17 de septiembre de 2014

Estados unidos rompió el silencio


Estados unidos rompió el silencio
Foto: AP
La pirotecnia discursiva entre Buenos Aires y Washington volvió a resplandecer en los medios argentinos con declaraciones sonoras, advertencias veladas y señalamientos diplomáticos que la Casa Rosada puede tolerar en reserva, pero nunca a través de la prensa. Como si fuera una pieza de relojería, la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires rompió el silencio y se lanzó a hablar del default selectivo argentino cuando la sociedad norteamericana afronta el primer día de un nuevo ataque militar sobre Irak contra la organización terrorista Estado Islámico. Con el inicio de esta nueva acción bélica y a 45 días de una elección de medio término en todo el país, el caso argentino, si alguna vez lo hizo, difícilmente llegue a conmover a la opinión pública norteamericana, aunque el reclamo que disparó el embajador interino Kevin Sullivan para que la Argentina salga del default confirma que la Casa Blanca está dispuesta a presionar por todos los medios posibles para evitar que las Naciones Unidas y los tribunales internacionales de La Haya se transformen en una instancia de resolución del litigio que mantiene la Argentina con los fondos buitre en el estrado neoyorkino del juez local Thomas Griesa.
Aunque la administración del presidente Barack Obama repite en público sus cuestionamientos contra los holdouts, la nueva incursión discursiva de Sullivan con el diario Clarín arroja señales preocupantes, porque a pesar de las enormes diferencias que atraviesan al Departamento de Estado en Washington para abordar el caso argentino, considerado por varios funcionarios como un hecho "muy nuevo", lo cierto es que las aseveraciones del diplomático estadounidense confirman que la Casa Blanca no aceptará cambios de jurisdicción y que, finalmente, pasará del silencio ante la evolución judicial del caso en Nueva York al reclamo público para que la Argentina acepte las polémicas condiciones que impone el juez Griesa y ceda ante una maniobra especulativa monumental que la administración demócrata dice repudiar en público.
¿Se habrán zanjado finalmente las discusiones internas entre el aparato diplomático norteamericano, el Departamento del Tesoro y otras áreas de la Casa Blanca a favor de los holdouts? Algunos en Washington le echan la culpa a la nueva estrategia multilateral de la Argentina, otros sostienen que nada ha pasado y en Buenos Aires, los voceros diplomáticos de bandera estrellada adoptaron un total silencio de radio luego del reto del canciller Héctor Timerman a Sullivan. Es que a pesar de la guerra, y de las elecciones para renovar el Capitolio, el escenario neoyorkino de la próxima Asamblea de Naciones Unidas podría dar a luz un duro repudio multilateral contra los Estados Unidos en su propia casa, y con el irritante apoyo para la Casa Blanca de China, Rusia y una importante lista de países, entre ellos, el influyente Estado del Vaticano que, a pesar de sus titubeos, ya cuestionó directamente la nueva aventura bélica en Irak.
El State Dept advierte "en on" que los cuatro principales mercados de capitales del mundo, como Estados Unidos (Nueva York), Gran Bretaña (Londres), Alemania (Frankfurt) y Japón (Tokio), se niegan terminantemente a digerir una instancia en Naciones Unidas, pero la señal multilateral que impulsa la Argentina podría potenciar el desprestigio que ya afrontan esas cuatro plazas, y especialmente Nueva York, gracias al poder de los holdouts. No sería el único cuestionamiento que deberá afrontar la Casa Blanca en esta Asamblea de la ONU. También vendrá acompañada por otro duro repudio contra la nueva aventura guerrerista que muchos diplomáticos destacados en esta capital consideran más vinculada a responder a la coyuntura electoral interna que aqueja a los demócratas frente a los republicanos que a una amenaza concreta y comprobada de un peligro global. Sin embargo, ese análisis no llega a los medios norteamericanos que ya venían anticipando sin fecha ni precisión la inminencia de los ataques aéreos en el otro lado del planeta.
Bien lejos de esta trama, la embajada porteña sigue reiterando, desde hace más de un año, que espera las señales definitivas del senado norteamericano para que Noah Mamet llegue a Buenos Aires y asuma, de una vez por todas, el destino que le encomendó Obama. Es uno de los 25 embajadores que varios analistas de este país consideran como "faltos de idoneidad" para llevar adelante las relaciones exteriores de los Estados Unidos. Como si fuera parte de un culebrón, nadie se anima a confirmar ahora un arribo concreto de Mamet en los próximos meses, menos ahora que las relaciones entre ambos países volvieron a tensarse en manos de un representante que lleva una década en Buenos Aires, sin necesidad alguna de otro jefe político. Los tiempos parecen haber cambiado, el mundo se encamina a otra guerra y la administración Obama, más allá de sus repudios públicos, acaba de dar un nuevo paso que parece avalar al peor actor de Wall Street. A cualquier costo.

Tiempo argentino

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