El presidente Milei busca impedir que el megaDNU sea rechazado en Diputados
Solo aprietes y amenazas para evitar otro fracaso
El ministro Francos negocia mientras los trolls del gobierno atacan a los potenciales "traidores". La Rosada busca evitar o postergar el debate del DNU en la Cámara baja.
"Solo 25 a favor, es demoledor", suspiraba un asesor libertario a la salida del Congreso, poco después de que el Senado hubiera rechazado el mega DNU de Javier Milei. Si bien nadie esperaba una victoria esa noche, la insignificancia del respaldo opositor al gobierno nacional había despertado varias alarmas. Con el correr de las horas, esas alarmas darían paso a la furia presidencial y a la cacería virtual de gobernadores y legisladores. Milei no tardó en advertirles que cualquier convocatoria al diálogo dependía de la supervivencia del DNU. "Si quieren la confrontación, va a haber confrontación", los amenazó. A diferencia del día después de la derrota del proyecto de ley ómnibus, Milei esta vez mandó a sus emisarios políticos a sondear a los aliados que considera que podrían darle buenas noticias en Diputados. Es decir, el PRO y los radicales. Y es que, pese a que el clima de las negociaciones está enrarecido, en Casa Rosada no dan la batalla por perdida y fantasean con dilatar la discusión hasta hacerse con una mayoría que permita terminar blindando el DNU en Diputados.
Tras el rechazo al DNU 70/2023, Milei siguió su clásico modus operandi. Insultó por Twitter a los legisladores que habían votado en contra, se ensañó con algunos en particular --en este caso fue el senador Martín Lousteau-- y envió su granja de trolls a escracharlos por redes sociales. Los acusó de defender los privilegios de la casta política y amenazó con profundizar la confrontación, dando a entender que "lo que pasó en el Senado" abría "dudas" sobre el futuro del Pacto de Mayo. "Cuando yo planteé el discurso en la Asamblea Legislativa básicamente lo que dije es que si quieren la confrontación, va a haber confrontación, y si quieren un acuerdo, vamos a un acuerdo. Ayer no han mostrado ir por el camino del acuerdo, han decidido ir por el camino de la obstrucción", advirtió el presidente en Radio la Red. Como si fuera un movimiento ensayado, su vocero presidencial, Manuel Adorni, repetiría en la conferencia de prensa: "El rechazo lo único que nos indica es un mal indicio de la voluntad de algunos actores de avanzar en el Pacto de Mayo".
El presidente enviaba así un mensaje claro: sin DNU y sin ley ómnibus no había Pacto de Mayo (es decir cualquier aproximación a un acuerdo fiscal sobre la transferencia de recursos a las provincias). El enojo estaba dirigido fundamentalmente a los gobernadores patagónicos que habían habilitado a sus senadores a votar en contra del DNU: Alberto Weretilneck (Río Negro), Claudio Vidal (Santa Cruz), Ignacio Torres (Chubut), Rolo Figueroa (Neuquén). "Nacho" Torres, incluso, salió a denunciar que lo estaban operando en medios locales sobre una falsa reunión con Cristina Fernández de Kirchner. "Veo que en la oficina de 'trolls' de la Rosada están entusiasmados buscando instalar algo que es absolutamente falso. Sería un buen momento para dedicarse a gobernar", se quejó el gobernador de Chubut del PRO a través de sus redes.
La amenaza no cayó bien entre varios de los gobernadores, aunque muchos admitirían, en privado, que se imaginaban que podría haber sido "peor". Para muchos, el bochazo en el Senado había servido para ponerle "límites" a Milei, señalarle que, a las patadas, no iba a resolver su situación en el Congreso. "El Ejecutivo no entiende que imponiéndose con insultos o ataques en las redes no va a cambiar nada. Lo del DNU se venía acumulando hace tiempo y no hicieron nada para evitarlo", analizaba un dirigente norteño el jueves por la noche.
