5 de diciembre de 2015

LA CAMARA BAJA QUEDO CONFIGURADA EN FUNCION DEL RESULTADO ELECTORAL DEL 25 DE OCTUBRE

Jura y renovación de autoridades en Diputados

El FpV se mantiene como primera minoría, pero dejó la conducción del cuerpo en manos de Cambiemos, que puso como presidente a Emilio Monzó. Como vicepresidentes quedaron el sanjuanino José Luis Gioja, la cobista Patricia Giménez y el bonaerense Felipe Solá.






 Por Miguel Jorquera

Monzó, saludado por los diputados; Máximo Kirchner y un gesto a las tribunas; De Vido y Bossio; Donda y Kicillof con sus hijos.
Con la jura de los 130 nuevos diputados electos el 25 de octubre que modificaron la composición política del cuerpo, la Cámara de Diputados eligió ayer sus nuevas autoridades. El armador político de PRO y ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó, fue elegido para presidir la Cámara baja en nombre de Cambiemos como el nuevo oficialismo a partir del 10 de diciembre, con el respaldo del Frente para la Victoria (FpV) que como primera minoría y ahora en la oposición decidió “respetar la institucionalidad” y dejar en manos de la nueva alianza de gobierno la línea sucesoria presidencial. El sanjuanino José Luis Gioja ocupará la vicepresidencia primera, la radical cobista Patricia Giménez la vice segunda también por Cambiemos y el massista bonaerense Felipe Solá la vice tercera en representación del interbloque UNA-Frente Renovador. También se definieron quiénes ocuparán, con acuerdos entre los distintos bloques, las aéreas administrativas como las secretarías parlamentaria, administrativa y de coordinación operativa. Aunque las presidencias y la integración de la comisiones quedó postergado hasta febrero, aunque muchas de ellas podrían constituirse antes si el presidente electo Mauricio Macri decide convocar a sesiones extraordinarias.
Tras su designación y luego de recorrer gran parte del recinto para recibir saludos y felicitaciones, Monzó llegó hasta el estrado de la presidencia de la Cámara muy emocionado, acompañado del grito de “sí se puede, sí se puede” que surgió desde la bancada de Cambiemos. Ya en la presidencia, Monzó les agradeció a Macri –a quien definió como “un conductor generoso– por la “confianza” que depositó en él; a Ernesto Sanz y Elisa Carrió porque “trabajaron y mucho para que el 10 de diciembre haya una alternativa en el país” y a Martín Lousteau que “decidió trabajar por la patria y representarnos en Estados Unidos”. Luego repasó los “amigos” que reconocía en cada uno de los bloques que integran la Cámara por su “larga militancia en el Partido Justicialista”. Lo mencionó a Solá como uno de los “mejores gobernadores de la provincia de Buenos Aires” y también reparó que en el Frente Renovadora está “uno de mis mejores amigos, intendente de General Villegas, que siempre me tiró una mano, con familias amigas: Gilberto (Alegre) gracias por acompañarme en toda tu trayectoria política”.
Luego, dedicó gran parte de su discurso a uno de los ejes que Cambiemos enarboló durante toda su campaña para diferenciarse del kirchnerismo. “Debemos integrar nuestra diversidad. Las diferencias nos deben enriquecer. Los argentinos no debemos pensar todos igual, debemos vivir en paz, reconciliarnos”. Renglón seguido lanzó una frase que sonó extraña a muchos oídos: “Nuestras confrontaciones nos han hecho un gran daño. En este presente debemos reencontrarnos y reconciliarlos. Debemos vivir en paz. Hoy somos conscientes de que lo que le pasó a la Argentina nos pasó a todos los argentinos. Que en la Argentina no hay olvido ni perdón sino reconciliación”, sentenció.
Repasó los versos del Martín Fierro de José Hernández e hizo un llamado conciliador con miras al traspaso del mando: “En seis días el presidente electo y su vicepresidente jurarán en la Asamblea Legislativa ante mandatarios y representantes del mundo entero. Pido a todos colaboración, ejemplo de madurez cívica, respetando a quien deja el mandato y facilitando la asunción de quien será el nuevo presidente.”
Su candidatura había sido propuesta por el presidente del interbloque de Cambiemos, el radical cordobés Mario Negri, que también presidirá la bancada de la UCR. Pero fue el joven presidente del bloque PRO, Nicolás Massot, quien se encargó de repasar la historia política de Monzó y sus “cualidades” de negociador.
El diputado y abogado laboralista Héctor Recalde debutó como presidente de la bancada del FpV, que mantiene su condición de primera minoría con 98 diputados propios y con aliados trepa a 112 bancas, y propuso a Gioja para la vicepresidencia primera. El FpV también ratificó la continuidad de la diputada Teresa García como secretaria Parlamentaria. Como parte del acuerdo que se tejió dentro del bloque, se definió que debajo de García habrá una “mesa federal” que articulará la postura y el debate interno para definir políticas comunes. Allí se resolverían las diferencias hacia el interior del bloque para luego unificar su postura en el recinto.
Negri retomó la palabra para proponer en la vicepresidencia segunda a la mendocina Giménez, una cobista que ya había ocupado el mismo cargo el último año. La massista Graciela Camaño fue la encargada de proponer a Solá en la vicepresidencia tercera, y lo definió como “el capital del barco en tiempo de tempestad para nuestra incipiente fuerza política”. De todas maneras, el massismo armó un interbloque que incluye a los renovadores, los neuquinos del MPN y los chubutenses que responden al gobernador electo Mario Das Neves y otros monobloques que suman 40 diputados.
Los demás bloque como Progresistas y los puntanos de los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá, respaldaron las nominaciones. Solo se opusieron los diputados del FIT con el argumento de que rechazan “la agenda de ajuste que traen bajo el brazo las nuevas autoridades propuestas”. En Cambiemos ni siquiera hubo lugar para la réplicas, vivieron la sesión como el nuevo oficialismo.
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