¿POR QUÉ SE LE DICE "GATO" A MACRI? |
Durante la década del 30, en Buenos Aires, era común ver en
la puerta de los teatros de revista a señores ataviados con sus
mejores galas y cargados de regalos, que buscaban la compañía
de las actrices, cantantes o bailarinas de la obra.
En la versión más ingenua, si la dama en cuestión aceptaba el
trato, empezaba una larga expedición por bares, restaurantes
y locales nocturnos, que configuraba una relación
ganador-ganador para ambas partes; ella se hacía pagar
los copetines y él se mostraba en público con una mujer
deseada, generando la codicia de sus pares.
A estos señores se los empezó a llamar “gatos”, y aunque
recientemente descubrimos que “gauchada” viene de gaucho,
este gato no refiere al mamífero felino, sino al que “gatilla”,
que en buen lunfardo, es quien paga. Con los años, el término
fue pasando de quienes pagaban a quienes eran pagados y
después, su consecuente asociación a la prostitución.
En el lenguaje carcelario, que se nutre profusamente del lunfardo,
además de por una afinidad cultural, por la necesidad inicial
de cifrar los mensajes, se adoptó el término rápidamente
adecuándolo a las necesidades particulares. Así, en la “tumba”,
el “gato” es el “mulo” del “poronga” de la “ranchada”, es decir
que es el sirviente del jefe del pabellón.
Por Rodolfo Belonne
El “gato” ejerce una autoridad prestada ante los demás, que paga
con su servilismo ante el jefe, que a su vez, deja en claro todo
el tiempo y frente a todos, quién es el jefe y que el respeto
requerido para con el “gato”, es en realidad, para con él.
El “gato” es el que recauda para el jefe y su bienestar recae en
la eficacia de su acción, por lo tanto, es muy celoso e impiadoso
en su trabajo. El “gato” por sobre todas las cosas, desprecia
al que está en inferioridad de condiciones y admira a quien lo
utiliza. El “gato” no es un esclavo que quiere ser libre, es un
esclavo que anhela ser esclavista. Lo más ajeno a un “gato” es
la solidaridad.
El lunes 16 de mayo, en Calilegua, a casi un kilómetro de
Libertador General San Martín, provincia de Jujuy, Luis Llanos
fue detenido por gritarle “gato” al Presidente Mauricio Macri.
Seguramente no lo hubieran detenido si le hubiera dicho
“representante de las corporaciones que transfiere recursos
a los sectores concentrados y carestía a los más desposeídos,
generando un estado de desigualdad que empuja a un vasto
sector de la sociedad a la pobreza, despojándola de sus
derechos y sometiéndola a situaciones de injusticia que lesionan
su condición humana”.
A Luis Llanos lo mató la síntesis."
La corriente avanza ,com
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1 comentario:
"es un
esclavo que anhela ser esclavista."
buena descripcion para tantos arribistas snobs...en busqueda de algo que jamas seran.(bajo este programa econogenocida de barriga y cerebro)
si le hubiese dicho Loro?
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