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POR ESA RAZÓN PLANCFK ESTA CON DILMA

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