28 de abril de 2015


En el país, hay 25% más de estudiantes de especialidades que hace diez años

Nuevos oficios terrestres llegan de la mano de la tecnología y la ley

La reparación de los nuevos autos requiere una capacitación diferente de la que existía,
la estatización de trenes trae la necesidad de algunos nuevos puestos de trabajo. Y el
boom del petróleo no convencional cambió el paradigma del trabajo.

Nuevos oficios terrestres llegan de la mano de la tecnología y la ley
Que al país le hacen falta ingenieros que y los estudiantes suelen volcarse a carreras humanitarias son datos conocidos. Que esa tendencia, poco a poco, se está revirtiendo, también. Lo que no es tan conocido, al menos para la estadística, es la cantidad de personas que buscan profesionalizarse en oficios, para conseguir trabajos igual de necesarios en la rueda laboral. Y ahí la cifra va en ascenso. Desde 2005, la matrícula es un 25% más numerosa en todo el país. Y en relación a los oficios, otras cosas cambiaron en los últimos diez años. Los avances tecnológicos y el renacer de industrias tales como la petrolera tras la recuperación de YPF (ver aparte), hacen que algunas tareas se reconviertan. Hay puestos laborales que dejaron de existir y otros que se generaron.
"El gasista y el plomero van a existir siempre, pero la industria automotriz, por ejemplo, ha cambiado muchísimo en lo vinculado a la mecánica porque reparar los autos nuevos no es igual que arreglar los viejos. Con la nacionalización de los ferrocarriles, ese área de trabajo también está cambiando", describe Eduardo Aragundi, director ejecutivo del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) dependiente del Ministerio de Educación.
El 95% de la educación técnico- profesional en el país se da en el ámbito público. Mientras en 2005 los estudiantes en formación eran 245 mil, hoy son 305 mil los que estudian algún oficio, y la cifra supera el millón si se agregan los estudiantes de secundarias técnicas. "Se forman en ámbitos que van desde el sector de la construcción, la metalmecánica o la metalurgia, hasta los vinculados a la estética, como peluquería y maquillaje", agrega Aragundi.
¿QUÉ CAMBIÓ EN 2005? Se aprobó la Ley de Educación Técnico Profesional, con el fin de desarrollar políticas para impulsar ese ámbito y darle un valor federal a las capacitaciones, según las necesidades de cada provincia. En la actualidad, hay 906 instituciones que brindan formación en oficios (Centros de Formación Profesional). De esas, sólo 58 son de gestión privada, y en general están dirigidas a formar asistentes contables, recepcionistas o esteticistas pero no suelen dedicarse a oficios duros. "En un mes de taller de educación estatal aprendí más que los dos años que cursé en una privada. Es gratis, te dan los libros, hay que tenerlo en cuenta", avisa Pablo Plazas. Con 35 años, este cajero de una fábrica de pastas de Villa Martelli resolvió, por ahora como hobby, estudiar el oficio de arreglar motores.
Una reciente encuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA) en más de 200 empresas dio como resultado que la mitad de ellas necesita capacitar a sus trabajadores y el 80% no cuenta con una estrategia de capacitación. Y el último relevamiento del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) del año pasado sobre demanda laboral insatisfecha arrojó, por ejemplo, que la mitad de los puestos vacantes de la industria automotriz fue el de los operarios. En el ámbito de la construcción, en cambio, la totalidad de los puestos que no fueron cubiertos fue de los obreros. "Tres semanas esperé a mi albañil de confianza para que me arreglara la terraza. Me dijo que antes no tenía tiempo", protesta Susana Julma, y da cuenta de una problemática que se repite. Quizás por esas necesidades o porque se descubrieron dándose maña en esas tareas, hay quienes deciden estudiar oficios.
"Por mi casa hacen falta mecánicos", advierte Damián Basile, hombre oriundo de Ciudad Evita, quien a los 43 años decidió estudiar para tomar esa posta en su barrio. Pablo Martínez, uno de sus compañeros de estudio, cuenta que se compró una moto hace un año y medio y le cuesta encontrar el mejor presupuesto para la reparación: "A veces lo que hace falta es un mecánico de confianza", sostiene.   
"El mecánico es como el médico: si le tenés confianza, vas a ir con los ojos cerrados", resume Juan Cerabona, director de formación del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor de la Argentina (SMATA). "En los '90, empezaron a llegar al país los autos con electrónica y, de golpe, el mecánico tuvo que empezar a estudiar otra vez. Eso costó. Muchos cerraron, sobre todo, los de gente mayor que no tenía ganas ni tiempo de capacitarse. Y nosotros también tuvimos que modificarnos", describe y recuerda que, "en los '90, la educación técnica se destruyó y los técnicos no tenían trabajo". Según Cerabona, "es notable la calidad del equipamiento y el nivel de los cursos actuales".
En territorio porteño, cuando termina el ciclo de estudio, la Ciudad de Buenos Aires otorga los títulos oficiales y es la encargada de pagarles el sueldo a los docentes, mientras que el Ministerio de Trabajo de la Nación se ocupa de sostener y promover la red de Centros de Formación.
