24 de octubre de 2014


Los integrantes del jurado no están en condiciones de votar

Cae el juicio político al fiscal Campagnoli

Sin veredicto del tribunal, el jury llegará formalmente a su fin y no podrá volver a ser juzgado por el mismo hecho.



El jury al fiscal penal de instrucción José María Campagnoli llegó formalmente a su fin. Sin destitución, sin sanciones. Cayó por su propio peso y quedó sepultado bajo el reglamento de funcionamiento del jurado del Ministerio Público.
Desde hoy, Campagnoli está plenamente ratificado en su cargo y, de hecho, desde hace casi cuatro meses está trabajando en la Fiscalía de Distrito de Saavedra en las mismas condiciones y situación que antes de ser suspendido.
Hoy es la fecha tope para que el tribunal pronuncie un veredicto, pero ello no ocurrirá. No puede ocurrir porque ninguno de los siete integrantes del jurado está en condiciones de votar. ¿Entonces? Todo parece indicar que habrá un simple trámite administrativo por el cual se archivará el expediente. Una certificación de que se vencieron los plazos máximos de seis meses para concluir el procedimiento, y al excederse ese tiempo sin veredicto automáticamente el expediente pasa al archivo. Para ello, sólo hace falta un papel de la Secretaría Administrativa del Jury.
Campagnoli quedará entonces definitivamente confirmado como fiscal. Y las causales de enjuiciamiento por las que fue suspendido, la supuesta extralimitación en una investigación para forzarla hacia el empresario kirchnerista Lázaro Báez, ya no asomarán en su horizonte como una amenaza para su continuidad. En el derecho argentino existe el principio "ne bis in idem": "Nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho."
La forma en que concluye el proceso contra Campagnoli demuestra la endeblez del sistema de juzgamiento de los fiscales. Porque el juicio político empezó y tuvo varias audiencias, pero horas antes del inicio de los alegatos, una integrante del tribunal, María Cristina Martínez Córdoba, representante de los defensores oficiales, pidió licencia por razones de salud y poco después renunció. Bastó ese hecho para que el procedimiento se cayera. En lo formal se termina hoy, pero hace meses que está muerto.
La salida de Martínez Córdoba planteó a los miembros restantes un dilema imposible de resolver con las pautas actuales. Paradojas de la situación, todos los encargados de juzgar a Campagnoli están recusados o autoinhibidos de actuar, mientras que el fiscal cuya conducta debían analizar está plenamente en funciones.
La resolución administrativa que ponga fin al jury es la salida menos oprobiosa que encontró el tribunal. Entre las múltiples alternativas que se barajaron figuraba que firmaran una resolución final los jurados que no podían hacerlo, que lo hicieran los suplentes que ni siquiera habían presenciado las audiencias que se celebraron, o que lo hicieran todos.
Porque en caso de que no hubiera un final formal para el jury, la defensa de Campagnoli, a cargo del ex juez del juicio a los comandantes de la última dictadura y ex ministro de Justicia de la Alianza, Ricardo Gil Lavedra, podría presentarse ante la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, instancia revisora de las decisiones del jurado de enjuiciamiento, para pedirle que ante la vacancia de juzgadores, asumiera la decisión de dar por terminado el proceso.
El papelón, en ese caso, hubiera sido aún peor.
Tiempo argentino

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