8 de octubre de 2015

MEDIO ORIENTE

La violencia se extiende a varios puntos de Israel y Palestina, con el temor de una nueva Intifada

Los ataques entre israelíes y palestinos se multiplicaron en Jerusalén, Tel Aviv y Hebrón, pese a los llamados a la paz de sus líderes y al clamor internacional, tras varios días de persistente violencia que encendió el temor de una nueva Intifada.

El primer ataque se produjo poco después de las 12:00 hora local (6:00 hora argentina) en una parada de tranvía sobre la avenida Jaim Bar Lev, frente a la central de policía en Jerusalén.
Las fuerzas de seguridad detuvieron al joven atacante, mientras la víctima, un judío ortodoxo de 25 años, fue atendido por la Estrella de David Roja (equivalente a la Cruz Roja) por una herida de arma blanca. 


Otro israelí sufrió heridas leves cuando fue asaltado por el mismo agresor, confirmó hoy el diario israelí Haaretz. El servicio de tranvías fue demorado momentáneamente en toda la ciudad y posteriormente se reanudó.

Un informe preliminar del canal 2 de TV indicó que el adolescente intentó al principio apropiarse del arma de un guardia de seguridad en la estación, pero después de fracasar en el intento esgrimió un cuchillo y apuñaló a la víctima.

Por otra parte, un colono israelí resultó herido grave por arma blanca al ser apuñalado por un atacante palestino en la colonia judía de Kiriat Arba, en uno los lugares más tensos de la ocupada Cisjordania, la ciudad de Hebrón, informó el Ejército israelí, que precisó que el ataque se produjo en la "puerta árabe" del asentamiento.

Poco antes, tres personas sufrieron heridas leves y otras dos fueron atendidas por conmoción en un ataque con arma blanca en Tel Aviv, en el que el agresor fue muerto a tiros por un soldado israelí en el lugar de los hechos.

El diario israelí Haaretz informó que autor de este ataque era un obrero de la construcción que trabajaba en un edificio cercano al lugar del suceso, pero agregó que se desconocía si se trata de un palestino residente en territorio ocupado o en Israel.

En Israel trabajan legalmente 60.000 palestinos que viven en el territorio ocupado de Cisjordania y a los que Tel Aviv les permite cruzar la valla y el muro todos los días. 

Más tarde, un soldado israelí resultó herido de gravedad en la localidad israelí de Afula, en el norte del país, informó la policía israelí, que agregó que el agresor fue detenido.

El canal 10 de la televisión israelí informó de que se registraron tres heridos en este incidente, dos de ellos leves, y confirmó que el agresor fue "neutralizado" en el lugar de los hechos, informó la agencia de noticias

 Además, militares israelíes mataron hoy a tiros a un palestino al abrir fuego contra decenas de jóvenes que les lanzaban piedras y bombas molotov para repudiar la última redada en el campamento de refugiados de Shuafat, en Jerusalén este.

Según fuentes médicas palestinas, la víctima tenía 20 años y recibió un tiro en el pecho. 

El Ejército israelí informó, por su parte, que las tropas habían ido a registrar la casa de un palestino involucrado en un ataque previo y destacó que sus hombres dispararon a las piernas de los manifestantes. 

Mientras el ascendente nivel de violencia parece no dejar espacio a una tregua, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, prohibió hoy el acceso a la Explanada de las Mezquitas a integrantes del Ejecutivo y el Parlamento israelí mientras se multiplicaban los ataques de palestinos a israelíes en todo el país.

Sin embargo, 13 diputados de origen palestino de la Knesset (parlamento israelí) desafiaron de inmediato esa prohibición y se comprometieron a visitar ese lugar sagrado mañana viernes, lo que abre un horizonte incontrolable de reacciones por ambos lados del conflicto y trae de vuelta el temor de que estalle una nueva Intifada (rebelión de gran escala).

"Ni Netanyahu ni nadie podrá impedirnos entrar en nuestra mezquita de Al Aqsa", dijo el diputado palestino israelí Ahmed Taibi, tras tachar la prohibición de "absurda e ilegal".

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, se declaró comprometido con una "resistencia popular pacífica", subrayó que los palestinos no tienen interés en una escalada mayor de violencia y extendió su apoyo a "quienes están protegiendo la mezquita de Al Aqsa", en referencia al grupo de palestinos que enfrentan a las fuerzas de seguridad israelíes. 

Paralelamente, la Alta Representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, exhortó a las partes palestina e israelí a "promover la calma, fomentar la moderación y evitar acciones que enciendan más tensiones".

Mogherini consideró "vital" -en un comunicado difundido hoy en Bruselas - que Netanyahu y Abbas "muestren liderazgo" para promover la calma, informó la agencia de noticias WAFA.

La inusitada atmósfera de violencia quedó plasmada ayer con una imagen del intendente de Jerusalén portando un fusil mientras se sube a su vehículo oficial, rodeado por sus guardaespaldas, en Shuafat, en el lado oriental de la ciudad que la comunidad internacional considera ocupado por Israel.

Hoy, la policía israelí comenzó a instalar detectores de metales en los accesos a la Ciudad Vieja de Jerusalén, el lugar más turístico de la zona, donde se encuentra la Explanada de las Mezquitas, recinto sagrado para musulmanes y judíos.

 En esta semana, el grupo islamista palestino Hamas y otras facciones armadas como Yihad Islámica y los Comités Populares de la Resistencia en Gaza consideraron que el recrudecimiento de la tensión en Cisjordania y Jerusalén este evidencian que se está gestando una nueva Intifada (levantamiento) contra Israel.

Los palestinos protagonizaron ya dos Intifadas, una en las décadas de 1980 y 1990 y otra en la de 2000. Miles de personas, en su mayoría palestinos pero también muchos israelíes, murieron en ataques, atentados e incursiones militares israelíes durante esos dos períodos de insurrección popular palestina semipermanente.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Husein, caracterizó hoy como "ilegal" y "contraproducente" la campaña de demolición de viviendas de palestinos llevada a cabo anteayer por Israel en Jerusalén este.

"Los castigos colectivos como la demolición de casas son ilegales y contraproducentes, cualquier respuesta a la actual situación debe ajustarse a las normas y estándares del derecho internacional", recalcó el máximo responsable de derechos humanos de la ONU.

Varias topadoras procedieron en la última semana a tirar abajo varias casas de palestinos en Jerusalén este, y en algunos casos de sus familiares, acusados de estar involucrados en el pasado en actos violentos contra israelíes, una medida que podría ser una respuesta israelí a la actual escalada de violencia en el territorio ocupado de Cisjordania.

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