Declaró en el marco de la causa por la que se investiga cómo se dañó el teléfono que tenía el día atacó a CFK.
La asombrosa versión de Sabag Montiel sobre cómo se dañó su celular
Acusó a Cristina Kirchner y la jueza Capuchetti de complotarse para destruir su teléfono porque no encontraron la información que se necesitaba para acusarlo.
Irina Hauser
Fernando Sabag Montiel, el hombre que trató de matar a Cristina Fernández de Kirchner declaró esta vez como testigo en una causa donde se investiga cómo se dañó su celular, una prueba clave en el expediente sobre el atentado. Desarrolló una teoría asombrosa: dijo que el teléfono fue destruido 24 días después del hecho --ocurrido el 1 de septiembre de 2022-- y que para eso CFK le pagó a la jueza María Eugenia Capuchetti, a cargo de la causa sobre el ataque. También metió en la misma bolsa a sus defensores oficiales, Juan Martín Hermida y Federico Irusta, y al fiscal Carlos Rívolo. "Quiero que queden imputados todos", reclamó en alusión a los funcionarios judiciales y a los testigos de un juicio donde fue condenado a un año en suspenso por tenencia de un DNI ajeno.
La línea argumental de Sabag Montiel dice así: destruyeron el celular porque no encontraron su relación ni con la organización ultraviolenta Revolución Federal ni con el diputado del PRO Gerardo Milman. Al romperlo, razonaba el acusado del intento de magnicidio, quedaría la duda flotando. Según su relato la exvicepresidenta pagó por eso. Esta acusación resulta absurda dado que si algo hizo como querellante CFK --a través de sus abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira-- fue cuestionar y recusar a la magistrada varias veces por la pérdida de pruebas, inclusive el daño el teléfono, por la realización tardía de medidas, por no profundizar pistas políticas y económicas entre otras irregularidades por las que ponía en duda su imparcialidad.
La causa del teléfono
La jueza María Servini había citado a Sabag Montiel para la semana pasada, pero se negó a ir. Este lunes le advirtieron en el penal que si se volvía a resistir lo llevarían por la fuerza. En lo que va de esta investigación quedó claro que el problema con su aparato se produjo dentro de las 24 horas posteriores a su secuestro. El asesino fallido reconoció que tuvo el celular con él un largo rato después del intento de magnicidio mientras lo dejaron dentro de un patrullero, sin saber quién era, sin esposas. Asegura que no borró nada. Recién lo entregó cuando lo detuvieron. No le pidieron la clave. Un policía lo llevó dentro de un sobre con otro llamado Faraday que bloquea señales a Comodoro Py.
Primero hubo un intento de extraer la información del celular en el juzgado. Lo hizo el cabo la Policía Federal Alejandro Heredia. Usó el sistema UFED pero no pudo desbloquearlo porque tenía un patrón. La noche del 2 de septiembre Capuchetti mandó a la custodia de su juzgado, Priscilla Santillán, a la sede de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en Ezeiza, donde entregó un sobre abierto con el celular encendido. Esa fuerza informó que además de llegar sin cadena de custodia en la pantalla se leía "Samsung Galaxy A50-Warning: CMDLINE Parameter” y no iniciaba correctamente. La oficial principal Camila Seren y el subinspector Pablo Kaplan probaron formas de salir de esa leyenda y el aparato terminó reseteado de fábrica. Se rescató de la tarjeta SIM y luego chats de telegram, archivos y fotos pero no, por ejemplo, whatsapp previos. Capuchetti hizo la denuncia después de recibir un informe de Gendarmería. Los tres agentes que manipularon el dispositivo son los imputados hasta ahora y aun no fueron indagados.