En esos centros aseguran que la demanda de oficios relacionados con instalaciones o tareas domiciliarias, como electricista o plomero, "ha crecido mucho por el impulso de la obra pública y la construcción de viviendas", mientras que fuentes de la UIA sostienen que "hoy no hay gran faltante de los puestos en construcción porque está bastante parado, pero cuando arrancan los ciclos muy buenos sí hacen falta". Aragundi, de INET, explica que desde el instituto se reúnen con sectores de la industria, empresarios y trabajadores para definir, en foros sectoriales, los nuevos perfiles profesionales que necesitan los distintos sectores productivos.
FERROVIARIOS TAMBIÉN. De esos foros y de la experiencia surgió la importancia de actualizar la capacitación para ferroviarios. "Con la nueva ley, la Argentina ha asumido un desafío que hace que haya que generar oficios que antes no existían porque había otra dinámica. Hay que trabajar en la construcción de nuevos vagones para el ferrocarril de cargas, algo que antes no se hacía y lo estamos empezando a analizar con el sector", anticipa Aragundi.
La formación del gasista también ha variado por razones de normativa, ya que existen nuevas regulaciones y eso deriva en otro marco de referencia para aquellos que hacen una reparación domiciliaria o para los que se preparan para hacer un trabajo en un edificio. Después de que se cumplan con esos requerimientos, el egresado puede obtener su matrícula en Enargas.
"Un nicho con demanda interesante es el de la reparación y mantenimiento de aire acondicionado porque ha aumentado la posibilidad de que la gente adquiera esos equipos, incluso en lugares bastante humildes", dicen en INET, con la experiencia de las 40 aulas móviles distribuidas en el país, sobre todo en pueblos chicos, que según prometen llegarían a 120 a fin de año.
El centro de estudios de UIA celebra la ley de 2005 pero advierte que hay un dispar crecimiento de la matricula entre provincias y existe una "baja tasa de egresos" en la educación media. "En cualquier caso, teniendo una tasa de promoción de un tercio y, dentro de ella, un tercio de jóvenes que optan por la educación técnica, señala que otro punto importante de la agenda de políticas públicas es movilizar una masa crítica mucho mayor de jóvenes que se inclinen por la educación técnica", proponen para que haya un mayor crecimiento en el sector. «
"Más mujeres haciendo todo"
"En estos años, subió mucho la matrícula de chicas. Muchas están en las industriales, estudiando electrónica, maestra mayor de obras, electromecánica", adelanta Eduardo Aragundi, director ejecutivo del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET). Precisa que, en 2003, las mujeres representaban un 21% de la secundaria técnica (103mil) y hoy son el 32% de esa matrícula (197.500).
Sol Cáceres estudia una carrera y un oficio, ambos vinculados a los fierros. Quiere recibirse de ingeniera mecánica, y mientras tanto hace el taller que ofrece SMATA. "Todo ayuda a complementar y a sumar minutos de práctica", explica, y cuenta que vive en Longchamps, cerca del Parque Industrial, y que por eso cree que va a tener una rápida salida laboral.
Sobre la participación femenina en un terreno que por ahora es de muchos hombres, Sol dice que tiene sólo tres compañeras mujeres en la facultad y ninguna en el taller. Registra que a los varones "les resulta raro" pero dice: "Espero que en un momento no me pregunten más sobre eso y que seamos más mujeres haciendo todo."
Mecánico a los 54
A los 18 años, Daniel Del Giorgio vivía en su Mar del Plata natal, trabajaba en un taller mecánico y conseguía los primeros pesos por su cuenta. Pero al poco tiempo abandonó esa tarea para viajar a Buenos Aires e instalarse para siempre en Ramos Mejía. Hoy, con 54 años, cuenta que nunca olvidó su entusiasmo por el trabajo que tenía en aquel taller y decidió ponerse a estudiar.
"Me encantan los fierros y hacía tiempo que tenía ganas de dedicarme a esto. Hace 27 años que trabajo fabricando cosas de cuero pero me gustaría aprender lo suficiente de mecánica como para tener mi propio emprendimiento", se entusiasma, mientras hace bromas junto a sus compañeros, algunos de los cuales pretenden acompañarlo en ese proyecto.
Como le pasa a Daniel, entre los estudiantes de mecánica hay un caso emblemático que les resuena a todos como un objetivo: Pablo Telente Juk había llegado de Misiones con el único fin de estudiar ese oficio. Estuvo dos años haciéndolo, mientras vivía en la casa de una familia china y se mantenía repartiendo comida. Luego consiguió trabajo en un taller, más tarde en otro, después en una concesionaria, y se volvió a tierra misionera, donde logró instalar su propio taller y hasta contrató a otro de los egresados porteños con los que había estudiado.
906 instituciones brindan formación en oficios (Centros de Formación Profesional). Sólo 58 pertenecen al ámbito privado. 
Tiempo argentino

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