Los gobernadores radicales, en cambio, optaron por ratificar su respaldo al gobierno nacional y, así, diferenciarse públicamente de la postura que había adoptado el presidente de su partido, Martín Lousteau, que había votado en contra. "Queremos un cambio en el país y una UCR moderna" se titulaba el comunicado firmado por Gustavo Valdés (Corrientes), Alfredo Cornejo (Mendoza), Carlos Sadir (Jujuy), Leandro Zdero (Chaco) y los presidentes de bloque de Diputados, Rodrigo de Loredo, y del Senado, Eduardo Vischi. Era una crítica velada a la decisión que Lousteau había tomado en soledad, diferenciándose de la postura del ala más "dialoguista" de los gobernadores, que pugnan hoy por acompañar el DNU. "Votar en contra del DNU no es bloquear a un gobierno, es bloquear el crecimiento del país", le recriminó, más abiertamente, Cornejo al presidente de su partido.
Sacando cuentas en Diputados
Pese a las arremetidas de Milei contra los dirigentes que habían elegido el camino de la "confrontación", el gobierno no se quedó en los insultos, sino que activó varias reuniones para sondear el escenario en la Cámara de Diputados. Y es que en Casa Rosada estiman que el escenario en la Cámara baja podría serles favorable si logran consolidar el acompañamiento del PRO y la UCR. Fue por ello que, durante el día, Francos recibió a una comitiva de diputados del PRO, primero, y de la UCR, después.
Dado que el decreto todavía sigue rigiendo --OSDE, por ejemplo, aprovechó para enviarle un mail a sus afiliados sobre un nuevo aumento en el mismo momento que el Senado estaba discutiendo el DNU (que incluye, entre otras cosas, la liberalización de las prepagas)--, el objetivo del oficialismo es aplazar el debate lo más posible. Con esto, el oficialismo pretende que el decreto continúe corriendo, sí, pero también esperar a un escenario más favorecedor. Ya que, hoy por hoy, el número en Diputados es más proclive al rechazo.
El DNU recibió, en en el Senado, un total de 25 adhesiones que incluyen los votos de LLA, el PRO y la mayoría de la UCR. De replicarse el escenario, el oficialismo tendría, como mínimo, los 40 votos de LLA, los 37 del PRO, los 3 tucumanos que responden a Osvaldo Jaldo, el entrerriano que responde al gobernador Rogelio Frigerio y a una diputada tucumana de CREO, aliada al PRO. Es decir, el gobierno cuenta con una base mínima de 82 diputados a los que deberían sumarles una veintena de diputados radicales.
La UCR es, hoy, la gran incógnita. La mayoría del bloque está alineado detrás de la línea más amigable con el gobierno que encabeza De Loredo y que ayer se reunió con Francos. Además de darle cuenta del panorama de adhesiones de la bancada, varios diputados radicales aprovecharon también para pedirle a Francos que el gobierno presentara proyectos de ley espejo a varios artículos del DNU (como la reforma laboral o la derogación de la Ley de Alquileres). Y es que el temor de la línea De Loredo es que, de llegar al recinto, la minoría que comanda Facundo Manes --más crítica del gobierno-- pueda crecer y terminar llevando a la caída definitiva del DNU.
El team por el rechazo, en ese sentido, parte de una base mucho más amplia. Ahí están los 99 diputados de Unión por la Patria, los 6 de la Coalición Cívica, los 5 del FIT, los dos del Partido Socialista, un mínimo de 5 radicales --los mismos que dieron quórum en la sesión por la reforma previsional el miércoles--, Margarita Stolbizer, Natalia de la Sota, los dos de Santa Cruz y, si se repite la estrategia que en el Senado, el rionegrino que responde a Weretilneck. Es decir que hay una base de 122 votos en contra: solo 7 menos de los que se necesitan para rechazar definitivamente el DNU.
En el medio están los votos de los 4 misioneros que responden al gobernador Hugo Passalacqua, los 4 que responden al cordobés Martín Llaryora, los 3 salteños de Gustavo Sáenz, así como Miguel Ángel Pichetto, Emilio Monzó, Nicolás Massot, Florencio Randazzo, entre otros. Esa será la pecera a la que LLA irá a pescar los votos para evitar el fracaso de su DNU "refundacional".
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