14 de junio de 2015


El sábado vence el plazo para la presentación de listas. El PRO apuesta a oxigenarse con un triunfo en Santa Fe, y el massismo intenta rearmarse con las fuerzas que le quedan.

Se definen las estrategias en la recta final hacia la inscripción de candidatos

En el oficialismo surgió con fuerza la idea de Máximo Kirchner candidato, pero la foto final también depende de los candidatos a vicepresidente y el plan bonaerense.

Se definen las estrategias en la recta final hacia la inscripción de candidatos
Se vienen siete días de definiciones que pueden cambiar el panorama político. El próximo sábado es la fecha límite para la inscripción de candidatos que participarán de las PASO primero y luego de las elecciones generales. Una semana de negociaciones intensas que ya empezaron, pero se definirán –seguramente- en el último minuto y que no estarán exentas de sorpresas. El próximo domingo ya se sabrán los nombres de los compañeros de fórmula de los candidatos, que pueden ofrecer señales definitorias al electorado, pero además se conocerán las listas de candidatos al Parlasur y a diputados en la provincia de Buenos Aires, que concitan la atención especialmente en el oficialismo, por los rumores sobre el futuro político de la presidenta Cristina Fernández y de su hijo Máximo Kirchner.
Esos interrogantes se trasladan también al resto de las fórmulas. Mauricio Macri deberá confirmar si opta por Gabriela Michetti, en un binomio no sólo "puro" del PRO sino también eminentemente porteño; y Sergio Massa tendrá que encontrar algún dirigente dentro de las menguadas estructuras del Frente Renovador que se anime a acompañarlo en el terreno espinoso en el que se ha transformado su, por ahora, candidatura presidencial. En la provincia de Buenos Aires es donde se juega buena parte de la elección y allí están puestas las miradas, particularmente en la conformación de la lista de candidatos a diputados del oficialismo. Pero antes, el cronograma electoral tiene hoy mismo en Santa Fe una elección trascendente en especial para el futuro del PRO. Mauricio Macri apostó todas las fichas a Miguel del Sel que se impuso en las primarias santafesinas pero parece haber perdido la luz de ventaja que tenía sobre sus contrincantes el socialista Miguel Lifschitz y el peronista Omar Perotti. Varios errores de campaña del candidato macrista acercaron al resto de los postulantes a un escenario de virtual empate según el resultado que exhiben todas las encuestas en ese distrito. 
Los comicios santafesinos se resuelven por un voto, sin balotaje, y hoy habrá final abierto. Macri lo sabe, fue varias veces a la provincia en el tramo final de la campaña y anticipó el anuncio de la candidatura de Carlos Reutemann a senador, cargo que no está en discusión en esta vuelta electoral. Lo que todavía no está claro es si el senador será parte de la solución o del problema. En medio de la campaña electoral, dijo públicamente en una entrevista que apoyaba a Del Sel "hasta ahí" y sólo porque se lo pidió Macri. Esta misma semana Reutemann fue víctima de un escrache repudiable: un grupo de víctimas de las inundaciones le arrojaron huevos a la salida de una conferencia de prensa que compartió con Macri y Del Sel.
En cualquier caso, la campaña de Del Sel sufrió el impacto de sus frases misóginas, la carencia de definiciones sobre su agenda de gobierno y el descubrimiento de la deuda de impuestos provinciales de sus campos.
Si Del Sel se transforma en el nuevo gobernador de Santa Fe, Macri tendrá el derecho de interpretarlo como un espaldarazo para su fuerza política que hasta ahora no ha conseguido romper la barrera que imponen las fronteras de la Ciudad de Buenos Aires. Pero si el socialismo consigue dar vuelta el resultado de las PASO -o Perotti da una sorpresa-, será un revés de proporciones para el PRO y podría acrecentar las dudas sobre las elecciones porteñas. 
El cinco de julio los porteños irán a las urnas y el macrismo tiene como objetivo resolver el asunto en la primera vuelta para evitar el interrogante del balotaje fijado para el 19 de ese mes. Nadie en el PRO quiere llegar a esa fecha. Horacio Rodríguez Larreta no es Macri y el electorado de la ciudad no se caracteriza por la fidelidad partidaria. 
Mientras tanto, el jefe del PRO dio por cerrado el capítulo de una negociación con Sergio Massa y cavila sobre su compañero de fórmula. En el macrismo trabajan contrarreloj para puntear las listas de candidatos. Pero el escenario es caótico. Algunos postulan la necesidad de sumar al massismo sin Massa en la provincia de Buenos Aires. Otros piden lista propia y ayer también aparecieron contactos para cerrar una boleta de unidad con la UCR bonaerense y los candidatos de Elisa Carrió. Esta última sea tal vez la más compleja, pero la única que le garantizaría al PRO sumar los votos del radicalismo a Cambiemos más allá de las PASO. 
El debate que tampoco parece saldado del todo hacia adentro del PRO está orientado a determinar cuál es el verdadero impacto electoral de sumar a una fuerza con evidente retracción en su presencia territorial e intención de voto que implicaría además romper con la máxima de la "pureza ideológica" que busca mantener al margen al peronismo. Todo con el telón de fondo del reconocimiento por parte de Jaime Duran Barba de que el oficialismo aparece como imbatible, producto de la combinación de crecimiento en la imagen positiva de Cristina Fernández y la coincidencia generalizada de que la economía tendrá este año una mejor performance que el 2014. El propio Macri reconoció la existencia de la reunión en la que su gurú soltó esa definición en la casa de Francisco de Narváez.
