28 de julio de 2021

 

Dirigente gremial e hijo de campesinos de la región cordillerana de Cajamarca

Asumió el maestro rural Pedro Castillo en Perú

El nuevo presidente tomó posesión y dio su primer mensaje llevando su inseparable sombrero de paja de ala ancha y copa alta típico de las zonas rurales peruanas.

Carlos Noriega

Desde Lima

 Desde este miércoles, el Perú tiene, por primera vez en su historia, un presidente que viene de los sectores más pobres y excluidos del país. Un campesino y maestro rural ajeno a las élites y los círculos del poder que ha despertado las esperanzas de cambio en un país con profundas inequidades agudizadas en tres décadas de neoliberalismo. Y que ha sido blanco de los ataques de esas élites que pierden el poder. La juramentación de Pedro Castillo como presidente del Perú marca un hecho histórico. Y se da en el día del bicentenario de la independencia del país. Con el profesor y sindicalista que ha llegado a la presidencia, el Perú se suma a los países de la región con gobiernos progresistas. A la jura del nuevo mandatario peruano asistió el presidente argentino Alberto Fernández, con cuyo gobierno Castillo siente cercanía. Ambos tuvieron luego un encuentro bilateral (ver nota aparte). 

El nuevo presidente tomó posesión y dio su primer mensaje llevando su inseparable sombrero de paja de ala ancha y copa alta típico de las zonas rurales de la región andina de Cajamarca de la que proviene. No vestía el clásico traje y corbata que para esta ocasión han llevado todos sus antecesores, sino una chaqueta negra de cuello alto con delgadas franjas de coloridas figuras andinas. Muy similar al que suele usar el exmandatario boliviano Evo Morales, presente en la ceremonia. Un gesto de autenticidad y reivindicación de sus raíces. “Castillo no renuncia a su identidad, sino que la exhibe y la dignifica”, le comentó a Página/12 el historiador Nelson Manrique. Además del presidente Fernández y de Evo Morales, también estuvieron presentes los mandatarios Luis Arce de Bolivia, Iván Duque de Colombia, Sebastián Piñera de Chile y Guillermo Lasso de Ecuador, y el rey español Felipe VI, así como los vicepresidentes de Brasil y Paraguay, el canciller de Uruguay, entre otros.

Castillo juramentó “por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución”. Lo hizo ante la presidenta del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, de la centroderechista Acción Popular. “Esta vez un gobierno del pueblo ha llegado para gobernar con el pueblo y para el pueblo, para construir de abajo hacia arriba. Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino, una persona que pertenece como muchos de los peruanos a los sectores oprimidos por tantos siglos. También es la primera vez que un partido político formado en el interior del país gana las elecciones democráticamente y que un maestro, más precisamente un maestro rural, es elegido para ser. Es difícil expresar el altísimo honor que esto significa para mí”, señaló el nuevo presidente peruano, que comenzó su mensaje, de poco más de una hora, con un recuento de la historia peruana, reivindicando a las poblaciones indígenas.

Propuso al Congreso la convocatoria a una Asamblea Constituyente para cambiar la actual Constitución que viene de la dictadura del encarcelado Alberto Fujimori. En ese momento la bancada oficialista lo aplaudió de pie. La oposición conservadora mantuvo silencio. Este fue el anuncio de mayor trascendencia política. Recalcó que el cambio de Constitución es una de sus principales banderas. Cuestionó que la actual Carta Magna “beneficia a las grandes corporaciones para que puedan llevarse nuestras riquezas” y destacó que era necesario una nueva “que permita cambiar el rostro a nuestra realidad económica y social”.

 Ante la controversia que existe sobre la convocatoria a una Asamblea Constituyente, el gobierno recién asumido propone que se convoque a un referéndum para que la población decida. “Respetaremos cono energía lo que el pueblo decida”, señaló el mandatario. Pero, como admitió Castillo, el presidente no tiene la facultad para convocar este referéndum, que debe pasar por una previa modificación de la actual Constitución que se debe decidir en el Congreso para así habilitar el referéndum. En el Legislativo hay una mayoría conservadora que se opone a una Asamblea Constituyente y defiende cerradamente la Carta Magna fujimorista y no quiere que el asunto se decida democráticamente en un referéndum. En su primer acto de gobierno, el presidente anunció la presentación al Parlamento de un proyecto para habilitar el referéndum y pidió concertar posiciones. “Esperamos que pueda ser aprobado”, dijo. La tendrá difícil.

