11 de noviembre de 2016

“El dengue llegó para quedarse”

Un informe de un centro que depende de la UNLP y el Conicet señala que las altas temperaturas junto con las lluvias que se anticipan para este verano derivarán en una mayor presencia del Aedes aegypti. El riesgo de la provincia de Buenos Aires.
Una mayor presencia del mosquito Aedes aegypti, agente transmisor de los virus de dengue, zika, chikungunya, se espera para este verano, según una advertencia que formularon investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y recomendaron “mantener todas las medidas de prevención y ataque contra el insecto”. “El dengue llegó a la Argentina para quedarse”, aseguraron los científicos del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave), dependiente de la UNLP y el Conicet.
Juan José García, investigador del Cepave, explicó que las altas temperaturas junto con las lluvias que se anticipan para este verano “generan el ámbito ideal para que se desarrolle el vector y a esto se suma que durante las fiestas y vacaciones existe mucho tránsito de personas desde y hacia países limítrofes, donde la enfermedad está más arraigada y se incrementan las posibilidades de contraer el virus”.
A partir de los estudios realizados por el Cepave, se logró establecer que en la provincia de Buenos Aires el mayor incremento poblacional de Aedes aegypti se da entre los meses de diciembre y abril. “Es que Aedes aegypti cuenta con una adaptación natural que resulta clave a la hora de instrumentar mecanismos de control de la enfermedad”, dijo García.
Precisó que los huevos de esta especie de mosquito “tienen la capacidad de pasar largos períodos de latencia; es decir que no eclosionan hasta que la temperatura media del ambiente no supere los 17 grados centígrados” y añadió que “gracias a esta cualidad, los embriones pueden mantenerse con vida aun en lugares completamente secos a la espera de agua y calor”.
Contó que “si bien el dengue se había declarado erradicado de Argentina en 1963, desde 1989 la población del mosquito comenzó a expandirse de nuevo en la región y fueron detectados en la provincia de Buenos Aires y en la ciudad de La Plata en el año 1994”.
Desde el Cepave destacaron que “hasta ahora, el mejor mecanismo para controlar la enfermedad es la prevención y educación de la población respecto a medidas personales tales como destrucción de los criaderos y protección contra la picadura de mosquitos de actividad diurna, incluso el empleo de mosquiteros, ropas protectoras y repelentes, espirales”.
“En cuanto a los criaderos, lo común comprende recipientes naturales o artificiales en los que se deposita agua limpia, cerca o dentro de las viviendas, por ejemplo, neumáticos viejos y otros objetos como frascos, envases plásticos o floreros y la fumigación solamente es recomendada en los tratamientos focales donde ocurren casos de la enfermedad, para rápidamente reducir la densidad del vector y reducir el riesgo de dispersión del virus”, manifestó García.
Comentó que en los laboratorios de la UNLP “se desarrollaron investigaciones en búsqueda de mecanismos de control biológico para erradicar al mosquito y, especialmente, a las larvas, es decir, la utilización de enemigos naturales que permiten regular y controlar el crecimiento de las poblaciones de mosquitos”.
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