28 de mayo de 2024

La legisladora libertaria que se quedó con la leche de los comedores"

Lucía Montenegro, de La Libertad Avanza, en el ojo de la tormenta por apropiarse de leche destinada a comedores de la Villa 31.

En un episodio que indigna y enciende las alarmas sobre la ética de los representantes de la derecha, la legisladora porteña Lucía Montenegro, del partido La Libertad Avanza (LLA), ha sido acusada de quedarse con más de 4.000 litros de leche destinados a comedores de la Villa 31. Las pruebas son irrefutables: un recibo firmado por la propia legisladora y una denuncia que va más allá de lo imaginable, planteando serias dudas sobre la integridad y el compromiso de quienes dicen estar al servicio del pueblo.

El incidente, desvelado gracias a la intervención del periodista Pablo Duggan, quien compartió una fotografía del recibo firmado por Montenegro en sus redes sociales, ha sacudido a la opinión pública y ha puesto en el centro del debate la transparencia en la política. La leche, parte del programa solidario "Desafío Tambero", debería haber sido distribuida entre los comedores de la Villa 31 para alimentar a cientos de niños y familias en situación de vulnerabilidad. En cambio, terminó en manos de una legisladora, al parecer, sin ningún justificativo más que su propia conveniencia.

La denuncia ha sido contundente. Según se detalla, la leche fue retenida en un gimnasio de propiedad de Montenegro, ubicado en la Calle Junín 322 en Once, Capital Federal, y conocido por su nombre CHAIU DO KWAN. La pregunta que surge es: ¿por qué una legisladora necesitaría apropiarse de recursos destinados a los más necesitados? ¿Es esta la clase de liderazgo que La Libertad Avanza promueve?

No es la primera vez que un político es señalado por actos de corrupción, pero el contexto agrava la situación. En medio de una crisis económica y social donde cada litro de leche puede marcar la diferencia entre un niño bien alimentado o con hambre, este tipo de conductas son absolutamente intolerables. La Villa 31, una de las zonas más vulnerables de la ciudad, depende en gran medida de las ayudas y donaciones para subsistir. Robarles es, sin duda, uno de los actos más bajos que puede cometer un representante público.

 

 

La situación requiere una investigación exhaustiva y una respuesta rápida por parte de las autoridades competentes. No solo está en juego la reputación de una legisladora, sino la confianza de toda una comunidad en sus líderes. El hecho de que Montenegro haya utilizado su posición para acceder y apropiarse de recursos destinados a los más necesitados es una traición a la confianza pública y un abuso de poder que no puede quedar impune.

La gravedad de esta acusación también pone en jaque a La Libertad Avanza ¿Cómo responderán sus líderes? ¿Habrá una condena clara y un compromiso para evitar que situaciones como esta se repitan? O, por el contrario, ¿se escudarán en el silencio y la complicidad?

La transparencia, la rendición de cuentas y la honestidad no son meros slogans de campaña, sino pilares fundamentales de una democracia saludable. El robo de leche destinado a los más vulnerables es un acto vil que exige justicia, no solo por el bien de la Villa 31, sino por el futuro de una sociedad que no puede permitirse seguir tolerando la corrupción en sus más altas esferas.

 

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