La historia de cómo fue cambiando la República de los Niños
“Aprender a ser libres y soberanos”
Esta semana el parque cumplió 74 años como emblema de ideales democráticos del peronismo, disputas políticas y la vida cultural de La Plata. Las miradas de dos historiadores locales.
La República de los Niños de La Plata, ubicada en la localidad de Gonnet, cumplió esta semana 74 años. Pensada como un espacio de formación cívica y democrática para niños y niñas, su historia condensa los vaivenes ideológicos del país. Desde su fundación por impulso del gobernador Domingo Mercante y el general Perón, hasta los intentos de privatización de manera definitiva y el abandono tras 1955, el parque pasó a ser mucho más que un paseo familiar. Se convirtió en un espacio donde conviven utopías, tensiones, memorias y disputas por el sentido, así lo explican dos historiadores locales en diálogo con Buenos Aires/12, mientras hablan del “país soñado” por Perón -en chiquito- que soportó todo tipo de embates.
El proyecto nació en 1949 y fue financiado por el Instituto de Previsión Social Bonaerense. Roberto Abrodos, historiador platense y responsable del sitio La Plata Ciudad Mágica cuenta que la iniciativa surgió con el objetivo de crear una ciudad para los chicos, y un espacio que los formara como ciudadanos. El Instituto Inversor de la Provincia ejecutó la obra bajo la mirada constante de Juan Domingo Perón, quien imaginaba un futuro con una ciudadanía joven comprometida con el sistema democrático, según los registros históricos.
La construcción comenzó ese mismo año, con más de 1600 obreros trabajando en un predio de 53 hectáreas que había pertenecido al Swift Golf Club. El diseño fue responsabilidad de los arquitectos Lima, Cuenca y Gallo. La inspiración combinó fuentes diversas como los cuentos de Andersen, los hermanos Grimm y leyendas medievales europeas. La ciudad fue dividida en zonas urbana, rural y deportiva, y contó con edificios a escala infantil que reproducían los tres poderes del Estado, además de banco, museo, iglesia, estación ferroviaria, cárcel, radio y un lago navegable.
El día de la inauguración fue el 26 de noviembre de 1951 y contó con un marco multitudinario. Estuvieron presentes Perón, el gobernador Mercante, el gobernador electo Carlos Aloé, ministros, docentes y alumnos de escuelas públicas. Fue entonces cuando el presidente pronunció su frase que aún se recuerda en las paredes del predio: “Que en esta República de los Niños aprendan los argentinos a ser justos, libres y soberanos, para que nunca puedan aceptarse la explotación de los hermanos, la sumisión económica y el vasallaje político”. Posteriormente, el general deslizó la frase “los niños son los únicos privilegiados”, que luego se imprimió en los folletos de promoción del parque. Esas palabras quedaron impregnadas como slogan de la misión fundacional del parque, pese a los vaivenes políticos que sufriría después.
La ceremonia también incluyó la presentación del primer Gobierno Infantil. Estuvo formado por los estudiantes con mejores calificaciones de la Escuela Nº 19 de La Plata. Su presidente fue el niño Eduardo Bertolo, de 13 años, quien además pronunció un discurso inaugural. Según Abrodos, ese mismo niño protagonizó un episodio que resumió el espíritu del proyecto. Al ser cuestionado por adolescentes con burlas, Bertolo les respondió: “Si se animan a ponerse pantalones cortos, podrán entrar a la República de los Niños y ser como todos nosotros”.
En palabras de Nicolás Colombo, investigador platense, la idea también buscaba afianzar la relación entre Perón y Mercante. Fue, además, un proyecto a mayor escala que retomó experiencias anteriores como la Ciudad Infantil creada por la Fundación Eva Perón en Capital Federal.
El golpe del 55 que pateó el tablero del parque y su posterior transformación
Colombo comenta a Buenos Aires/12 que, por ser un símbolo del peronismo, la República fue abandonada tras el golpe de 1955 y su nombre fue reemplazado por el de País de los Niños.
Abrodos coincide en que todo lo realizado durante el primer peronismo fue puesto en cuestión. Durante la dictadura autodenominada Revolución Libertadora, el parque fue dejado de lado y su misión pedagógica desactivada. Con el fin de los Juegos Evita y la baja de programas de turismo social, el predio perdió casi todo su protagonismo y prácticamente salió de la vida cotidiana de los platenses y vecinos aledaños.
Durante 1973, fue brevemente ocupado por organizaciones como Montoneros como señal de protesta por su estado de deterioro. Más tarde, en 1979, el decreto ley 1294 transfirió el terreno a la Municipalidad de La Plata. El intendente Alberto Tettamanti decidió su privatización y adjudicó la administración a la empresa Zanón Hermanos, que también operaba el Italpark en Recoleta.
