8 de noviembre de 2016

“En Jujuy se están perdiendo derechos”

En diálogo con Página/12, Peña describe la situación de desamparo y persecución que, desde la detención de Milagro Sala, atraviesan los organismos de derechos humanos y las organizaciones territoriales en la provincia gobernada por Gerardo Morales.
Inés Peña es una de las referentes del movimiento de derechos humanos de Jujuy. Presidenta de la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos de la provincia, fue además uno de los canales de la articulación de los organismos con las organizaciones territoriales de la Tupac Amaru que permitieron primero destrabar y luego avanzar con las causas de lesa humanidad en la provincia de Gerardo Morales y Carlos Blaquier. Sacudida por la muerte de dos militantes y activistas históricos de la región, Hugo Condorí y Mario Bosch, Inés habla del impacto de esas pérdidas en el presente político. “Estamos muy angustiados porque acá existe una situación de desamparo total. Hay un retroceso en las políticas de derechos humanos en el contexto de pérdidas de derechos que nos han costado tantas décadas recuperar.”
–Hace unas semanas, una coalición de organizaciones presentó un informe denunciando las políticas represivas de la provincia.
–Las pérdidas las notás en todos los campos. Por ejemplo, cuando mirás el ámbito sindical observás que en las últimas movilizaciones de la CTA la mayoría de los gremios se han unido para responder la visión que tiene el gobierno provincial. Cuando el Gobierno dice que acá está todo bien, eso es una mentira. Acá en Jujuy se están perdiendo derechos, especialmente los trabajadores más pobres, los precarizados, jamás he visto gente durmiendo en la calle como ahora. Pero también está el aumento de tarifas, los reclamos por el derecho a trabajar, la salud. Y a pesar de que la provincia es una de las más beneficiadas por la coparticipación, eso no se ve retribuido en políticas públicas. Acá hay una gran masa de gente que está en la pobreza extrema. Y hasta tenemos una serie de suicidios de policías y eso ¿qué significa?
–Hay denuncias de jóvenes perseguidos por la policía. Miedo entre los integrantes de la Tupac de salir a la calle con las remeras de la agrupación.
–La persecución a los dirigentes sociales es continua a partir de lo de Milagro. Hay muchas denuncias que no salen en los medios. Los barrios de la Tupac están totalmente devastados. Después de las ocho de la noche no sale nadie porque los chicos tienen miedo de la policía. Hay amedrentamiento con móviles recorriendo. Aparte del desprecio y la saña con la obra pública de la organización. Han destrozado con odio lo que hizo Milagro para la gente pobre. Pero también en asambleas de la CTA hay como seguimientos, persecución de los militantes populares.
–¿Cómo están los organismos de derechos humanos?
–Creo que como organismos tenemos miedo. Estamos totalmente desamparados. A pesar de que acá hay una Secretaría de Derechos Humanos que debe velar por los derechos de todas las personas, no existen políticas en esa dirección. Como dice el dicho, vienen por todo. Y no es una apreciación subjetiva. Además de los allanamientos a los integrantes de la Tupac, hay desalojos de gente pobre, de vendedores ambulantes, de los más perjudicados por las políticas de exclusión. Es decir, existe una batería de medidas de la mano de lo que llaman las leyes contravencionales, que es un código totalmente nefasto para quienes pedimos la protección de nuestros derechos. Usan el código para reprimir, con todo el acompañamiento de la Justicia adicta. Y esto que en algún momento denunciamos los organismos, ahora lo dice también la ONU.
–Para entender este presente, es necesario conocer también la articulación de los organismos de derechos humanos con las organizaciones territoriales.
–El proceso de articulación comenzó hace muchos años, con la pérdida del derecho a la verdad de familiares y víctimas de la dictadura por la lentitud de las causas de lesa humanidad. Hubo un apoyo multitudinario de las organizaciones para nuestros reclamos de justicia. La verdad es que aquí se condenó a los genocidas en el marco de un camino que hizo suyo la organización. ¡Nosotros logramos muchas de las cosas por la movilización y por estar en las calles!
–Era un pueblo entero en las calles. ¿Que significó para ustedes aprender a estar tantas horas, al sol y en zapatillas? ¿Qué se aprehende de esa práctica?
–Como organismos teníamos entrenamiento en la gestión, los comunicados, los documentos de repudio. Pero a partir de la articulación con las organizaciones empezamos a estar en las calles. En los lugares de conflicto. Esto ha sido un cambio cualitativo para nosotros, de percepción y también de visión sobre las problemáticas sociales que existen en la provincia. Es decir, esa práctica popular también nos ayudó a pensar estrategias para nuestros propios compromisos con la memoria, la verdad y la justicia.
–En enero mientras estaban en el acampe, ¿ustedes buscaron caminos de diálogo alternativos como hizo la organización?
–Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para destrabar el conflicto. Nos juntamos con el obispo en varias entrevistas y le pedimos que intercediera ante el gobernador. Después, el obispo tenía programado un viaje a Roma para hablar con el Santo Padre. A través suyo mandamos una carta al Papa. Pedimos que le cuente lo que estaba pasando. Pero también mandamos cartas al gobernador porque sabíamos las consecuencias que iba a traer esta situación de no diálogo. Pero el gobernador jamás contestó. También escribimos a la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia. Tampoco contestó. También articulamos con otros espacios. Comenzó a llegar gente a Jujuy. Presentamos la primera denuncia al CELS, a la APDH, a Andhes que denunciaron la situación ante los organismos internacionales. Estábamos atemorizados. Ya discutíamos los pros y contras del acampe. Veíamos venir lo que sucedió, preveíamos que se abría una política nefasta porque había una campaña de persecución mediática sobre Milagro. Una hora después de la detención, estuvimos en la celda. Más tarde denunciamos las condiciones infrahumanas de detención. Y ahora seguimos buscando todo tipo de apoyo para liberarla.
–Hablás de las cartas: parece el mismo camino que hicieron durante la dictadura.
–Sí. Volvimos a la época de andar mandando cartas, el momento en el que no sabíamos el destino de nuestros familiares. Jamás tuvimos con este gobierno una respuesta. Y como entonces, incluso hoy, tememos por nuestra integridad física. Realmente creo que son capaces de cualquier cosa, por eso nuestra preocupación. Por eso, como te digo, la total angustia y zozobra, el desamparo completo que sentimos en esta provincia.
–Fue importante la decisión de la ONU. Pero también dijiste en estos días que estás segura de que Morales no va a cumplir.
–Por experiencia y por cómo conocemos la provincia, creo que existe una cuestión personal de total encono. Hay mucha irracionalidad contra la figura de Milagro. Nosotros escuchamos decir a Morales en los medios que no la va a liberar, por cierto ignorando las competencias y la división de poderes. Pero eso es así: él tiene la suma del poder político y de policía. Por eso dije estos días que es una gran pérdida la muerte del Coya Condorí, porque era uno de los que salía a repudiar al gobierno.
–¿Por qué esta posición de Morales?
–Creo que así es el neoliberalismo. De eso se trata. Acá el pueblo se ha equivocado, le han vendido estrellitas de colores. Creo que la cuestión mediática tuvo gran éxito en esa contribución.
–¿Qué esperan ahora?
–Así como reclamamos pacientemente durante 40 años, denunciando y visibilizando lo que nos pasó para sentar en el banquillo a los represores, ahora creemos y esperamos que todas los que están conculcando derechos también irán al banquillo. De eso estamos totalmente seguras.
Pagina 12

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