29 de septiembre de 2016

 LUEGO DE LAS CRITICAS DE LA CAMARA, EL FISCAL GERMAN MOLDES CONTESTO CON UN EXABRUPTO

Un fiscal que sangra por la herida

“Hay que hacer una desratización y fumigación en el Poder Judicial”, dijo el fiscal. Los camaristas habían señalado que él “mostró un notorio desprecio por las formas procesales sustanciales cuyo respeto paradójicamente demanda”.
Con aires de revancha, el fiscal Germán Moldes cuestionó el fallo de la Sala I de la Cámara Federal que afirmó que no hay ningún elemento nuevo que amerite reabrir e impulsar la investigación de la denuncia del fallecido Alberto Nisman contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el ex canciller Héctor Timerman y otros dirigentes por supuesto encubrimiento de los iraníes sospechosos del atentado a la AMIA. “Mas tarde o más temprano se va a investigar”, advirtió Moldes, fiscal ante la Cámara y uno de los organizadores de la marcha del 18F, que bajo el ropaje de honrar a Nisman buscó asociar al kirchnerismo con su muerte. El fallo de esta semana del tribunal de alzada cuestionó con dureza la presentación que había hecho Moldes porque, señaló, no analizaba el planteo que estaba en juego sino lo que tuvo ganas. El fiscal, sin filtro, dijo ayer que hay que hacer “una desratización y fumigación del Poder Judicial”. “Moldes hace declaraciones altisonantes. Debe tener un especial enojo porque la sentencia es dura con su trabajo”, dijo a su vez la abogada Graciana Peñafort, representante de Timerman en la causa.
“Hay una persona que se llama Cristina Fernández de Kirchner que no admite ser sometida al escrutinio de la Justicia y hay sembrados a lo largo de una década estamentos en el Poder Judicial que están al servicio de esa negativa”, dijo Moldes sin precisar nombres. “¿Cómo me va a sorprender? Son los mismos actores que deben pleitesía a sus respectivos mandantes”, ironizó el fiscal.
El fallo de los camaristas Eduardo Freiler y Jorge Ballestero rechazó el pedido de la DAIA para abrir la denuncia que hizo Nisman cuatro días antes de aparecer sin vida en su departamento de Puerto Madero. En ella acusaba al gobierno anterior de haber firmado el Memorándum de Entendimiento con Irán para favorecer a los sospechosos de ese país, a través del levantamiento de las alertas rojas para su captura internacional. Esa denuncia fue archivada por decisión de Daniel Rafecas y de la misma Sala I de la Cámara, pero la dirigencia judía alineada con el macrismo insistió en reabrirla: entregó una grabación de una conversación telefónica entre Timerman y el ex titular de AMIA Guillermo Borger, cuyo origen se desconoce, donde ambos coinciden en la culpabilidad de Irán, pero según la DAIA eso demuestra que se impulsó la firma del acuerdo con ese país para beneficiarlo. También alegó como novedad que había quedado firme la inconstitucionalidad del Memorándum.
Cuando Rafecas rechazó este pedido, por no encontrar nada nuevo, el caso fue a la Cámara. Todavía antes de que llegue, Moldes se adelantó con una presentación, luego hizo otra. En esencia, se dedicó a pedir la nulidad del primer fallo de la Cámara que cerró la denuncia de Nisman hace un año y medio. Y a plantear que quizá en lugar de encubrimiento, el delito podría ser “traición a la patria”, casualmente lo que intenta investigar el juez Claudio Bonadio en una causa duplicada sobre la cual alertó el fallo de la Cámara como una “maniobra” para encontrar otra vía para perseguir penalmente a la ex presidenta y el ex canciller.
El fallo fue particularmente crítico con la actuación de Moldes en el expediente. “Mostró un notorio desprecio por las formas procesales sustanciales cuyo respeto paradójicamente demanda”, escribieron los camaristas. También dijeron que en sus presentaciones se dedicaba a argumentar sobre “situaciones, contiendas y discusiones ya zanjadas” y que se trataba de una “obstinación de intentar por más de una via el éxito de una pretensión fracasada”. Los camaristas recordaron que no asistió a la audiencia prevista para fundamentar la apelación de forma oral y sostuvieron que su prosa era “inaudita para un funcionario llamado a litigar ante una Cámara Federal de Apelaciones”.
Luego de recibir estas críticas por su labor como fiscal, Moldes mostró su enojo con los camaristas. “No todos los que actualmente tienen el honor de llamarse jueces lo merecen, no todos son rescatables”, fue la frase que antecedió a su sorprendente pedido de “desratización”. “A mí me da vergüenza, esto es una parodia, una farsa”, despotricó, sin explicar sus argumentos en relación a la causa. “Yo lo que haga no tiene futuro porque estoy dentro de la jaula del Ministerio Público, pero los querellantes pueden avanzar por un camino paralelo, y la verdad es que tampoco se ve por parte del poder político una voluntad real de cambiar las cosas”, se quejó. Dijo que tampoco advierte que el Consejo de la Magistratura esté investigando.
Lo que ocurre es que el año pasado el fiscal ante la Cámara de Casación Javier De Luca desistió de la apelación y por lo tanto Casación archivó el caso. Por eso, ahora la estrategia es que la DAIA, que pretende ser querellante, sea quien apele ante ese tribunal o, eventualmente, a la Corte Suprema. Tanto Rafecas como Freiler y Ballestero sostuvieron que como no hay causa abierta no puede haber querellante, pero la organización insistirá. La DAIA también apuesta a que Bonadio avance en el expediente paralelo, cuestionado por la Cámara.
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