Esa etapa, según Abrodos, significó un renacimiento del parque. Aumentó la cantidad de visitas y se incorporaron atracciones mecánicas, aunque a costa de una creciente pérdida del espíritu fundacional. Colombo remarca que el parque comenzó a transformarse en un espacio meramente recreativo y que su dimensión pedagógica fue cediendo terreno sin ser reemplazada de forma integral.
El Disney de Perón, ¿mito o realidad?
En 1986, hubo un intento de que la empresa Disney se hiciera cargo de la República. Aunque nunca se concretó, el episodio alimentó el mito que vincula el parque platense con la creación de Disneylandia. Sobre este punto, Abrodos es categórico. “No hay ninguna foto ni documento que certifique la presencia de Disney”, afirma. Lo cierto es que el empresario estadounidense sí visitó a Florencio Molina Campos en su casa de Moreno y se inspiró en sus obras para películas como Goofy el gaucho o Saludos Amigos.
La vuelta de la democracia en 1983 permitió una incipiente recuperación de los valores originales. En 1991 nació el programa Los Niños Gobiernan la República. La iniciativa buscó que estudiantes de primaria cumplieran funciones como diputados y senadores y participaran en simulacros legislativos con presentación de proyectos.
Colombo menciona que ese tipo de actividades fueron importantes, pero no suficientes. A su juicio, faltó un plan general de recuperación. Denuncia que durante el menemismo se reemplazaron materiales originales por otros de baja calidad y que varios edificios fueron “puestos en valor” sin criterios patrimoniales. También señala que hubo restaurantes de comida rápida y un parque de dinosaurios que jamás se inauguró. Además, las últimas décadas del siglo XX hubo varios intentos de privatizaciones que no prosperaron.
Durante los últimos 15 años se produjeron leves avances edilicios, como la llegada de un avión que despertó curiosidad entre los visitantes y se promovieron actividades culturales. Para Abrodos, esas acciones favorecieron el impulso del parque, aunque muchas demandas estructurales persisten. En este punto, a principios de este año, se anunció la reparación y remodelación del barco y el tren del parque, dos atracciones históricas del lugar, en un convenio entre el municipio, la UNLP y Astillero Río Santiago.
La arquitectura y la nostalgia
Hoy, el parque conserva su condición de Monumento Histórico Nacional, Patrimonio Arquitectónico Platense y Patrimonio Cultural del Partido de La Plata. Recibe más de 1.200.000 visitantes por año. El Centro Cívico sigue integrado por la Casa de Gobierno, el Palacio Legislativo, la Plaza San Martín, la Plaza de las Américas, la Capilla de Lourdes, el Palacio de Cultura que alberga el Museo Internacional del Muñeco, el Banco Municipal Infantil, la estación de tren, la Aduana y la Radio República.
Sobre la arquitectura, Abrodos destaca que todos los edificios respetan la escala infantil y combinan estilos medievales, islámicos y orientales. Entre las construcciones más emblemáticas se encuentran la réplica del Palacio Ducal de Venecia, la Legislatura inspirada en el Parlamento británico, la Capilla con techos normandos, el Palacio de Justicia con su pequeña cárcel y el Taj Mahal reinterpretado como sede cultural.
El predio conserva además espacios deportivos, sectores de marina, ejército y aeronáutica, un lago artificial, un tren que recorre todo el terreno y el barco estilo Mississippi, que como se mencionó están en reparación. La estación de ferrocarril tiene paradas como Los Troncos, Caperucita y Pulgarcito.
Parte de la comunidad
Los vecinos platenses cumplieron un rol fundamental a lo largo de estos años. Algunos participaron en la construcción. Otros resistieron los intentos de privatización. Y muchos más la siguen utilizando como espacio verde de uso cotidiano.
Luciano, un vecino de 35 años, recuerda que de niño su actividad favorita era subirse al tren. “Hace unos años volví y los vi deteriorados. Vamos a ver si vuelven a ser lo que fueron”, cuenta. Yamila, vecina de Lomas de Zamora, rememora los paseos a caballo junto a su papá y su hermano. Federico, oriundo de Temperley, destaca la arquitectura y afirma que en el esplendor de su arquitectura “seguramente no tenía nada que envidiarle a Disney”.
Colombo remarca que aún falta una historia integral del parque. Según él, los libros publicados hasta ahora solo abordan la etapa fundacional. No se detallan los cambios en el uso del predio, los programas aplicados, ni las modificaciones arquitectónicas o paisajísticas.
A 74 años de su creación, la República de los Niños sigue siendo un símbolo contradictorio. Es un parque, pero también un continúa siendo político. Es un sitio de memoria, pero también de olvido. Es un espacio pedagógico que supo formar ciudadanía, y que hoy busca reencontrarse con su esencia original.
Pagina 12
No hay comentarios:
Publicar un comentario