9 de septiembre de 2016

Corea del Norte volvió a patear el tablero nuclear

El titular de la ONU, Ban Ki-mon instó al Consejo de Seguridad a tomar una "acción apropiada" en respuesta al quinto ensayo nuclear (la segunda este año y con la mayor potencia hasta el momento) dispuesto por el líder norcoreano, Kim Jong-Un, cuya detonación provocó un sismo de 5 grados en la región y recibió una amplia condena de sus vecinos, inclusive de sus tradicionales aliados.
"Estimamos que el Norte realizó el test hasta ahora de mayor potencia", calculado en unos 10 kilotones, señaló un comunicado del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, principal país con el que confronta Kim Jong-Un. A modo de comparación, la bomba lanzada por Estados Unidos en la japonesa Hiroshima era de 16 kilotones.
Pyongyang está en situación de fabricar cabezas nucleares de forma estandarizada que puedan montarse en misiles balísticos estratégicos y de "producir a discreción muchas cabezas con gran poder destructivo más pequeñas y ligeras y de distinto tipo", denunció el Instituto de Armas Nucleares surcoreano.
La reacción de la Casa Blanca no tardó. Barack Obama advirtió que junto a sus aliados de la ONU impulsará "nuevas sanciones" contra Corea del Norte, país al que calificó como una "amenaza a la paz internacional". "Nos hemos puesto de acuerdo para trabajar con el Consejo de Seguridad (...) y la comunidad internacional para aplicar rigurosamente las medidas existentes impuestas en resoluciones precedentes y tomar medidas significativas suplementarias, sobre todo nuevas sanciones", advirtió el mandatario norteamericano a través de un comunicado.
También China, aliado tradicional de Pyongyang, protestó contra el ensayo. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín habló de una firme oposición" al ensayo nuclear subterráneo e instó a Corea del Norte a cumplir con las resoluciones de la ONU, en favor de una península coreana sin armas atómicas y por la paz y la estabilidad en el noreste de Asia.
Por su parte, el titular de la ONU condenó el hecho "en los términos más enérgicos posibles" y lo calificó como "otra descarada violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad". "Cuento con que el Consejo de Seguridad se mantendrá unido y tomará la acción apropiada -dijo Ban-, porque debemos romper de forma urgente este acelerado espiral de escalamiento."
Entre las condenas no se hizo espera la de Corea del Sur, cuya presidenta, Park Geun-hye, sostuvo que la actividad fue una provocación que derivará en más sanciones internacionales. Además anunció que aumentará el nivel de disposición de sus fuerzas de combate. Seúl usará "todas las medidas posibles" para forzar a su vecino del norte a abandonar su programa nuclear, dijo.
Por su parte, el secretario del Gabinete de Japón, Yoshihide Suga, aseguró que el programa nuclear norcoreano "socava gravemente" la paz y la seguridad internacionales y anunció que Tokio estudiará más sanciones. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, había señalado antes de que se confirmase el test que sería "absolutamente inaceptable". Japón confirmó que solicitará una sesión especial del Consejo de Seguridad de la ONU.
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