31 de agosto de 2016

Prat-Gay y Sturzenegger en el centro del ring

Como si la recesión, el desempleo, el freno al tarifazo y el retraso salarial no fueran parte de la escena, el ministro y el titular del Banco Central se reprochan mutuamente por las políticas en relación con la inflación, aunque ninguno reconoce la debacle de las predicciones oficiales.
› Por Federico Kucher
El desempleo se ubicó al borde de los dos dígitos. La actividad económica marcó caídas del 4,3 por ciento, la industria retrocedió el 6,4 y la construcción el 19,2. Estas tensiones notables del mercado interno, que se profundizaron al cierre del primer semestre, incentivaron el enfrentamiento entre el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, dos piezas claves del equipo económico de Cambiemos. La disputa entre ambos funcionarios tuvo ayer un nuevo pico, cuando el titular de la autoridad monetaria aseguró que, pese a la baja en los índices de inflación de agosto, los precios siguen siendo el principal problema de la economía. De este modo, contradijo las declaraciones de esta misma semana de Prat-Gay, quien afirmó “la inflación ya no es un tema” en Argentina, tras asegurar que el incremento del índice será menor al 1 por ciento para agosto. Curiosamente, ninguno de los dos hizo referencia a que la baja del índice no es por mérito de las políticas oficiales sino porque la Justicia obligó a dar marcha atrás en el tarifazo del gas, luego de una fuerte rechazo social. Inflación que, aun en la mejor de las expectativas oficiales, no bajará este año del 40 por ciento.
“La significativa desaceleración de la inflación que mostrará agosto no provee los elementos suficientes para que pueda concluirse que sea conveniente relajar la política monetaria que viene llevando adelante el Banco Central”, dijo Sturzenegger, en un seminario organizado en Buenos Aires por la Universidad de Tel Aviv, en el cual hubo empresarios y referentes de distintos sectores de la economía. Planteó que “el primer motivo para seguir atentos es que una reducción de la inflación en un mes puntual no alcanza para que haya un proceso de desinflación persistente, puesto que para ello se necesita de varios meses. El segundo motivo es que las expectativas de inflación para el 2017, más allá de lo que pasó este mes, se ubican por encima de los objetivos de la autoridad monetaria. El tercer punto es que el camino a recorrer para alcanzar la meta de 5 por ciento se encuentra todavía muy lejano”, dijo el titular del Banco Central intentando mostrar prudencia ante el mismo dato que puso eufórico al ministro Prat-Gay. Sin mencionarlo, Sturzenegger respondía a los dichos de aquél.
Sturzenegger llegó incluso a mencionar que, antes de preocuparse por el crecimiento y el empleo de la economía, el principal objetivo tiene que ser “domesticar los precios”, para lo que se debe confiar en forma exclusiva en las herramientas de la política monetaria. “Lo relevante para combatir la inflación es construir un esquema donde oferta y demanda de dinero puedan equilibrarse. Una vez que se implementa de manera consistente un esquema institucional que equilibra el mercado monetario doméstico, se paralizan de golpe los motores que originan la inflación”, pontificó. Agregó que “el Banco Central va a mantener la tasas real de interés positiva, con un sesgo antiinflacionario hasta que se alcance el objetivo final” del 5 por ciento de inflación anual.
La insistencia de mantener tasas de interés elevadas y de priorizar el tema de los precios antes que la actividad económica y el empleo fue una de los principales reclamos que Prat-Gay le viene haciendo a la gestión del Central en los últimos meses. El titular del Palacio de Hacienda pidió, en más de una oportunidad, que la autoridad monetaria acelere las bajas de las tasas. El ex JP Morgan considera que, con el escenario de fuerte tensión a la baja sobre la actividad económica, fenómeno potenciado por la decisión de Sturzenegger de mantener una política monetaria excesivamente contractiva, no tiene margen para reducir el déficit fiscal y avanzar en cambios macroeconómicos que le exige el mercado para invertir. Un mayor recorte del gasto público, según el ministro de Hacienda, sería ahora inviable social y políticamente, puesto que agravaría la parálisis económica y, por tanto, implicaría una mayor reducción del empleo.
“La inflación hace dos meses era la única preocupación. Pero ahora ya no es un tema. Aun con la corrección de tarifas (anulada por la Justicia), ya apuntaba a menos de 1 por ciento en agosto”, dijo este lunes Prat-Gay. El funcionario intentó restarle importancia a la tensión de los precios y tratar de concentrar la atención en el problema de las ventas en el mercado interno. Incluso llegó a proponer una intervención directa del sector público para frenar remarcaciones abusivas, desafiando al presidente del Banco Central, para quién la inflación es únicamente un problema monetario.
“Hubo empresarios que se pasaron de rosca con los aumentos y ahora venden menos. Creo que se debe hacer un acuerdo social, porque es la manera de evitar estas cosas”, dijo el ministro de Hacienda. Aseguró que “está muy claro que la mano invisible del mercado no es el camino. El Estado debe intervenir, es algo que venimos discutiendo. Por caso, hay una idea hace rato, copiando un esquema que hay en Ecuador, que es la Ley de Góndolas, lo que empezará a darle lugar a productos de economías regionales y Pymes para fomentar la competencia”.
Aunque en veredas enfrentadas en materia de ajustes ortodoxos, ambos funcionarios comparten una similar desatención al retraso salarial que provoca una inflación que ya ronda entre el 43 y 46 por ciento anual. Tampoco reparan, en su análisis, que el resultado de mera atenuación de la inflación se logra a partir de la recesión y la caída del empleo. En el caso de Prat-Gay, no es que la cuestión del empleo le sea ajena, sino que está convencido de la comprensión de los trabajadores afectados. “Muchos de los que han perdido el trabajo conocen que éste era el único camino”, se atrevió el mismo lunes que se ufanó de la baja de la inflación.
En ese terreno, el gobierno está listo para volver a la carga con los tarifazos una vez que supere “el trámite” de la audiencia pública, con lo cual volverán las tensiones sobre el precio. Además tiene en el horizonte la reapertura de varias negociaciones paritarias, sin contar las presiones de grupos de poder económico “aliados” que pujan por un reajuste cambiario. Parece difícil que la inflación deje de ser un problema, incluso para Sturzenegger y Prat-Gay y sus respectivas visiones de la realidad.
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