Los estudiantes chilenos volvieron a ser reprimidos
Publicado el 14 de Octubre de 2011
Gases lacrimógenos, bastonazos y los potentes chorros de agua de los camiones hidrantes de los carabineros volvieron a ser ayer los argumentos que les ofreció el gobierno de Sebastián Piñera a los estudiantes secundarios chilenos que intentaban manifestar en demanda de la gratuidad de la educación. Ante la mirada displicente de una población que, sin embargo, en un 90% dice apoyar la plataforma de lucha de los estudiantes y los docentes, la policía militarizada concluyó su faena con la detención de al menos 40 jóvenes. Los “disturbios”, como los define la versión oficial, la “represión”, como la denominan los estudiantes, ocurrieron cuando los manifestantes empezaban a reunirse en la plaza Italia, a unas diez cuadras de La Moneda, sede del Ejecutivo.
Mientras los carabineros arremetían contra los jóvenes, el ministro de Educación, Felipe Bulnes, decía que en toda sociedad democrática las cosas se resuelven hablando, y acusaba a los gremios estudiantiles por haberse retirado del diálogo en el que el gobierno dijo estar dispuesto a atender parcialmente el petitorio de gratuidad. En la frustrada reunión de las partes, Bulnes dijo que el gobierno podría acceder a la educación gratuita del 60% más vulnerable de los estudiantes. Las federaciones de secundarios y universitarios sostienen que sólo el 5% de los jóvenes puede costearse la educación, mientras que el resto, para llegar a obtener un título profesional, debe “endeudarse e hipotecar su futuro por al menos durante 20 años”.
Ayer, antes de empezar con la tarea represiva, los carabineros anunciaron que la manifestación no estaba autorizada y, de inmediato, empezaron a lanzar los gases. Los estudiantes repelieron con piedras y se desconcentraron en distintas direcciones, lo que facilitó el accionar policial. La represión se centró contra un grupo que se atrincheró en las afueras de la sede de la universidad estatal.
Después de amonestar a los jóvenes y convocarlos a “defender la democracia”, Bulnes presidió un acto en el que presentó a un grupo de expertos a los que se encargó elaborar propuestas sobre el financiamiento. Los once especialistas de la comisión deben redactar, en un plazo no mayor de cuatro meses, una propuesta sobre becas y créditos. Los estudiantes sostienen que una reforma tributaria con la que se recauden 1800 millones de dólares anuales financiaría la gratuidad. El gobierno rechaza esa idea, apoyada por la oposición.
Los universitarios reivindican desde hace casi cinco meses la gratuidad de la educación y el fin de las políticas de lucro en los establecimientos que reciben aportes estatales, y los secundarios piden que se ponga término a la gestión de los colegios por parte de las autoridades municipales.
Mientras los carabineros arremetían contra los jóvenes, el ministro de Educación, Felipe Bulnes, decía que en toda sociedad democrática las cosas se resuelven hablando, y acusaba a los gremios estudiantiles por haberse retirado del diálogo en el que el gobierno dijo estar dispuesto a atender parcialmente el petitorio de gratuidad. En la frustrada reunión de las partes, Bulnes dijo que el gobierno podría acceder a la educación gratuita del 60% más vulnerable de los estudiantes. Las federaciones de secundarios y universitarios sostienen que sólo el 5% de los jóvenes puede costearse la educación, mientras que el resto, para llegar a obtener un título profesional, debe “endeudarse e hipotecar su futuro por al menos durante 20 años”.
Ayer, antes de empezar con la tarea represiva, los carabineros anunciaron que la manifestación no estaba autorizada y, de inmediato, empezaron a lanzar los gases. Los estudiantes repelieron con piedras y se desconcentraron en distintas direcciones, lo que facilitó el accionar policial. La represión se centró contra un grupo que se atrincheró en las afueras de la sede de la universidad estatal.
Después de amonestar a los jóvenes y convocarlos a “defender la democracia”, Bulnes presidió un acto en el que presentó a un grupo de expertos a los que se encargó elaborar propuestas sobre el financiamiento. Los once especialistas de la comisión deben redactar, en un plazo no mayor de cuatro meses, una propuesta sobre becas y créditos. Los estudiantes sostienen que una reforma tributaria con la que se recauden 1800 millones de dólares anuales financiaría la gratuidad. El gobierno rechaza esa idea, apoyada por la oposición.
Los universitarios reivindican desde hace casi cinco meses la gratuidad de la educación y el fin de las políticas de lucro en los establecimientos que reciben aportes estatales, y los secundarios piden que se ponga término a la gestión de los colegios por parte de las autoridades municipales.
Tiempo argentino
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