21 de diciembre de 2014

Rusia, amenazada por un acuerdo entre Estados Unidos y Arabia Saudita

El oro negro, otra vez en el centro de "El gran juego". El actual precio del petróleo compromete la viablidad económica en la extracción de hidrocarburos no convencionales y la política de autoabastecimiento norteamericana. Sin embargo el gobierno de Obama deja correr la política de la OPEP.

La caída del precio del petróleo a nivel mundial tiene varias aristas y múltiples damnificados. También benficiarios directos e indirectos. Incluso aquellos que, como los Estados Unidos, se verían damnificados a corto plazo pero que especulan con beneficiarse políticamente y recoger los frutos a largo plazo. 
Según consignó Tiempo Argentino, en la última semana, cuando el barril llegó a ubicarse por debajo de los 55 dólares, el fenómeno produjo una fuerte devaluación de la moneda rusa, el rublo, que puso de relieve la dependencia de su economía a la exportación de ese commodity en especial y, en definitiva, el deterioro persistente del conjunto de su estructura productiva.
ESTRUCTURA DEPENDIENTE. Es que el petróleo y el gas representan casi el 70% de las exportaciones de ese país, a través de las cuales debe financiar importaciones de otros bienes de consumo esenciales para la población así como el sostenimiento del gasto público y la importación de bienes de capital. De hecho casi el 20% de sus importaciones se explican por artículos alimenticios elaborados y materias primas de la agricultura, otro 20% se explica por productos químicos y un 42% en concepto de maquinarias y equipos para la industria. 
Las exportaciones de hidrocarburos implican una cifra anual estimada en 530 mil millones de dólares que ingresan al país. 
La crisis financiera y de pagos que podría afrontar el país como resultado del derrumbe de los precios ya llevó al Banco Central de Rusia a pronosticar una fuga de capitales por un monto de 100 mil millones de dólares durante este año y el próximo. Por eso, el presidente Vladimir Putin había prometido a principios de este mes un congelamiento de impuestos y una amnistía  para los empresarios que trasladen sus fondos off shore a banco rusos.
El Banco Central advirtió también que, si los precios del petróleo no se modifican, la economía rusa sufrirá un retroceso del 4,8% del PBI durante 2015. 
Según una estimación del Fondo Monetario Internacional, de hecho, sin el ingreso de esos recursos, el país se verá obligado a incurrir en un endeudamiento anual del 10% de su PBI. Una situación a todas luces insostenible en el tiempo. 
Es por eso que la naciente crisis ha llevado a diversos economistas a rememorar el default ruso de 1998.
En aquel entonces el FMI orquestó un monumental rescate de la economía rusa que, de cualquier forma, se reveló incapaz de evitar el default del país ocurrido apenas un mes después en lo que fue la antesala y el antencedente de lo que ocurriría en nuestro país tres años después con el blindaje y el megacanje, que sólo sirvieron para financiar la masiva fuga de capitales. 
En el caso de Rusia, el Banco Central todavía cuenta con reservas equivalentes a 419 mil millones de dólares que, si bien constituyen una cifra para nada despreciable y un colchón sobre el cual atravesar la crisis, son poco más que la exposición de su sistema bancario con el exterior que asciende a 364 mil millones de dólares. Además, existen colocaciones de títulos de bancos rusos en el mundo (deuda privada) equivalentes a medio billón de dólares.
DEVALUACIÓN Y DEPENDENCIA.La caída del precio del crudo hasta los 55 dólares produjo una brutal devaluación del rublo de casi el 50% en pocos días, llegando a una paridad de 80 rublos por dólar. 
Algunos editorialistas llamaron la atención sobre la coincidencia entre la depreciación de la moneda y la del petróleo como una señal más de la dependencia extrema de una economía con un único bien de exportación. 
El Banco Central intentó infructuosamente detener la fuerte depreciación de la moneda sobre la base de una sensible suba de las tasas de interés (las elevó del 10 al 17%) que, de cualquier forma, no pudieron evitar la devaluación y, por el contrario, y como ocurre habitualmente cuando un gobierno da señales desesperadas de intentar evitar una devaluación, se produjo una estampida de ahorristas individuales con una fuerte demanda de dólares sumaron su granito de arena a la fuga de capitales en curso. El primer ministro Dimitri Medvedev, días antes de aquella estampida, había solicitado a la población precisamente no comprar dólares o euros. 
La intención de la suba de las tasas de interés era la de hacer más atractivos los depósitos en moneda local en el sistema bancario quitando presión sobre la demanda de dólares.
La devaluación del rublo, ahora combinada con una fuerte suba de las tasas de interés, puede abonar a un escenario inflacionario en un país donde, en lo que va del año, los precios ya se incrementaron un 9 por ciento. El aumento de las tasas de interés no sólo podría abonar a ese espiral inflacionario a partir de una suba del costo del dinero sino también aportar un granito de arena al estancamiento de la economía configurando un escenario de "estanflación". 