La declaración
Según Sabag Montiel en el juzgado "tuvieron 24 días para analizar" el celular y "después lo destruyeron". Sostiene que lo hicieron porque no encontraron nada de interés. Sobre Milman acotó: "lo involucraron gratuitamente". Su nombre había aparecido en la causa cuando un testigo dijo que lo había escuchado dos días antes del atentado decir "cuando la maten yo estoy camino a la costa". A la teoría de la destrucción del aparato, el hombre agregó que al vaciarlo le sacaron todos los contactos, le dieron una lista falsa "para que no me pudiera contactar con mi gente querida" y crearon un teléfono mellizo. Cuando le preguntaron cómo lo sabía dijo que lo había visto en la televisión.
El celular "no se golpeó" en el momento que lo entregó, sostuvo Sabag Montiel. "Luego --continuó-- inventaron un golpe para decir que se golpeó, y que a mí me golpearon un ojo, y que todo esto ocurrió en la trifulca" con militantes. La realidad en el expediente es que él mismo denunció en su primera declaración que le habían pegado. ¿Cómo explica que luego, según su hipótesis, el contenido del teléfono fue analizado? Asegura que el patrón para acceder lo informó su novia de entonces, Brenda Uliarte, que también está presa en Ezeiza. "Ella la conocía por ser mi novia. Esto no figura en la causa, lo ocultan", dijo. Aclaró que ella la facilitó a pedido de sus defensores "y desbloquean el teléfono". "La debe haber dado por miedo. Era una Z el patrón", afirmó.
La declaración pareció más un descargo que una testimonial (bajo juramento de verdad). "Es importante recalcar que Capuchetti tenía una causa sobre la deuda del FMI en la cual ella sobreseyó al expresidente Macri, pero también recibió dinero de Cristina Kirchner para romper el teléfono”, sorprendió a los presentes. Le preguntaron cómo sabía y contestó sin argumentos: "Porque es público conocimiento, lo hace para generar confusión. Por una parte culpa a Milman y por otro sobresee a Mauricio Macri, es una doble vara que juega". Vale aclarar que la causa sobre el préstamo del FMI existe pero Macri no fue sobreseído.
También se despachó contra los que llamó "medios manejados por el kirchnerismo". "Se inventó, que el Poder Judicial estaba persiguiendo al kirchnerismo y por esa razón querían apresar o mandarla a matar a Cristina", simplificó. En las entrevistas con psiquiatras y en una nota con C5N Sabag Montiel dijo que actuó por su cuenta y no estaba arrepentido. En la indagatoria solo señaló que Brenda no tenía nada que ver. Capuchetti mandó la causa a juicio oral sin profundizar quién pudo haber estado detrás pese a haber pistas.
Los investigadores le preguntaron a Sabag si su teléfono había sido reseteado de fábrica alguna vez (Gendarmería decía que sí). Dijo que no. Comentó que se lo había comprado entre 2020 y 2021 "a una chica venezolana": "Lo recibí y no lo toqué jamás". Añadió que tenía el sistema operativo de Samsung y nada más. Algo llamativo fue que describió que cuando lo encendía se leía “Samsung A50” y luego "una pantalla con unas letras rojas que dicen 'CMD WARNING' y tenía que apretar ahí el botón de power y después de eso aparecía el patrón de desbloqueo y el teléfono anda". Es lo que vio la PSA, pero el celular se reseteó.
Rumbo al juicio
Muchos aspectos de la testimonial de Sabag Montiel se chocan con la el contenido de la causa sobre el atentado. Estuvieron presentes dos de sus defensores para cuidar que no se autoincriminara, los abogados de los agentes y la fiscal Gabriela Baigún, encargada de la acusación en el juicio oral por el intento de magnicidio que comenzará el 26 de junio, a cargo del Tribunal Oral Federal 6. Este miércoles la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal rechazó las recusaciones contra dos de sus integrantes (Sabrina Namer y Adrián Grünberg) presentadas por el tercer acusado, Gabriel Carrizo, el dueño del negocio de los copos de azúcar que usaron para monitorear la zona de la vivienda de CFK.
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