La advertencia del gobierno de Xi Jinping tras la amenaza de Sanae Takaichi
Máxima tensión entre China y Japón por Taiwán: “Tomaremos medidas severas”
La mandataria nipona habló de un posible envío de tropas para respaldar a las fuerzas separatistas de Taiwán. Desde Beijing exigen que se retracte. El impacto económico de la crisis diplomática.
Desde Beijing,
La histórica conflictividad que atraviesan las relaciones diplomáticas entre China y Japón suma en estos días una nueva escalada. Las expresiones de la mandataria nipona Sanae Takaichi acerca de un posible envío de tropas para respaldar a las fuerzas separatistas de Taiwán no solo recibió el fuerte repudio del gobierno de Xi Jinping, sino que está desencadenando una serie de acciones sin precedentes en las últimas décadas: amenazas cruzadas, advertencias a la ciudadanía por posibles agresiones, cancelación masiva de vuelos comerciales y hasta traslado de aviones de combate. “Tomaremos medidas severas”, advirtieron desde Beijing en caso de que no se retracte.
“Las declaraciones de Takaichi son extremadamente peligrosas. Constituyen una grave injerencia en los asuntos internos de China y una seria violación del principio de una sola China”, se quejó Fu Cong, representante permanente de China ante las Naciones Unidas. En el debate anual de la Asamblea General de la ONU sobre la reforma del Consejo de Seguridad, el funcionario chino señaló que la postura de la ultraderechista “constituye una afrenta a la justicia internacional y representa una flagrante ruptura con el compromiso de Japón con el desarrollo pacífico”. Además, remarcó que el país carece de las “aptitudes necesarias” para aspirar a un puesto permanente en ese Consejo.
La disputa se desató luego de que la primera mujer en estar al frente del Ejecutivo japonés afirmara hace dos semanas que, ante una eventual operación militar de China en Taiwán, podría enviar tropas para colaborar con los separatistas. La provocación encendió el enojo de Beijing, que sostiene que Taiwán es parte inalienable del territorio chino y exige su reunificación de manera ininterrumpida desde 1949. Como respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores presentó una dura protesta a Japón en donde afirmó que la posición de Takaichi está “dañando los cimientos políticos de los lazos entre China y Japón” y que genera consecuencias “sumamente negativas”.
El fin de semana, el gobierno de Xi Jinping y la embajada china en Japón instaron a sus ciudadanos a extremar las medidas de seguridad y evitar viajar a ese país. El mensaje provocó un fuerte coletazo en el sector turístico. Más de diez aerolíneas –como Air China, China Eastern y China Southern– ofrecieron cancelaciones gratuitas de pasajes hasta fin de año. La medida tuvo un alto nivel de aceptación –más de medio millón de boletos cancelados hasta el martes– y se vio reflejada también en la cancelación masiva de reservas hoteleras. El impacto, además, llegó a los mercados: acciones japonesas vinculadas al turismo y al comercio minorista se desplomaron, dado que los chinos son la principal fuente de ingresos (27 por ciento) del turismo receptivo.
La maniobra del gigante asiático tuvo réplica japonesa. “Presten atención a su entorno y eviten en la medida de lo posible las plazas donde se reúnen grandes multitudes o los lugares que puedan ser frecuentados por muchos japoneses”, recomendó la embajada nipona en China. “Si ve a una persona o a un grupo que le parezca mínimamente sospechoso, no se acerque a ellos y abandone la zona inmediatamente”, agregó la diplomacia, quien sugirió tener “cuidado” al interactuar con ciudadanos chinos.
En paralelo, el gobierno de Xi advirtió ayer que si Takaichi no se retracta tomará “medidas severas”. En principio, anunció la suspensión de las importaciones de marisco japonés. Según el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, Japón incumplió con sus responsabilidades regulatorias para garantizar la calidad y seguridad de los productos. Aunque, más allá de la justificación burocrática, aclaró: “Dada la situación actual, incluso si se exportaran estos productos, no habría mercado para ellos”. En este contexto, quedaron clausuradas las negociaciones para reanudar las importaciones de carne vacuna. Por último, los órganos reguladores de China frenaron el proceso de autorización de nuevas películas japonesas y cancelaron el estreno de seis películas que ya tenían fecha de presentación.
Para sumar tensión al conflicto, Japón movilizó el lunes aviones de combate. El argumento que utilizó para justificar la maniobra fue que detectó un supuesto dron chino en las proximidades de su isla más cercana a Taiwán. “Se confirmó que una aeronave no tripulada, supuestamente de origen chino, sobrevoló la zona entre la isla de Yonaguni y Taiwán. En respuesta, se movilizó la aviación de combate”, explicó el Ministerio de Defensa de Japón. Desde Beijing, en tanto, el portavoz de la oficina que se ocupa de los asuntos de Taiwán, Zhu Fenglian, calificó el posicionamiento japonés como un “intento de revivir el militarismo que pisotea la justicia internacional”.
Con el objetivo de intentar destrabar el conflicto, el director general del Departamento de Asuntos Asiáticos de China, Liu Jinsong, se reunió en Beijing con Kanai Masaaki, director general de Asuntos Asiáticos de Japón. Al salir del encuentro, los periodistas le preguntaron a Liu Jinsong si “estaba satisfecho con las conversaciones”. La respuesta fue rotunda: “Por supuesto que no”. Así, la crisis que comenzó hace unos días con las declaraciones de la mandataria japonesa, escaló a un conflicto diplomático con consecuencias económicas y movimientos militares.
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