El jefe de Gabinete, Marcos Peña, decidió confrontar con los docentes que en esos momentos llenaban Plaza de Mayo en reclamo de la apertura de la paritaria nacional durante su informe de gestión ante la Cámara de Diputados. Peña dedicó su introducción al “fracaso” de las evaluaciones de los alumnos en las pruebas Aprender 2016 y a la formulación del Plan Maestro para “mejorar la calidad educativa”, cargando contra los docentes, desechando la convocatoria a la paritaria nacional y descargando la responsabilidad sobre las provincias “porque eso es verdadero federalismo”.  No hubo de su parte mención a la grave coyuntura económica y social generada por la actual gestión. En cambio, Peña volvió a cargar sobre la pesada herencia, a remarcar que se va por la buena senda y prometió un futuro venturoso. 
Se mostró decidido a confrontar con el kirchnerismo a cuyos diputados les gritó que “¡dejen de mentir!” y “¡háganse cargo de algo!” A la hora de las respuestas, dejó más dudas que certezas y se enfocó en una férrea y belicosa defensa del Gobierno. Peña defendió los decretos para regular el “conflicto de intereses” que beneficiaron a las empresas del Grupo Macri –en los casos del Correo Argentino y Avianca–, que ahora deja esas causas bajo el control del Procurador General del Tesoro, que depende del propio Mauricio Macri. También respaldó a los funcionarios que toman medidas que favorecen a las empresas de las que eras CEOs, dijo que “el Presidente no tiene nada que ver con la mentira de los Panamá Papers” y fustigó a los diputados “que presentaron denuncias truchas” ante la justicia por todos estos temas.
“Hoy la educación no está bien y tenemos que corregirla”, arrancó Peña al mediodía en recinto de la Cámara baja y llamó a la “reflexión” para “entender la gravedad de una profunda sensación de fracaso que tenemos que asumir como clase dirigente”. “La cultura del paro docente lo que termina fortaleciendo es la fuga a la escuela privada. Esto está estudiado, son números concretos”, continuó el ministro en su monólogo educativo introductorio. Luego insistió en que el Gobierno no va a llamar a la paritaria nacional: “La paritaria debe hacerse con los empleadores directos, que son las provincias, para que cada provincia pueda manejar su política salarial”, y afirmó que eso “fortalece el federalismo”. “En el país no hay paritarias nacionales para acordar salarios de médicos, policías ni empleados públicos”, dijo. Insistió en lo mismo a lo largo de siete horas de debate, igual que desconoció la ley que exige eso en el caso de los docentes. Sin pausa pasó a las chicanas con el kirchnerismo, al afirmar que en Santa Cruz –gobernada por Alicia Kirchner– ofreció “el 0 por ciento”, mientras que otros distritos “acordaron el 35 o 40 por ciento”.
Luego vinieron las preguntas acordadas con la bancada de Cambiemos, que Peña cabeceó sin despeinarse. Eduardo Amadeo hizo referencia a “la falta de vocación autocrítica que gobernó las últimas décadas” y que “arruinaron el presente y el futuro”; el radical mendocino Luis Borsani agradeció el apoyo del gobierno contra la plaga de la vid y la declaración de la emergencia agropecuaria “ante los desastres climáticos”. Su correligionaria Karina Banfi elogió los decretos presidenciales y los definió “la transparencia como antivirus de la corrupción”. 
Desde ahí surgieron las preguntas más incómodas para Peña. El jefe de la bancada del FpV-PJ, Héctor Recalde, reclamó el cumplimiento de la ley que exige la convocatoria a la paritaria nacional docente, recordó que la reparación histórica para los jubilados los obligan a ceder sus derechos que “son irrenunciables por ley” y reclamó que el Congreso legisle sobre el conflicto de intereses. El ex ministro de Economía Axel Kicillof le recordó que todos los pronósticos del Gobierno para el año pasado fallaron: “la inflación el 20 a 25 y fue del 41 por ciento”, “un crecimiento del uno por ciento y la caída fue del 2,3” y le reprochó que mintieron cuando negaron el crecimiento de 2015 y la destrucción de miles de puestos de trabajo que generaron sus políticas económicas. “Gobernaron a ciegas”, sentenció.
“Buena metáfora, porque ustedes rompieron todos los instrumentos de navegación”, le contestó chicanero Peña y produjo el aplauso de su bancada. Luego se limitó a decir que “el empleo comenzó a crecer” el último trimestre del año pasado sin mención a los otros datos.  
“Soy uno de los que cayó en la educación pública y ahí me enseñaron que para que el Estado crezca hay que tributar en el país”, dijo el neuquino Darío Martínez, uno de los denunciantes de Macri ante la justicia por los Panama Papers y las empresas offshore que la familia Macri y muchos de sus funcionarios “tienen en guaridas fiscales”. “La sabiduría popular dice que ustedes gobiernan para los ricos y esa es la realidad hoy en la Argentina”, concluyó.
Emilia Soria le recriminó la ofensiva del Gobierno para bajar la imputabilidad de los menores que delinquen, pero Peña la incluyó igual entre las prioridades del Gobierno. El santacruceño Mauricio Gómez Bull denunció la “discriminación económica” del Gobierno con su provincia, los 2000 nuevos telegramas de despidos en el sector petrolero en Santa Cruz y Chubut” la crítica situación en el yacimiento carbonífero de Río Turbio “también con despidos” y reclamó los reembolsos para los puestos patagónicos que quitó Macri. Peña prometió para la Patagonia un plan integral y un futuro de inversiones para Vaca Muerta.
La massista Graciela Camaño cuestionó la “estrategia” de Peña de polarizar con el kirchnerismo. “Déjense de agarrar caminos fáciles y empiecen a resolver los problemas”, le dijo. “No pueden seguir echándole la culpa a los maestros. Son trabajadores que reclaman nada más que un salario justo” y “¡el maestro no puede ser la variable de ajuste! ¡Ajusten por otro lado, pero no por el docente!”, exclamó la diputada y le preguntó: “¿cuándo vuelven los chicos a las escuelas?”. “Depende de cada provincia”, fue la escueta respuesta de Peña, que no quiso confrontar con los renovadores pero los cuestionamientos de Felipe Solá, que lo acusó de montar “un show fenomenal” en el recinto, lo desencajaron (ver aparte).
Las críticas también llegaron desde el “amigable” Bloque Justicialista. “Hay mucha gente que la está pasando mal, que le tocan el timbre de la casa y no saben si les va a llegar el telegrama de despido o la factura de luz, o de gas, y no saben si la van a poder pagar”, graficó Oscar Romero, jefe de la bancada. “Un millón de educadores están en huelga”, dijo Néstor Pitrola del FIT-PO y le señaló a Peña que “su gobierno, que apostó a quebrar la lucha docente, convocando reemplazantes truchos, aplicando descuentos y amenazando con sanciones, ha sido derrotado políticamente por una manifestación de carácter masivo”.
El radical Mario Negri salió a sostener a Peña luego de siete horas de debate. “El paro no resuelve el problema, independientemente de que los salarios son bajos, y de que todos queremos que sean mejores”, dijo  pero cargó contra la protesta, que vinculó a intereses políticos. “Justo cuando comienza a haber unos pequeños signos de recuperación en la economía pareciera que hay dirigentes a quienes eso les entusiasmara más para sitiar al Gobierno”, aseguró el jefe del interbloque de Cambiemos.
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