25 de abril de 2015

 ALLANARON LAS VIVIENDAS DE LA MADRE Y DE LA HERMANA DE NISMAN

Tras la huella de la cuenta

Los procedimientos fueron ordenados por el juez Canicoba Corral en la investigación que lleva adelante por la cuenta no declarada que el fiscal tenía en Estados Unidos. También hubo procedimientos en el banco Merrill Lynch.
 Por Irina Hauser

Una seguidilla de allanamientos desplegó ayer la División Jurídico Contable Policía Federal en la casa de la madre de Alberto Nisman, Sara Garfunkel; en la de la hermana, Sandra Nisman, y en dos sedes porteñas del banco Merrill Lynch, como parte de la investigación sobre la cuenta que el fiscal tenía en Estados Unidos y que nunca declaró. Los procedimientos fueron ordenados por el juez Rodolfo Canicoba Corral, por impulso del fiscal Juan Pedro Zoni. El que se había dispuesto en la casa del informático Diego Lagomarsino se suspendió porque estaba mal la dirección en la orden judicial. Los agentes buscaban documentación vinculada con la cuenta de Nueva York, pero no encontraron nada. El expediente apunta a establecer presuntas maniobras de lavado de dinero,

Tanto Garfunkel, como su hija y Lagomarsino son cotitulares de la cuenta y en el pedido de allanamiento el fiscal Zoni precisó una imputación por posible lavado de dinero. Los domicilios revisados por el personal policial figuraban en la documentación sobre la cuenta que entregó a la fiscal Viviana Fein el informático, dueño del arma de la que salió el disparo que causó la muerte de Nisman. En un comienzo, la policía no encontró a nadie en las viviendas de Sara y Sandra, ambas en Belgrano. Cuando estaban por abrir con un cerrajero, llegó Sandra y pronto avisó a su madre también. Al departamento de esta última todo indica que llegaban los resúmenes de la cuenta de Estados Unidos, pero ayer no aparecieron ni esos papeles ni ninguna documentación vinculada.
Canicoba Corral había ordenado también incautar toda la información útil que hubiera en las oficinas de Merrill Lynch Sociedad de Bolsa, Merrill Lynch Argentina y Bank of America. Ayer fueron revisadas dos dependencias en la zona de Puerto Madero, pero todo lo que se halló en las computadoras es información referida a personas de existencia ideal, no personas físicas. El allanamiento en la casa de Lagomarsino, en Martínez, se suspendió por un error burocrático en el domicilio. De todos modos, su abogado, Maximiliano Rusconi, salió a quejarse: “Es una medida desproporcionada, sin ningún sentido, porque fue el propio Lagomarsino el que presentó la documentación referida a la cuenta”, dijo. El técnico, además, había denunciado que Nisman se quedaba con el cincuenta por ciento de su sueldo (cobraba 40 mil pesos) todos los meses.
En realidad, la revelación sobre la cuenta en Estados Unidos fue de Sandra Arroyo Salgado, en una declaración ante la fiscal Fein en la que contó que se lo había dicho su ex cuñada después de que el fiscal apareció sin vida. Según la versión de Sandra Nisman, que también brindó ante Fein, su hermano le había dejado un número de teléfono al que debían llamar en caso de que le pasara algo, con la aclaración de que lo que había allí era para sus hijas. La mujer relató que llamó tras el fallecimiento y dio con una sede de Merrill Lynch, le pidieron el usuario y la clave, pero no los sabía. Entonces le explicaron que quizá la tuviera Lagomarsino, que también figuraba. Por esto el joven presentó todo el material que tenía, en el que además admitió que había hecho al menos dos transferencias por 2500 dólares que, señaló, eran para pagar impuestos de un terreno en Uruguay.
El juzgado analiza otras posibles medidas y firmó la semana pasada exhortos para que Estados Unidos y Uruguay mandaran toda la información posible sobre cuentas, propiedades y movimientos patrimoniales de la madre y la hermana de Nisman y de Lagomarsino. Son trámites que suelen demorar semanas o meses. Cuando declaró en la fiscalía Sandra Nisman dijo que no sabía nada de la cuenta, ni cuánta plata tenía ni sus movimientos. Sólo que había firmado unos papeles para su hermano, quien le dio un número de teléfono por cualquier cosa, que fue donde llamó desde un locutorio que no recuerda cuál es, y así fue que se topó con el dato de que compartía cuenta con Lagomarsino. Sara dijo que ni siquiera sabía qué eran los papeles que había firmado, aunque imaginaba que podía ser una cuenta o un seguro.
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