En soledad
El Colorado detonó una bomba al interior del Frente Renovador que todavía reverbera. Sergio Massa cerró su peor semana. En una puesta en escena muy distinta del relanzamiento de su campaña en Vélez, el ex intendente de Tigre confirmó en soledad que sostendrá su postulación presidencial, aunque no está claro hasta cuándo. Por ahora no encuentra compañero de fórmula y trata de contener lo poco que le queda. Después de la salida de los intendentes ahora se le desarma también el equipo económico. Roberto Lavagna (que sonaba para vice) anunció que no será candidato a nada y Miguel Peirano se distanció del espacio con el argumento de que no estaba de acuerdo con la posibilidad de un acuerdo con el PRO. 
El fin de semana, Massa estará abocado a diagramar la lista de candidatos en la provincia de Buenos Aires. Allí aspira a convencer a Facundo Moyano para que encabece la nómina. El hijo del camionero pretende renovar su banca y ya desmintió varias veces su salida del Frente Renovador. 
El massismo de la provincia tiene previsto reunirse el martes y allí podría definirse una propuesta sobre su candidato a gobernador. Algunos aspiraban a que De Narváez revisara su renuncia pero está claro que no hay marcha atrás para el Colorado que ya ni asiste a las reuniones. El plan B, que ubicaba a Felipe Solá en ese lugar, también se frustró. El ex gobernador no rompió todavía con el FR, pero tampoco ahorró críticas para Massa y dijo que no tiene sentido postularse en la provincia de Buenos Aires. 
De seguir así, la perseverancia de Mónica López podría transformarla en la única candidata a gobernadora por ese espacio. "De acá a agosto es un día a día", reconocen en el massismo.  
La gran incógnita que por estas horas tratan de develar los encuestadores es quien se hará acreedor de los pocos más de diez puntos que todavía conserva Massa de intención de voto. Los más osados aventuran que el 60% migraría hacia el Frente para la Victoria y el resto optaría por el PRO. Apenas especulaciones de la mesa de arena de la política imposibles de comprobar por ahora.
Los ojos en la Rosada
En el Frente para la Victoria todas las miradas están puestas en la Casa Rosada. De aquí al próximo fin de semana se darán definiciones que pueden despejar la interna en el oficialismo. Tanto Daniel Scioli como Florencio Randazzo afirmaron que consultarán con la presidenta Cristina Fernández para nominar a su compañero de fórmula. La lista de candidatos es amplia, y ambos aspiran a que el otro integrante del binomio implique una señal de respaldo de la presidenta. Las reuniones son incesantes y el clima de ebullición sin dudas se mantendrá hasta el último minuto.
Afecta al secretismo, nadie sabe a esta hora cuál será el rol de Cristina Fernández. Al menos una encuesta consultó la semana pasada sobre la posibilidad de una candidatura de la mandataria, aunque sin especificar sobre el cargo. El diseño de las boletas para las PASO podría dar un indicio: pegada a los nombres del binomio presidencial irá la papeleta con los candidatos a integrar el Parlasur. En la oposición temen que el Frente para la Victoria incluya al tope de la lista a Cristina Fernández. Varios dirigentes escucharon esta semana en la Rosada el anticipo de que eso será así, pero el viernes el ministro de Planificación, Julio de Vido, pidió dejar de pensar en cuál será el rol de Cristina y concentrarse en cómo defender el modelo en las próximas elecciones.  
Pero la incógnita no termina allí. El operativo clamor para instalar la candidatura de Máximo Kirchner al tope de la boleta de diputados bonaerenses se desató con fuerza en la recta final antes del cierre de listas. El hijo de la presidenta mantiene el silencio y riega las especulaciones. El poroteo interno lleva varias semanas, pero ahora entró en etapa de definiciones. Todos coinciden en que el oficialismo presentará listas de candidatos a diputados en todos los distritos marcadas por un punto en común: tendrán una importante presencia de representantes de la juventud, que ganaría así peso específico dentro de la Cámara baja en el próximo mandato.
La interna de candidatos a gobernador también está plagada de rumores. El impacto que generó la postulación de Aníbal Fernández parece haberse diluido. El jefe de Gabinete salió la última semana a desmentir que se bajara de la carrera y los aspirantes creen que el asunto se definirá también con el compañero de fórmula que puedan llegar a sugerir desde la Rosada.
Todas las opciones están abiertas. Incluso en la carrera presidencial que no está exenta de operaciones políticas. Algunos empiezan a plantear que en un escenario de polarización no tiene sentido dividir el voto en las primarias y sostienen que el kirchnerismo debería presentar un solo candidato que le gane desde el principio a Macri sin dejar dudas. 
Todo ese galimatías habrá que despejarlo en tan sólo siete días. 
Tiempo argentino

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