21 de julio de 2024

La Fuerza Aérea de Brasil despega hacia el futuro con un Avión Supersónico, mientras Argentina y Uruguay retroceden al pasado

La innovación tecnológica en la aviación militar brasileña contrasta con la adquisición de aviones obsoletos por parte de Argentina y Uruguay, evidenciando una preocupante brecha en el desarrollo regional. Mientras Brasil se prepara para lanzar su último caza supersónico Gripen E, fruto de un ambicioso programa de desarrollo nacional y transferencia tecnológica, Argentina y Uruguay optan por la compra de aeronaves desfasadas, reflejando una preocupante falta de visión estratégica y modernización.



(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) Brasil ha dado un paso gigantesco hacia la modernización de su fuerza aérea con la inminente llegada de su primer caza supersónico Gripen E. Este avión, una obra maestra de la ingeniería aeroespacial sueca, no solo simboliza un avance tecnológico para la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), sino también un triunfo para la industria nacional, que ha sido parte integral de su desarrollo gracias a un robusto programa de transferencia de tecnología. Mientras tanto, la triste realidad de sus vecinos, Argentina y Uruguay, es la compra de aviones militares de décadas pasadas, reflejando una preocupante brecha en la estrategia de defensa y desarrollo tecnológico en la región.

En 2014, Brasil firmó un contrato con Saab AB, la empresa sueca fabricante del Gripen E, para la adquisición de 36 aviones de última generación. Esta compra no solo incluyó las aeronaves, sino también un significativo acuerdo de compensación comercial y transferencia de tecnología, evaluado en 9 mil millones de dólares. Este paquete permitió a la industria brasileña, liderada por Embraer, participar activamente en el desarrollo y producción de los aviones. Como resultado, Brasil no solo está adquiriendo tecnología de punta, sino también consolidando su capacidad para futuras innovaciones aeroespaciales.

ENTREGA: La ex gobernadora de Río Negro firmó un contrato secreto con una empresa Israelí donde cedió la soberanía hídrica de la provincia

El Gripen E es un caza de cuarta generación que se destaca por su agilidad, bajo costo operativo y avanzada tecnología. Equipado con radares de última generación y sistemas de armas sofisticados, está diseñado para enfrentar cualquier amenaza moderna. La participación brasileña en su desarrollo asegura que muchos componentes del avión sean producidos localmente, generando empleo y capacitando a ingenieros y técnicos brasileños en tecnologías avanzadas.

En contraste, Argentina y Uruguay parecen estar atrapados en un ciclo de estancamiento y falta de visión. Argentina, una vez líder regional en tecnología aeroespacial, ha optado por mantener los aviones A-4AR Fightinghawk, una versión modernizada de los viejos A-4 Skyhawk de la década de 1970 y ex veteranos de la guerra de Malvinas.

A esto debemos sumar la compra del gobierno de Javier Milei y su ministro de Defensa por la cifra de 300 millones de dólares, unos 24 aviones de combate anticuados F-16 a Dinamarca. Con casi 40 años de antigüedad estos aviones, aunque han sido actualizados, no pueden compararse con los cazas de última generación en términos de tecnología y capacidades. La elección de Argentina refleja no solo una falta de recursos, sino también una preocupante falta de ambición para reactivar su industria aeronáutica y militar.

GRAVE DENUNCIA: Karina Milei y la utilización ilegal del PAMI para construir una estructura partidaria a nivel nacional

Uruguay, por su parte, ha seguido un camino similar. Con la adquisición de aviones Cessna A-37 Dragonfly, un modelo que data de la Guerra de Vietnam, y helicópteros Bell UH-1H, también de la década de 1970, la Fuerza Aérea Uruguaya muestra una preocupante desconexión con las necesidades de defensa moderna. Estos aviones y helicópteros, aunque funcionales, no pueden competir con las amenazas actuales y dejan a Uruguay en una posición de vulnerabilidad.

El contraste no podría ser más claro. Mientras Brasil se posiciona como un líder en la región, invirtiendo en tecnología y capacitación, Argentina y Uruguay se quedan atrás, apostando por soluciones obsoletas que solo perpetúan su retraso. Esta diferencia en enfoques no es solo una cuestión de recursos, sino también de prioridades y visión a largo plazo.

 

 

El éxito del programa Gripen en Brasil no solo se mide en términos de capacidad militar, sino también en el impacto positivo en la economía y el desarrollo industrial. La participación de empresas brasileñas en la producción y desarrollo de estos aviones ha creado un ecosistema de innovación y capacitación que promete beneficios a largo plazo. Ingenieros y técnicos brasileños han recibido formación en Suecia y están aplicando esos conocimientos en la producción local, elevando el nivel tecnológico de la industria aeroespacial brasileña.

Además, la decisión de Brasil de involucrar a su industria nacional en este proyecto asegura que el país mantenga el control sobre el mantenimiento y la actualización de los aviones, reduciendo la dependencia de proveedores externos y potenciando su capacidad para futuras innovaciones. Este enfoque no solo fortalece la defensa nacional, sino que también promueve la autosuficiencia tecnológica y la creación de empleo de alta calificación.

¿A DONDE LO LLEVAN?: La Bancaria exige explicaciones al BCRA sobre el envío de lingotes de Oro al Exterior

Argentina y Uruguay, en cambio, parecen conformarse con parches temporales y soluciones de corto plazo. La falta de inversión en desarrollo tecnológico y la dependencia de aviones y equipos obsoletos no solo los deja vulnerables, sino que también perpetúa un ciclo de dependencia y subdesarrollo. La compra de aviones desfasados y helicópteros antiguos es una señal de una política de defensa miope que no aborda las necesidades futuras ni promueve el desarrollo interno.

Es crucial que estos países reconsideren su enfoque y comiencen a invertir en tecnología y capacitación. La experiencia de Brasil con el programa Gripen demuestra que es posible avanzar y modernizarse incluso en tiempos de restricciones presupuestarias, siempre y cuando exista una visión clara y una estrategia bien definida. La transferencia de tecnología y la participación activa de la industria nacional son elementos clave para cualquier país que aspire a mantener una defensa robusta y autosuficiente.

CASO LOAN: Quién es José Codazzi, el ex abogado de Laudelina señalado por ofrecer sobornos. Sus vínculos con el gobernador Valdés

La brecha entre Brasil y sus vecinos en términos de desarrollo aeroespacial y capacidad de defensa es cada vez más evidente. Mientras Brasil se proyecta hacia el futuro con inversiones estratégicas y un enfoque en la innovación, Argentina y Uruguay parecen anclados en el pasado, con políticas de defensa que no están a la altura de los desafíos modernos. Es urgente que ambos países revisen sus estrategias y empiecen a mirar hacia adelante, aprendiendo de la experiencia brasileña para asegurar un futuro más seguro y próspero.

EN ORSAI

No hay comentarios: