11 de octubre de 2011


AMADO BOUDOU VIAJA A PARIS PARA EL ENCUENTRO DE MINISTROS DE ECONOMIA DE LAS POTENCIAS Y LOS PAISES EMERGENTES

Mirada argentina para la cumbre del G-20

La cita de esta semana en París definirá las líneas de acción frente a la crisis internacional. La posición argentina será contraria a los planes de ajuste, reclamará acciones concretas para defender el empleo y se opondrá a los intentos por regular los precios de las materias primas.






 Por Sebastián Premici
La Argentina está ultimando los detalles de su presentación para el encuentro de ministros de Economía y Finanzas del G-20, que comenzará el próximo jueves en París. El representante será el titular del Palacio de Hacienda, Amado Boudou, quien destacará las políticas coordinadas de la Unión Europea para rescatar al bloque de la crisis internacional, pero criticará las medidas de ajuste fiscal aplicadas en consonancia con el FMI. El encuentro servirá de antesala para la reunión de presidentes del grupo, que se realizará en noviembre en Cannes, Francia. El eje de debate será, además de la crisis financiera mundial, la volatilidad de los precios de los productos agrícolas. En este sentido, Argentina planteará la necesidad de aumentar la oferta mundial, en detrimento de una regulación sobre los precios de las materias primas como piden algunos países centrales. También insistirá en incluir un apartado relacionado a la defensa de las políticas laborales como mecanismo para sostener el crecimiento económico.
Si bien el objetivo principal de los funcionarios que se congregarán a partir del jueves en París será la negociación del documento del G-20 que terminarán de definir los presidentes un mes más tarde, la flexibilidad que presenta este tipo de encuentros a nivel de ministros servirá para abordar temas coyunturales. En este sentido, los funcionarios europeos adelantarán parte de la discusión que se dará el próximo 23 de octubre, fecha elegida por el presidente francés Nicolas Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel para realizar una cumbre donde analizarán nuevos planes de salvataje para la Zona Euro (ver aparte), medidas que también serán presentadas durante la cumbre de noviembre.
El gobierno argentino acompaña la respuesta coordinada frente a la crisis económica, pero cuestiona las políticas de ajuste aplicadas. Desde la óptica oficial, estas medidas tienden a reducir la demanda del comercio internacional, provocan desempleo y deterioran el nivel social de la población.
La Argentina no está sola en esta perspectiva de análisis. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (Unctad) está elaborando un documento en el que planteará que “en Europa todavía hay margen para tener una política fiscal expansiva”, a partir de la inversión pública en infraestructura y creación de empleo. La fórmula es conocida en estas latitudes pero va a contramano de los planes de ajuste europeos.
El tema del empleo no es menor. La Argentina insistirá en la necesidad de contar con políticas globales que defiendan el trabajo y ciertas metas de desarrollo social. A fines de septiembre, el ministro del área, Carlos Tomada, participó del G-20 laboral donde expresó que los países deberían “poner el acento en la economía real, en la producción y el trabajo”, como un conjunto de políticas fundamentales para salir de la crisis.
Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el desempleo global este año será de 6,1 por ciento, lo que equivale a decir que 203,3 millones de personas quedarán fuera del sistema. “La crisis provocó efectos devastadores sobre el mercado de trabajo, con 30 millones de desempleados suplementarios en menos de dos años. El G-20 no mantendrá su legitimidad si no logra demostrar su eficacia a favor del crecimiento y el empleo”, había manifestado Sarkozy durante el encuentro de ministros de trabajo.
Otro tema central que forma parte de las discusiones que deberían quedar plasmadas en el documento final de noviembre tiene que ver con la volatilidad de los precios de los commodities. En este punto, los principales países de la UE, como Francia y Alemania, sostienen que deberían fijarse precios máximos para las materias primas. En cambio, la Argentina y los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) rechazan esta alternativa.
El encargado de fijar la posición local sobre el tema fue el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, quien participó del último encuentro del G-20 en Turquía. “El principal riesgo en la economía global no pasa por los aumentos de los precios de los commodities ni por el sobrecalentamiento de las economías emergentes. El problema es la caída del producto global y la posibilidad cada vez más concreta de un largo período de crecimiento estancado en los países desarrollados”, había dicho Domínguez.
En este contexto, la propuesta del gobierno argentino es aumentar la producción de alimentos, ya que una regulación sobre el precio de los commodities podría limitar el ingreso de recursos vía retenciones a las exportaciones de granos. “La clave es producir más, y esto se logra mediante la investigación en biotecnología y genética para optimizar la productividad. No coinciden los discursos que inmovilizan la investigación y el desarrollo mientras millones de hermanos se mueren de hambre”, planteó Domínguez. Además de la mayor producción, Argentina recomendará una regulación sobre los mercados a futuro.

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