25 de enero de 2015

El libro que explica los éxitos económicos del kirchnerismo

Entrevista de Tiempo Argentino al economista Daniel Rodríguez Paz. El Autor del libro Con la Argentina al hombro repasa el gobierno de Néstor Kirchner desde sus medidas económicas.

¿Cómo clasificaría su libro Con la Argentina al hombro? 
–Es un libro de historia. Faltaba un libro de historia sobre el gobierno de Néstor Kirchner. Este no es un libro biográfico. 
–En el libro, el país –si pudiera ser un personaje– y Néstor Kirchner parecieran competir por el protagonismo.
–El libro trata de contar la historia integral del gobierno de Néstor pero empieza un poco antes, en el 2002, con el asesinato de Kostecki y Santillán y termina cuando él le entrega la banda a Cristina. Y vuelve para atrás: la crisis de 2001, lo que ocurre en el país en los '90, pero siempre en función de explicar la historia del gobierno de Néstor que era lo que estaba faltando.   
–Sin embargo el título es, digamos, más sentido que los datos duros que están en el cuerpo del libro. 
–Cuando terminé de escribir el libro y empecé a buscar el título, me di cuenta que Néstor Kirchner se puso la Argentina al hombro en la medida en que no todos los sectores estuvieron a la altura de las circunstancias. El establishment estaba en contra, el mundo estaba muy en contra de la quita del 70% de la deuda, las transformaciones que hace en la Corte Suprema las enfrenta solo, está amenazado casi inmediatamente por (Claudio) Escribano y el diario La Nación, muchos sectores sindicales tampoco están a la altura de las circunstancias. En definitiva, Néstor se pone la Argentina al hombro y poco a poco va construyendo el kirchenrismo y transformando, a través de la transversalidad, una base. 
–De esos sectores que nombra, ¿cuál fue el que más impacto le causó? 
–El movimiento social piquetero que con el kircherismo se parte en dos vertientes. Una muy importante que se incorpora al proyecto nacional, y otro grupo que se queda en el corte de calle permanente, a veces con un sentido más que razonable y otras no, por ejemplo cuando se corta una ruta por las maniobras que estaba haciendo la cuarta flota de Estados Unidos en el Caribe. Todo eso va dando paso a los que piden mano dura, porque el gobierno había tomado la decisión de no reprimir y atender las necesidades a través de la negociación. Los que cantaban en 2001 "Piquete y cacerola, la lucha es una sola" muy pronto empezaron a pedir mano dura contra los piqueteros. Lo mismo pasa con el sector industrial, con los empresarios y con el campo. 
–No están a la altura de las circunstancias. 
–Claro, porque después de la crisis de 2001, apenas se sienten bien, empiezan a pedir mano dura contra el pueblo. Incluso, los sectores  medios empobrecidos con el corralito. 
–Y el kirchnerismo "defrauda" a esos sectores. 
–El kirchnerismo se presenta como un contrapoder de los poderosos que están ocultos. Retoma la vieja consigna del peronismo "Deben ser los gorilas, deben ser", los que están ocultos son los dueños de la tierra, de los bancos, el sistema financiero internacional. El kirchenismo es el contrapoder que está en el gobierno y va contra los que ponen palos en la rueda a los que rápidamente se suma el poder de los medios concentrados. La Nación de entrada. 
–¿El sector de los medios es el que menos se llega a adecuar? 
–Pienso que los medios juegan como se juega internacionalmente. Como han jugado en Venezuela, en Brasil, Ecuador y en todos los países en los que aparece un gobierno popular. Si bien la confrontación con Clarín se desata en el gobierno de Cristina, en el de Néstor, aun antes de asumir, Escribano, el director de La Nación, le pone los puntos que debía adoptar su gobierno "para no durar un año". Y se ve que el diario, de entrada, apenas visualiza que es un gobierno peronista y popular, le empieza a jugar en contra. Demasiado pronto aparece un editorial de (Joaquín) Morales Solá titulado "Lagos o Chávez" que le pide a Néstor que se defina. ¿O va por Estados Unidos, que tiene este PBI, o va por Brasil? ¿O va a acordar con el FMI o va a hacer el ridículo de acordar la deuda externa de tal manera? Kirchner se define por un camino y obviamente La Nación está en contra. Lo mismo pasa con el campo. A Kirchner le hacen muchos paros. Todos, uno por uno, están detallados en el libro. 
–Muchas veces usa el verbo "interpretar" cuando habla de Néstor Kirchner. Como si lo colocara por fuera de la escena, como viendo la película completa. 
–Muchas veces se cataloga a Kirchner como un táctico, un "vivillo" de la política, que seguramente lo era, se dice que sabía jugar muy bien al truco de la política pero que el relato se escribe después. Sin embargo en el libro me preocupo por citar sus declaraciones, y las de Cristina que era senadora, donde ellos dicen lo que van a hacer. Hablan a grandes rasgos y estratégicamente de lo que van a hacer con las corporaciones, la deuda, con la Memoria Verdad y Justicia. Ellos lo dicen antes. Y cuando él llega a la Casa de Gobierno enseguida lo hace. Empieza a decir cosas que luego la gente ve que hace. 
