10 de julio de 2018

Independencia
Por Luis Bruschtein

La política discurre como el agua, por los espacios que va dejando el adversario. Cuando ser oposición es ir a cantar el himno en las fechas patrias, está diciendo implícitamente que el oficialismo abandonó esos espacios que normalmente han sido compartidos por oposición y oficialismo. Está diciendo también que no le interesan esas conmemoraciones de masas como al gobierno anterior, ni concibe al himno o a los símbolos de la Nación como parte de su concepto de identidad. Es lo que pasó el 25 de Mayo y el 9 de Julio que, a falta de convocatoria oficial, la hubo de los movimientos sociales y agrupaciones políticas de oposición.
En los dos casos se trata de fechas que tienen que ver con la independencia. Y en ambos, las consignas fueron contra la vuelta de la Argentina al FMI de la mano del gobierno radical-pro de Cambiemos. Para las convocatorias populares de estas fechas, los acuerdos con el FMI cancelan la soberanía económica del país. Como acto de disidencia y crítica, la oposición reafirma la identidad nacional: canta el himno y se moviliza con la bandera argentina, propone un horizonte de identidad y comunidad, frente a lo que denuncia como entrega de esa independencia por parte del gobierno. A su vez, el gobierno elude esa imagen de comunidad-Nación y prefiere el discurso meritocrático, individualista y emprendedorista, como lo señaló Mauricio Macri en las pocas palabras que pronunció en Tucumán.
La convocatoria a la 9 de Julio fue masiva como lo muestran las diferentes tomas fotográficas. No fue tan grande, quizás, como la del 25 de Mayo, pero al igual que en esa oportunidad, hubo gran cantidad de manifestantes no encolumnados, esta vez las representaciones gremiales fueron menos importantes y los movimientos territoriales de trabajadores desocupados instalaron una feria a lo largo de la avenida con sus productos. Constituyen la paradoja del emprendedorismo individualista de la falsa prosperidad oficialista. Ellos son los emprendedores reales que necesitan completar una entrada familiar para poder comer apenas dignamente. Pero aún esa actividad individual requiere la asociación con sus iguales y una realización colectiva.
Desde que asumió, Macri no convocó ni asistió a la conmemoración popular de una fecha histórica. Siempre encontró una excusa para zafar. El 20 de junio pasado no fue a Rosario como hacen históricamente los presidentes porque tenía miedo de que lo escracharan. Y lo mismo quiso hacer ahora en Tucumán, donde le aseguraron que tomarían todas las medidas necesarias para garantizar su tranquilidad. Y así fue, los manifestantes que trataron de llegar a la Casa de Tucumán fueron detenidos varias cuadras antes, donde soltaron cientos de globos negros en señal de protesta contra el gobierno de Cambiemos.
Igual se las arregló para llegar tarde y no asistir al discurso del gobernador Juan Manzur ni al Tedeum. Llevó bastón y banda presidencial para decir algunas palabras en un lugar cerrado. Fue la contracara del inmenso acto que se efectuaba en la avenida 9 de Julio, entre las avenidas Belgrano e Independencia. Pantalla 1: Decenas de miles de personas con banderas argentinas y cantando el himno. Pantalla 2: Un presidente con bastón y banda. Pantalla 1: Decenas de miles en las calles con los símbolos de la Nación. Pantalla 2: Un presidente encerrado con los símbolos del mando. Pantalla 1: Decenas de miles para criticar las exigencias de ajuste salvaje del FMI. Pantalla 2: Un presidente que acepta esas exigencias contra su ciudadanía por parte de un organismo financiero internacional.
Un grupo avanza entre la muchedumbre llevando un ataúd que dice: “Trabajo Digno Q.E.P.D.” Lo llevan de las manijas dos obreros, una maestra, un científico. Otro de levita y galera los hace avanzar a latigazos, lleva un cartelito que lo identifica como “FMI”. Otro disfrazado de gorila con un mono amarillo lleva un cartel que dice: “Gracias Macri por la lluvia de inversiones” y lleva un paraguas del que cuelgan billetes como gotas. También son emprendedores. Son los emprendedores que sobreviven a las políticas del macrismo que los empuja a todos a la informalidad y la marginalidad.
Se escucha por los altavoces un saludo del presidente de la única economía de la región que crece a más de cuatro puntos del PBI, la más exitosa del continente. El mensaje es duro contra el neoliberalismo. La muchedumbre se enfervoriza y empieza “Oé, Oé, Evooo, Evooo”. El presidente boliviano, detestado por los monjes negros del neoliberalismo, despreciado por Ceos de las grandes empresas y por la clase blanca urbana que sostiene a Cambiemos, es el único que puede exhibir progreso económico frente al desastre que provocaron estos empresarios en Argentina.
9 de Julio y 25 de Mayo se conmemoraron en las calles este año y con actos populares y opositores. No hubo disputa por los espacios físicos ni simbólicos. A Cambiemos no le interesa movilizar, ni profundizar identidad ni historia. No construyen Nación, sino todo lo contrario.
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