2 de marzo de 2015

MEGA MENTE: EL INESPERADO BOOM DE LAS NEUROCIENCIAS

Las neurociencias están de moda y llegan al público masivo a través de best sellers y charlas con tintes de stand up. Sus principales difusores y el tenue límite con la autoayuda.
El cerebro es el nuevo océano, el nuevo espacio, el nuevo cielo. Si ya no hace falta sentarse en la playa a mirar el mar o el firmamento para tomar consciencia de los misterios que nos rodean, es porque en esta última década descubrimos una nueva dimensión. El siglo XXI hizo su entrada redirigiendo las luces sobre el mismo mecanismo que nos lleva a pensar por qué pensamos. Y ya nadie necesitó un espectáculo natural para sentirse abrumado por preguntas. En el colectivo, caminando por la calle o leyendo esta nota, la simple posibilidad de cuestionarnos nuestro funcionamiento mental puede ser tan estresante e intrigante como preguntarse a dónde termina el espacio. 
En este contexto, los neurocientíficos dieron un paso adelante y se convirtieron en los astronautas, exploradores y buzos de fondo del mar. Cual bitácoras de viajes, sus libros venden millones en todo el planeta y se permiten enredarse con algunos de los dilemas de más larga data de la humanidad. Y es que de ellos no sólo se espera información, datos y curiosidades. Se esperan también consejos con rigor científico, de aquellos que, al menos momentáneamente, se vuelven incuestionables y por eso mismo,   dan fe. 
Que la nueva religión será científica no es una afirmación nueva: hacia eso apunta la modernidad y su deseo ineludible de eliminar en absoluto la incertidumbre desde el momento de su nacimiento. Puede que en estos incuestionables best sellers se renueve la esperanza de apaciguamiento de la angustia a través de datos duros, interpretaciones sencillas y muchos, muchísimos tips. ¿Es la neurociencia la nueva autoayuda?
 
Neuroayuda. “Todo lo que hago y dejo de hacer, lo que pienso y dejo de pensar, lo que siento y dejo de sentir tiene que ver con el cerebro. Cuanto más lo conozca, mejor lo voy a usar”. Quien resume la promesa fundante de los best sellers de la neurociencia, es Estanislao Bachrach, autor de uno de los bestsellers del género de divulgación en nuestro país, “Ágilmente”. Bachrach no se sonroja al admitir que tanto científicos como los lectores, usan una misma brújula: el deseo de mejorar la vida.  En este punto, es dónde para él, ambos géneros se saludan y hasta pueden enriquecerse. “La autoayuda y la neurociencia van de la mano. La neurociencia es una disciplina que permite conocerme más, es lo mismo que la autoayuda, nada más que con un conocimiento científico detrás. Hay gente a la que le gusta eso y gente que prefiere ir a la iglesia, o charlar con su psicólogo”, explica con naturalidad. “Son todas distintas y todas complementarias, lo importante es cuál le gusta a cada uno, con cuál se siente identificado y cuál lo ayuda. No me parece que sea mejor la neurociencia, es distinta, pero tiene que ver con lo mismo: el autoconocimiento, saber cómo funcionás, por qué te pasan las cosas, qué querés hacer, cómo hacerlo”. 
A Diego Golombek, uno de los precursores de la divulgación científica en el país, la pregunta le causa cierta gracia. “A todo libro se le puede sacar consejos o ideas para aplicar en la vida cotidiana. Eso no quiere decir que pertenezcan al género de autoayuda”, diferencia. “La autoayuda exagera una necesidad genuina de la gente que busca respuestas a sus problemas. Pero acá trazaría una línea: es muy fácil discriminar los textos que tiene un basamento científico, fuentes autorizadas y autores con las credenciales adecuadas de los que se suben al tren de la moda del cerebro y ofrecen soluciones mágicas para todo”, advierte. 
 
El boom del cerebro. Las nuevas tecnologías y la rapidísima circulación de información que trajo aparejada la democratización de la web significaron al terreno de la neurociencia, un cambio sustancial: se estima que en los últimos veinte años, se aprendió del cerebro más que en todo el siglo XX. 
 
La posibilidad de escanear, medir ondas y visualizar y hasta entrar en contacto directo con este órgano, sin afectar sus funciones, permitieron, para empezar, que haya mucho más que decir respecto a él. Muchas de las cosas que hoy sabemos que comienzan a ser posibles como reemplazar algunas de sus partes por prótesis o grabar imágenes de sueños son tan difíciles de creer que generan en nosotros no sólo atracción, sino también esperanza. Mucha gente que no sabe como superar problemas como adicciones, estados anímicos complicados o fases de angustia, ve en esto una posible alternativa a aquello que no pueden manejar. 
 
“Como editorial, no pensamos en términos de autoayuda”, explica Silvia Itkin editora general en Ediciones Lado B. “Sin embargo, sabemos que a nuestro lector le seduce entender la aplicación de lo que le estamos contando”, afirma. En este sentido, la llegada de nuevas especialidades al terreno de la divulgación, como la especifiquísima psico-inmuno-neuro- endocrinología,  que explica la relación entre las emociones, las hormonas y el sistema de defensas, permite despertar conciencias sobre la interconexión del cuerpo humano. 

Nave madre.  “¿Cómo decidimos? ¿Qué recordamos y qué olvidamos? ¿Qué es la inteligencia? ¿Tenemos libre albedrío? Hasta hace algunas décadas, estas preguntas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban aisladamente” reflexiona Facundo Manes quien además de ser uno de los autores más vendidos, resulta ser una eminencia internacional en el tema. “En los últimos años, las neurociencias aparecieron como una nueva herramienta para intentar entender estos enigmas y miles de otros y esto sí representó una novedad. Podemos indagar cualquier cosa desde la óptica de la neurociencia”.   Gracias a este gran poder abacativo, el mismo Manes se convirtió en una suerte de figura estelar todo terreno. Hoy, sus charlas pueden hablar de sentimientos, de vínculos, de liderazgo y hasta de alimentación. Después de todo, el cerebro está relacionado con tantas cosas que las variables que lo influyen se vuelvan hasta inconmensurables. El sueño, nuestros vínculos, la alegría, las drogas, el amor, Manes es un todo terreno que cumple a la perfección el modelo de divulgador que buscamos en la era web; una persona sólida, con excelente capacidad comunicativa y prestigio avalado por el credo racional del método científico. Pero hay algo más: es también alguien a quien le podemos pedir buenos consejos.
 
Con la neurociencia no sólo nació un género literario. También un género oral: las conferencias científicas con tintes de stand up que terminan con diálogos y preguntas del público. La dimensión de showman de los científicos, antes estereotipados como nerds de laboratorio, los convierte ahora en nuevas rockstars, que no solo despiertan curiosidad, sino también vocaciones. 
 
“En mis charlas cuento el conocimiento, y doy herramientas que uso hace cinco años en distintos tipo de organizaciones; algunas funcionan y otras no, porque no son fórmulas mágicas, sino herramientas. Son actividades para cambiar cosas de la rutina, como establecerte objetivos de forma diferente, organizar distinto el día para rendir mejor”, explica. 
 
Aunque la neurociencia mantiene desde hace casi una década su lugar entre los best seller internacionales, y es hace la mitad, parte del panorama nacional, muchos predicen que no se trata de un fenómeno pasajero sino de una nueva manera de analizar la información. Queremos saber de tecnología, de celulares inteligentes, de aplicaciones que nos solucionan la vida. Queremos saber de la computadora mayor: el cerebro. 
 7D


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