–En un contexto político hiperdevaluado. 
–En 2001, los diputados y los senadores tenían que esconderse en los bares porque los perseguían por la calle. "El que depositó dólares va a recibir dólares" de Duhalde, "Minga que me voy a bajar del ballottage", de Menem en el programa de Mirtha. En medio de eso, aparece un tipo que dice y hace. La simbiosis con la gente fue muy rápida y Kirchner, que asumió con el 23%, en el  término de tres o cuatro meses, tenía el 70. Kirchner interpretó rápidamente que la gente quería que le dijeran la verdad. No le dio bolilla a las cosas superfluas, por ejemplo cómo hay que vestirse. Se puso a trabajar. La redistribución del ingreso significó realmente una redistribución es decir sacarle a uno para darle a otro. Y Néstor no se amilanó. Entendió lo que pasaba y se convirtió en un lider de referencia de amplias masas populares con un capital político enorme que le permitió no presentarse a la reelección y que se presentara Cristina en 2007 y ganara. 
–Y también fue intérprete en la cuestión regional.
–En el proceso de integración regional fue un componedor. Cuando hubo una diferencia severa entre Evo y Lula por la nacionalización del petroleo y el gas en Bolivia, el que intervino varias veces para solucionar esa tensión fue Néstor. Cuando hubo una contradicción severa entre Venezuela y Brasil porque el Senado brasileño no aprobaba la entrada de Venezuela en Mercosur, y Chávez los sopapea y los otros le contestan, es él el que interviene, llama a Lula y arregla el tema. Es decir que más allá de lo que decían los medios de que era un peleador, en América Latina, todos los presidentes lo consideran un componedor. Incluso después, cuando no era presidente, en la contradicción entre Colombia y Venezuela. No es casual que sea el primer presidente de la Unasur. Incluso con Chile cuando se quedaba sin gas y Bolivia no se lo quería mandar.  Él acuerda con Evo. 
–¿Cuál cree que es la primera medida que toma que lo define?
–La medida de desplazar a (Julio) Nazareno rápidamente de la Corte Suprema. Porque la Corte se había guardado una carta en la manga. Era obligar a devolver dólares a los que habían depositado dólares. Y lo deja en suspenso por 60 días. La Corte se guarda la carta como diciendo "yo te obligo a esto". Cuando Nazareno, apenas asumido Kirchner dice que no va a renunciar, con el puro en la boca, Kirchner toma la cadena nacional, lo acusa a Nazareno, lo intima, le dice que va a pedir un juicio político. En junio Nazareno está renunciado. Kirchner asumió con el 23% en mayo. A fines de junio, Nazareno no es más presidente de la Corte Suprema. Ahí se ve que a cada amenaza, sube la apuesta. Nunca retrocede, ni se achica. Y además, la contradicción la hace pública. No negocia entre bambalinas. 
–¿Y eso se convierte en un patrón? 
–Lo hace con Escribano. El director de La Nación fue en secreto y Néstor lo hizo público primero con Vertbisky en Página/12 y después cuando asumió como presidente. Es decir, hace jugar al pueblo y a la opinión pública y no hace acuerdos a escondidas. No viene para acordar con los poderosos sino para no dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada. La gente lo ve enseguida y la política que estaba totalmente devaluada, se coloca arriba de todo. 
–¿Y la más osada, la más jugada? 
–Para mí es poner la política por encima de la economía. El retoma el poder político y recupera el rol de presidente de la Nación. Nosotros  veníamos de De la Rúa, de Menem dejándose llevar por las multinacionales y los poderosos. Kirchner no hace nada de eso. Me parece que recuperar la política por encima de las corporaciones, algo que él y Cristina dicen antes de asumir, es muy importante. Así el kirchnerismo se convierte en el nombre de esta etapa del movimiento nacional. Luego hay un montón de medidas pero se inscriben dentro de ese paraguas que es la política como motor del movimiento nacional. Esas banderas le permiten hacer todo lo demás. 
–¿Lo conoció a Néstor? 
–Sí, brevemente. 
–Es interesante la recuperación del discurso en tiempo y espacio antes de los que otros señalan como la construcción del relato. ¿Puede citar un ejemplo? 
–En el 2002, por ejemplo, Néstor dice qué va a hacer con la negociación de la deuda y el FMI. Hoy parece sencillo pero en ese momento no lo era. Él dice cómo van a ser las cosas. 
–Eso contradice a los medios hegemónicos que hablan de "relato". 
