30 de mayo de 2024

La Mano Oculta del Poder: Cómo el Gobierno Torció Voluntades para conseguir las Firmas del dictamen de la Ley Bases

En una noche de maniobras políticas y promesas vacías, el Ejecutivo logró que su controvertido proyecto de Ley Bases avance en el Senado, revelando las grietas y debilidades de una oposición fragmentada.

(Por Santiago Ríos) A oscuras y con gran parte de los senadores ya ausentes en el edificio, el gobierno nacional consiguió finalmente las firmas necesarias para dictaminar su Ley Bases y paquete fiscal. Fue una odisea de altibajos que comenzó con la concesión a los patagónicos para subir el piso de Ganancias -desbloqueando así el paquete fiscal-, continuó con la negativa de Martín Lousteau y José Carambia a firmar el dictamen -dejando a La Libertad Avanza sin el número para avanzar con la Ley Bases-, y culminó tarde en la noche con la visita de Guillermo Francos.

El flamante jefe de Gabinete llegó con promesas y nuevas ofertas que lograron cambiar la voluntad del santacruceño Carambia, generando un efecto dominó entre los legisladores restantes. Solo los radicales Lousteau y Maximiliano Abad, junto a los senadores peronistas, se mantuvieron firmes en su oposición, anunciando la presentación de su propio dictamen en los próximos días.

La jornada en el Senado fue tensa y caótica, con episodios de ironía y confrontación. "Les dicen abecedario a ustedes, muchachos. Porque no tienen número", gritó un senador peronista a uno radical en el pasillo antes de que comenzara el plenario de comisiones. La incertidumbre era total: el gobierno estaba decidido a dictaminar ese día, habiendo ya circulado el dictamen de la Ley Bases para su firma. Aunque se incluyeron la mayoría de los cambios pedidos por la UCR y los patagónicos, el número de firmas seguía siendo insuficiente. "Ojalá tengan la generosidad de acompañarnos. El que gana gobierna, el que pierde acompaña", comentó Bartolomé Abdala, presidente de la comisión de Legislación General, mientras Guadalupe Tagliaferri del PRO reía y negaba con la cabeza.

La negativa de Lousteau y Carambia a firmar el dictamen de mayoría dejó al oficialismo sin los números necesarios. Para conseguir el apoyo, el gobierno necesitaba nueve firmas en la comisión de Legislación General, nueve en Presupuesto y diez en Asuntos Constitucionales. Las firmas podían ser para cualquier dictamen, incluso de rechazo, pero debían estar presentes. Con los opositores firmes en su negativa, la matemática se volvió en contra del oficialismo.

En un intento desesperado por lograr las firmas necesarias, Abdala convocó a un cuarto intermedio para continuar negociando. En ese momento, Ezequiel Atauche, líder del bloque de La Libertad Avanza, arrastró a Carambia a un despacho oficialista para reunirse con el vice jefe de Gabinete, José Rolandi. Carambia, que buscaba aumentar las regalías de la minería para las provincias, logró que sus demandas fueran incluidas en el paquete fiscal, lo que permitió destrabar su apoyo a la Ley Bases.

La aparición de Guillermo Francos fue decisiva. El nuevo jefe de Gabinete, conocido por su habilidad para negociar, llegó al Senado con nuevas promesas y ofertas que finalmente convencieron a los indecisos. A pesar de las tensiones y la resistencia de algunos sectores, el gobierno logró reunir las firmas necesarias. Las concesiones a los patagónicos y otros sectores críticos fueron clave para asegurar el apoyo necesario. El radical Pablo Blanco, por ejemplo, firmó el dictamen a cambio de que Tierra del Fuego continúe sin pagar Ganancias.

El desenlace de la jornada fue una muestra de la capacidad del gobierno para maniobrar en un contexto adverso. Aunque el proceso fue turbio y lleno de intrigas, el oficialismo consiguió lo que buscaba: avanzar con la Ley Bases en el Senado. Las críticas de la oposición no se hicieron esperar. José Mayans, jefe del bloque de Unión por la Patria, acusó al gobierno de falta de diálogo y de imponer una ley que otorga demasiado poder al presidente. Otros opositores, como Carlos Parrilli y Mariano Recalde, criticaron la reforma laboral y los cambios "cosméticos" al proyecto.

Guadalupe Tagliaferri, del PRO, cuestionó la transparencia del proceso y la falta de explicaciones sobre las modificaciones. Lousteau también se mostró crítico, señalando las "ventajas enormes" que se otorgarían con el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), en detrimento del mercado local.

A pesar de las críticas, el gobierno logró lo que parecía imposible al inicio de la jornada. La Ley Bases se encamina a ser tratada en el recinto de la Cámara alta, una victoria para el oficialismo en medio de un panorama político cada vez más fragmentado y polarizado.

La jornada del 29 de mayo de 2024 quedará marcada como un ejemplo de las complejidades y desafíos del sistema político argentino. Con maniobras de último minuto, promesas y negociaciones, el gobierno demostró su capacidad para operar en un entorno adverso y conseguir sus objetivos, aunque a costa de concesiones y controversias. La aprobación de la Ley Bases en el Senado no solo representa una victoria para el presidente Javier Milei, sino también un reflejo de las profundas divisiones y dinámicas de poder en el Congreso argentino.

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