Los consultores están todos de acuerdo en que es muy difícil hacer un diagnóstico de cara a las elecciones legislativas de este año. Básicamente porque falta saber si habrá una polarización entre el peronismo-kirchnerismo y Cambiemos, en cuyo caso el perjudicado sería el Frente Renovador. O si no existirá tal polarización y el electorado se repartirá en tres tercios. O si Cambiemos, por la crisis, quedará atrás. En principio el peronismo tiene el problema de que no se sabe si habrá convergencia entre el kirchnerismo y el no-kirchnerismo. Cambiemos tiene el problema de que no cuenta con candidatos reconocidos para la provincia de Buenos Aires, el principal distrito. Y el Frente Renovador afronta la dificultad, además del peligro de la polarización, de que no está claro si su perfil es la de “opositor responsable” o alternativa al gobierno. 
“La situación electoral es un tema muy lejano para la población –afirma Hugo Haime–. Hoy, independientemente de a quien haya votado, está preocupada, angustiada y llena de incertidumbre. Así como la aprobación presidencial a nivel nacional se ubica en los 36,5 por ciento, en el caso de la provincia de Buenos Aires dicha aprobación no supera los 35 puntos. Claro que allí el gobierno cuenta con la dirigente que mejor mide en todo el país, la gobernadora María Eugenia Vidal. Medido a nivel nacional hoy solo un 27 por ciento de los entrevistados declaran que votarían por candidatos del oficialismo para fortalecer al gobierno. En el caso de la provincia de Buenos Aires dicho número es algo menor. Lo interesante del fenómeno, tanto en el nivel nacional como en el provincial, es que mientras el gobierno busca polarizar todo el tiempo con el kirchnerismo, intentado recrear el escenario de segunda vuelta de 2015, hoy por hoy los números no lo acompañan. En la provincia de Buenos Aires medidos por formula   CFK/Scioli vs Massa/Stolbizer vs Carrió/Jorge Macri, registramos la última semana una situación de empate técnico entre la dos primeras, mientras los candidatos del gobierno aparecen relegados. Es que la caída de las expectativas y la angustia económica solo se revierten con acciones concretas después de más de un año de gobierno”.
“El panorama electoral se presenta muy disímil entre los distintos distritos –sostiene Federico Aurelio–. Como viene sucediendo en las últimas elecciones legislativas los ojos van a estar puestos en la elección de la provincia de Buenos Aires. La existencia de tres fuerzas políticas con buen caudal electoral –el Frente Cambiemos, el Frente Para la Victoria y el Frente Renovador–, proyecta un ganador electoral con menos del 40 por ciento de los votos. Esta circunstancia hace que las tres fuerzas políticas están en carrera por distintos factores. El Frente Cambiemos, a pesar de estar transitando momentos de valoración negativa de la gestión de gobierno, pretenderá plebiscitar la gestión con el empuje de la gobernadora Vidal y se esforzará por mostrar lo más rápido posible signos de recuperación de la situación económica. El FPV, con la base de tener un piso electoral muy relevante, diseñará una estrategia electoral que le permita el triunfo a pesar de tener un techo de crecimiento. Por último, el Frente Renovador de Sergio Massa sabe que va a ser el principal destinatario de los votantes que si bien están desencantados con el oficialismo, no quieren que vuelva el kirchnerismo”.
Manuel Mora y Araujo coincide en que “el panorama electoral es incierto. Por un lado, el gobierno enfrenta las dificultades mencionadas. Por el lado de las fuerzas opositoras, el peronismo parece ansioso por encontrar elementos unificadores, pero no lo está logrando. El radicalismo parece ansioso por tener más protagonismo en el gobierno, y tampoco lo está logrando. El Frente Renovador zigzaguea entre actuar como fuerza responsable o como fuerza opositora, y no parece cosechar mayores beneficios. Por todo eso, es imposible anticipar cuál va a ser el clima de opinión predominante dentro de unos meses. De nuevo, oportunidad de protagonismo para las encuestas...”.
“Para el gobierno las chances electorales se vinculan con tres factores –analiza Eduardo Fidanza–: la evolución de la situación económica, el nivel de consenso al interior del peronismo y la calidad de los candidatos propios. Respecto de la economía, se sabe que la recuperación será lenta y acaso no sea suficiente para darle al oficialismo el impulso que necesita. Por eso, hay que estar muy atentos a los otros factores, que son políticos. El peronismo se presentará dividido, lo que disminuye sus posibilidades, porque repartirá el voto. Falta dilucidar qué ocurrirá con los candidatos del gobierno. A priori se sabe una cosa: el PRO no tiene figuras relevantes en el principal distrito, la provincia de Buenos Aires. Si el planteo es desde Cambiemos, por el contrario, la candidata más lógica es Elisa Carrió, que está afianzada como uno de los cinco dirigentes mejor evaluados del país. Tal vez la solución de ese vacío sea clave”. 