–Sí, es que lo ponen como si fuera un atajador de penales y que después un constructor de relatos. Él fue un buen jugador, no hay dudas. Si no, no hubiera llegado a presidente de la Nación. Pero la política de transversalidad, de integración regional, la política de la quita de la deuda, todo está dicho antes. Lo que pasa es que en el barullo de 2001-2002, donde los políticos decían cualquier cosa, las frases pasaron desapercibidas. Pero si uno las toma hoy, efectivamente, se ve que todo lo venía diciendo. En el libro se demuestra otra cosa, que Kirchner subió en las encuestas independientemente de Duhalde. Reutemann renunció enseguida y De la Sota no subió nunca en las encuentras por nada del mundo. No había manera pero Kirchner seguía subiendo hasta que se instaló segundo. O sea que no es un producto de Duhalde aunque el acuerdo le vino muy bien. En el libro está documentado. Eso es lo que Duhalde nunca entendió hasta 2005 con la madre de todas las batallas. Ahí tampoco se dejó condicionar por el aparato de Duhalde cuando le dijo "Hay una sola lapicera y la tiene el presidente. Si no es así no hay acuerdo". Luego Cristina derrota a Chiche como senadora. 
–Y se abre el  libro de pases. 
–El aparato del PJ de la provincia de Buenos Aires se incorpora al kirchnerismo. Ahí el aparato se agranda, el kirchnerismo domina al peronismo y con los radicales K comienza la transversalidad. Se suman también sectores socialistas. Hay varios sectores que se incorporan desde distintas vertientes, como por ejemplo Tupac Amaru o ATE. Hay ejemplos como Julio Cobos o Gabriela Ocaña que reflejan la preocupación de Kirchner por la transversalidad. Muy avanzado su gobierno le ofreció a Binner que se incorporase. 
–Desde el punto de vista de la economía, ¿hay algún momento o alguna medida que pueda leerse como un error o un intento fracasado? 
–Sí porque no se trata de un libro tonto, panegírico. Hubo intentos fracasados. Primero, el kirchnerismo no se planteó de entrada nacionalizar empresas públicas que habían sido privatizadas en la época de Menem. Lo que se planteó fue incorporar capital nacional adentro de esas empresas. Por ejemplo, YPF con Eskenazi, los ferrocarriles donde incentivó la participación de varias figuras del capital nacional. En Aerolíneas Argentinas mantuvo negociaciones con Marsans para la incorporación de capital nacional. Kirchner entendía que la privatización de Menem se produjo también por un desquicio de las empresas públicas acompañado por la gente, porque los teléfonos eran un desastre, el gas era un desastre, los trenes eran un desastre. La idea no era volver de golpe a la nacionalización sino incorporar a las empresas capital nacional. Por ejemplo, la primera empresa que estuvo obligado a intervenir fue el correo. ¿Cómo lo hizo? Diciendo que en 180 días iba a ser nuevamente concesionada. 
–Cosa que no ocurrió.  
–La nacionalizó, funcionó bien y quedó así. Fueron varios fracasos. El primero fue la política ferroviaria. No pudo hacer andar bien los ferrocarriles. Luego se solucionó con Cristina y randazzo pero de 2003 a 2007 fue un fracaso. Con Aysa, con Aguas Argentinas, tardó muchísimo tratando de negociar con la empresa francesa dándole subsidios hasta que al final viajó a Francia y acordó con el presidente francés medidas para expropiarla. Siempre pensando en que el capital nacional iba a estar a la altura de las circunstancias. Si uno se fija bien, no son nacionalizadas al 100 por ciento. En el caso de YPF, el Estado tiene el 51% de la empresa. Es decir que el kirchnerismo sigue pensando en empresas mixtas con predominio del Estado, que es lo que está haciendo en Vaca Muerta. Otra cosa que veo como intento fracasado es la política de comercio exterior. hasta hoy, sigue monopolizado por cinco grandes cerealeras, tres de las cuales son norteamericanas. Ahí me parece que estamos por detrás del primer peronismo. En el año '52, en nacionalización estaba todo hecho. Pero fue tan grande la destrucción del neoliberalismo que hubo que retomar muchas banderas que eran victoriosas hace 60 años. 
 –¿Habrá libro de historia del gobierno de Cristina? 
–Ella al país le incorporó todo lo tecnológico con una visión más integral y moderna que tiene en un país que Kirchner le dejó de pie. Cristina le incorporó calidad, mucha calidad. Hoy no se ve porque ella está en el gobierno, pero cuando se estudie se verá. Ella incorpora Asignación Universal por Hijo, Matrimonio Igualitario, empieza a incorporar otra calidad de Nación moderna. Las reformas en la justicia, el Código Civil, el Procesal Penal. Kirchner no tenía tiempo para eso. Él tenía que hacer que la gente coma. Tenía 40% de desocupación, desnutrición infantil, ún país terrible. Había muchas monedas. En el libro aparece cuándo se recupera el Patacón, que fue cuatro años después. Néstor se pone el país al hombro y Cristina comienza con un país más sólido.
Infonews

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