La agencia rusa de noticias Interfax señaló que, frente a este nuevo escenario, la empresa estatal Gazprom está evaluando la reducción de hasta un 15% de su personal, es decir procesar el despido de 100 mil trabajadores.
EMBESTIDA NORTEAMERICANA. La estampida contra el rublo y la caída de los precios internacionales del petróleo empalmaron con las sanciones previas que los países de Occidente, acicateados por los Estados Unidos, le impusieron al país como resultado de su conflicto con Ucrania y que, más allá del apoyo logístico y militar de los Estados Unidos a ese país (que el congreso aprobó por un monto de 350 millones de dólares hasta 2017), se traducen también en la inhibición de inversiones de ese origen y de la Unión Europea entre otros destinos a la empresa estatal rusa Gazprom, principal exportadora mundial de gas y, además, la inhibición de decenas de bancos rusos para operar en el sistema financiero internacional. 
Según declaró el ministro de finanzas Anton Siluanov el 24 de noviembre (cuando el congreso norteamericano aún no había sustanciado las nuevas represalias), las sanciones ya podrían generar pérdidas por 40 mil millones de dólares que se sumarían a las pérdidas por 100 mil millones de dólares en exportaciones petroleras. 
El embate norteamericano a Rusia, según las autoridades de ese país, forma parte de una política de "cinismo occidental" que busca imponer "un cambio de régimen el país", es decir, la caída de Putin. 
El presidente de Bolivia, Evo Morales, apuntó contra los Estados Unidos, ya no sólo por las sanciones impuestas, sino también por la caída del precio del petróleo como una política orientada a golpear a países como Rusia y Venezuela, dependientes de esas exportaciones. Sin embargo, el mandatario reconoció que uno de los principales afectados por estos valores son los propios Estados Unidos que, con valores del barril por debajo de los 60 dólares, dificilmente pueda hacer viable la extracción de los recursos no convencionales en los que basa su política de recuperación del autoabastecimiento energético. Una fuerte contradicción. 
En rigor, es Arabia Saudita quien impulsa la caída del precio del petróleo precisamente con la intención de dejar fuera del mapa hidrocarburífero la explotación de no convencionales, en particular en los Estados Unidos. La ofensiva norteamericana, entonces, esgrime una motivación geopolítica que, llevada hasta las últimas consecuencias, podría plantear nuevas escaladas bélicas, golpes de Estado y rebeliones populares cuyo contenido (pro o antiimperialista) quedaría parcialmente fuera del alcance de los Estados Unidos y su capacidad de propaganda.
ARGENTINA Y RUSIA. Más allá de la encrucijada que este valor internacional del petróleo plantea para la explotación de hidrocarburos no convencionales, y por lo tanto de la potencialidad real del yacimiento de Vaca Muerta (la mayoría de los analistas consideran que se trata de un valor coyuntural y que no compromete las decisiones de inversión), el estallido de la crisis de Rusia, la devaluación del rublo y la amenaza de default golpean sobre un socio comercial que, desde el estallido de la crisis con Ucrania y el bloqueo a las importaciones de alimentos desde los Estados Unidos y otros países occidentales, ha planteado una oportunidad para el desarrollo de las exportaciones de nuestro país. 
Según Matías García Tuñón, coordinador general de la Cámara de Comercio e Industria Argentino-Rusa (CACIAR), "hay una política de Estados Unidos a pesar de que los precios afectan su industria de no convencionales. Justo ese día arregló con Cuba. La situación creada por los bloqueos y la pérdida de ingresos por exportaciones está afectando a nivel operativo el financiamiento de Rusia que se manifiesta en una crisis de pagos. Rusia históricamente se maneja con prepago. Paga la mitad cuando seña la mercadería y la otra mitad cuando mandás copia de documentación de embarque. Argentina siempre pide pagar por adelantado. Ahora ocurre que el comprador tiene vendida su mercadería en rublos a 60 cuando te la compró a 40 y ahora la tiene que pagar 80. Cambiaron las reglas de juego y se está produciendo una interrupción de pagos porque ya no es negocio para ellos. Eso está afectando el comercio. Eso se va a resolver pero lo va a pagar el bolsillo del consumidor ruso. La situación con Argentina se va a normalizar porque los alimentos son muy inelásticos, ellos los necesitan y van a seguir comprando. Argentina exporta cerca de 800 millones de dólares en alimentos a Rusia."
Visiones
"Ahora que no pueden cambiar presidentes con golpes militares, piensan en sanciones o medidas económicas. Yo sigo convencido de que la rebaja del petróleo es provocada por EE UU para agredir económicamente a Venezuela y Rusia": Evo Morales (presidente de Bolivia).
"La devaluación provocó una situación compleja en el flujo de pagos rusos pero Argentina le vende alimentos a Rusia cuyo consumo es muy inelástico": Matías García Tuñon (Cámara de Comercio e Industria Argentino Rusa).
La cifra
El 70% de las exportaciones rusas se explican por gas y petróleo. Se trata de un total de 530 mil millones de dólares anuales que ahora están comprometidos.
Infonews

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