La mirada de Artemio López es categórica. “Mauricio Macri, el representante nítido del proyecto neoliberal en su tercer ciclo de despliegue en el país con los efectos sociales y productivos ya señalados, y enfrente el liderazgo de Cristina Kirchner antagonista absoluta del modelo macrista y representante del modelo popular/democrático que signara 12 años de trasformaciones socioeconómicas, las más importantes desde mediados del siglo pasado. Dos modelos incompatibles, que mantienen un fuerte estado de antagonismo y polarización en la opinión publica, antagonismo parcialmente traducido a nivel dirigencial que en el caso de un sector de la oposición le ha brindado todas las leyes centrales que demandara Macri, logrando mayores niveles de acuerdo con el gobierno neoliberal que lo que sus votantes admiten. De ahí el desgaste que impacta de manera creciente sobre figuras opositoras Macri friendly. Dos proyectos incompatibles, dos liderazgos excluyentes a nivel nacional : Macri o Cristina”
Analía Del Franco considera que la situación es incierta. “Como no está en juego el Ejecutivo, el electorado se siente con más libertad para dar sustos o castigar si el rumbo del gobierno no es del todo satisfactorio. A modo de ejemplo en la provincia de Buenos Aires, un 54 por ciento del electorado prefiere votar para que en el Congreso haya más control al gobierno nacional, un 26 por ciento para que el gobierno tenga más apoyo y un 20 por ciento aún no lo tiene definido. El tema es que ese 54 por ciento, a priori opositor, se divide en varios espacios políticos”. 
“El paisaje electoral aún no asoma en el horizonte de la opinión pública –señala Ignacio Ramírez–, con lo cual solo se pueden balbucear consideraciones muy preliminares con formato de incógnitas. ¿En qué lugar del mercado electoral terminará estacionando el zigzagueante Frente Renovador? El massismo tiene un escenario incómodo ya que puede quedar centrifugado por la polarización entre el oficialismo y la oposición peronista-kirchnerista. En relación al peronismo y al kirchnerismo, habrá que ver si consiguen consolidar un camino de confluencia, en cuyo caso ocuparán sin dudas el centro de gravedad de los votos opositores, o por el contrario se produce una diáspora de tribus y dirigentes favoreciendo la dispersión del voto opositor. En relación al oficialismo, ha logrado fidelizar una base de apoyo electoral interesante, pero enfrenta el desafío de articular un nuevo relato electoral; el “anti-kirchnerismo” sirvió para el balottage 2015 pero ahora no alcanza como motivación electoral. En síntesis, a nadie le sobra nada: la suerte del Frente Renovador dependerá de sus postergadas definiciones ideológicas, la suerte del oficialismo dependerá de sus, aún sin mostrar, credenciales de gestión y la suerte del peronismo-kirchnerista dependerá de su capacidad, o de su incapacidad, de construcción política”.   
“Comenzado 2017 –evalúa Fernando Zack– las elecciones legislativas de medio término que tendrán lugar en Octubre próximo, serán una gran oportunidad para que la ciudadanía pueda manifestar su opinión respecto de lo hecho por Macri. El gobierno nacional estará ante el desafío de defender dos años de gestión y pedirle a los votantes que les permitan profundizar lo hecho que, hasta el momento, que ha exigido múltiples sacrificios a cambio de promesas de mejoras que tardan en llegar. Pero el mayor desafío lo tienen los sectores de la oposición. Las elecciones de medio término suelen ser esquivas a los oficialismos y terreno fértil para propuestas alternativas. De hecho, desde 2005 que ningún gobierno en ejercicio logra vencer en las elecciones legislativas de mitad de mandato. No obstante, vale decir que la dirigencia opositora cometerá un error si pretende enfrentar a Cambiemos legitimándose en logros de gestiones pasadas. Ninguna coalición podrá capitalizar la erosión en los apoyos a Cambiemos a menos que logre interpelar a la ciudadanía con un proyecto de país que proponga un mejor futuro”.
Para Ricardo Rouvier “el escenario preelectoral está determinado por la incertidumbre sobre las candidaturas, y se destaca el alineamiento o realineamiento del peronismo, sobre todo en el principal distrito. Allí hay presión para ir con varias listas a las PASO o en su defecto configurar una lista única con la dirección, y tal vez la candidatura, de CFK. Se tensa la cuerda entre un oficialismo en el territorio bonaerense que cabalgue sobre la imagen de Vidal y, por otro lado, la caída de la popularidad presidencial. Hay preocupación en el gobierno provincial de que lo que ocurra en Plaza de Mayo llegue a La Plata. Además, el Frente Renovador intenta un perfil diferenciado y meterse en la competencia entre el gobierno y la oposición. El oficialismo y la oposición van a examen. La situación socioeconómica será uno de los factores para influir en la decisión del ciudadano, pero no va a ser el único. También incidirá el atractivo, y convicción que provoquen los candidatos del oficialismo y de la oposición. Es decir, como siempre: intereses y valores estarán en juego”.
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