“Estamos dispuestos a recuperar la soberanía sobre todos nuestros recursos naturales porque muchos, hoy en día, están en manos extranjeras. Esa es una de las razones principales que nos obligan a buscar una nueva Constitución”, indicó.

.El nuevo presidente señaló que su primera prioridad será combatir la pandemia del coronavirus y asegurar la vacunación de la población. Con más de 196 mil fallecidos, el Perú es el país con el mayor índice de mortalidad en relación a su población en el mundo. La pandemia ha puesto en evidencia la precariedad del sistema de salud, un problema al que se deberá enfrentar Castillo, que ha anunciado un importante incremento de la inversión en el sector. Los contagios y muertes tienen desde hace varias semanas un importante y constante descenso, pero se teme la llegada de una tercera ola. “Nos toca gobernar en un momento de enorme gravedad para el Perú. Debemos maximizar nuestro esfuerzo para alcanzar la vacunación de toda nuestra población en el menor tiempo posible. La salud es un derecho fundamental que el Estado debe garantizar”, señaló.

Aseguró cumplirá su promesa de hacer cambios al modelo neoliberal impuesto hace tres décadas y anunció que será “un cambio con responsabilidad”. “Hoy la población pide cambios y no está dispuesta a renunciar a ellos. No los defraudaré”, se comprometió. 

 Propuso una mayor actuación del Estado en la economía, su participación como socio de la empresa privada en la explotación de los recursos naturales, pero descartó posibles estatizaciones. “No pretendemos ni remotamente estatizar nuestra economía ni hacer una política de control de cambios. Solo queremos que la economía de las familias, sobre todo las de menores ingresos, sea más estable y próspera. Lo que nosotros propugnamos es que se acaben los abusos de los monopolios”. Hubo aplausos de un lado y silencio del otro.

Anunció políticas de redistribución e inversión pública para reducir las enormes brechas que existen en el país. Reiteró que su gobierno le dará especial atención a la salud, la educación y a las poblaciones rurales, como lo había anunciado en declaraciones previas. Indico que se pondrán en marcha programas para crear empleos temporales, ofreció crear un millón de empleos en el primer año de su gobierno. El impacto económico de la pandemia ha dejado más de dos millones desempleados. También anunció créditos para los campesinos y las micro y pequeñas empresas, y la entrega de un bono de apoyo económico de unos 180 dólares a la población en situación vulnerable.

En una fecha cargada de simbolismo como el día del bicentenario de la independencia, el presidente de raíces indígenas anunció que no gobernará desde el Palacio Gobierno, conocido como “Casa de Pizarro” por el conquistador Francisco Pizarro. Sorprendió a todos. “Tenemos que romper con los símbolos coloniales para acabar con las ataduras de la dominación”, afirmó. No se conoce aún cuál será el nuevo centro del gobierno. El presidente anunció que el Palacio de Gobierno será convertido en un museo. Se refirió a la importancia de la celebración del bicentenario de la independencia, pero dijo que ésta no había mejorado la vida de las mayorías que han seguido marginadas.

La gran ausencia en su mensaje fue la política exterior, sobre lo que no dijo una palabra. Causaron controversia y críticas sus anuncios de “expulsar en 72 horas a los delincuentes extranjeros” y que los jóvenes que no trabajan ni estudian deben hacer el servicio militar.

Castillo ha iniciado su primer día de gobierno sin gabinete ministerial. La juramentación del gabinete anunciado para este miércoles fue sorpresivamente postergada. Se anunció que este jueves se nombrará al jefe del gabinete y el viernes al resto de los ministros. Una demora que genera incertidumbre y tendría que ver con negociaciones y tensiones entre el partido de gobierno, Perú Libre, que estaría presionando por tener la mayor cantidad de ministros y por políticas radicales, y el presidente, que busca moderar esas propuestas y abrir su gabinete a otros sectores. 

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