30 de septiembre de 2024

El ‘veranito’ del dólar: una paz económica que oculta la tormenta por venir

El economista Sergio Chouza advierte sobre el uso de mecanismos artificiales para sostener el dólar, mientras el gobierno de Javier Milei enfrenta un "cuello de botella" que amenaza con desestabilizar el sector externo

En una entrevista radial, Sergio Chouza, economista y analista, describe la compleja realidad económica que atraviesa el país. Con un dólar que parece estable a simple vista, el experto destaca que esta calma es producto de intervenciones artificiales del gobierno. Según Chouza, la adicción a un dólar barato y las intervenciones en el mercado generan una falsa sensación de estabilidad, mientras las presiones macroeconómicas continúan latentes.

En medio del caos económico que enfrenta la Argentina, uno de los temas más recurrentes es la situación del dólar y las dificultades del gobierno para mantener una estabilidad que, según el economista Sergio Chouza, está lejos de ser genuina. Durante una entrevista radial, Chouza explicó con claridad que el país atraviesa un "cuello de botella" en el sector externo, lo cual impide la implementación de políticas coherentes y consistentes a largo plazo. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Javier Milei, incluyendo el blanqueo de capitales y otros estímulos, la falta de dólares sigue siendo una realidad ineludible.

Según el economista, el gobierno enfrenta una contradicción fundamental: mantener un tipo de cambio barato para ganar tiempo y estabilidad a corto plazo, pero a costa de debilitar el sector externo. “Vos no podés tener simultáneamente la adicción a un dólar barato y, al mismo tiempo, darle consistencia a tu sector externo”, afirma Chouza. Esta política de un tipo de cambio bajo ha permitido, de momento, controlar ciertos desequilibrios, pero las "fisuras" en el programa macroeconómico son evidentes, y la dependencia del gobierno en intervenciones directas es cada vez mayor.

El economista se refiere al actual "veranito" del dólar, caracterizado por una caída temporal del dólar blue, que ha llegado a dar la impresión de que la situación podría estabilizarse en el largo plazo. Sin embargo, Chouza es categórico: esta baja del dólar es el resultado de “anabólicos” o mecanismos temporales que, una vez retirados, podrían provocar un aumento brusco del tipo de cambio. “Está muy determinado por los anabólicos de la oferta extra que le da hoy el gobierno”, advierte.

Uno de estos mecanismos es el llamado “dólar exportador” o "dólar blend", una medida que permite que el 20% de las exportaciones se destinen al mercado de contado con liquidación, generando así una oferta adicional que reduce temporalmente el precio del dólar. El segundo mecanismo es la intervención directa del gobierno, en la que se utilizan unos 300 millones de dólares mensuales para contrarrestar las presiones alcistas en el mercado cambiario.

Sin estos "parches", el precio de equilibrio del dólar libre se encontraría cerca de los 1200 pesos, según Chouza. Este dato es alarmante, pues evidencia que la estabilidad actual es apenas una fachada, sostenida por intervenciones que no pueden prolongarse indefinidamente.

Lo que queda claro de la entrevista con Chouza es que el gobierno está utilizando herramientas excepcionales para mantener la paz económica, pero estas medidas no son sostenibles a largo plazo. A medida que los estímulos temporales comiencen a desvanecerse, las presiones inflacionarias y la demanda de dólares volverán a crecer, y con ellas, la inestabilidad que actualmente parece estar bajo control.

El modelo económico que sigue el gobierno de Milei, centrado en la liberalización y el ajuste fiscal extremo, encuentra en la falta de dólares su principal talón de Aquiles. Las importaciones, la inversión extranjera y el acceso al crédito internacional dependen en gran medida de un flujo constante de divisas que, hoy por hoy, está lejos de ser una realidad.

La estrategia de comprar tiempo a costa de una mayor presión futura sobre el sector externo es arriesgada, y según Chouza, podría tener consecuencias devastadoras en el mediano plazo. Mientras el país sigue sumido en un círculo vicioso de endeudamiento y crisis cambiaria, el panorama a futuro no se ve prometedor. “Este veranito del dólar es un ave de paso”, sentenció el economista, dejando en claro que la tormenta no ha terminado, sino que simplemente ha sido pospuesta.

El gobierno, por su parte, parece dispuesto a seguir utilizando todos los mecanismos a su disposición para evitar una crisis inmediata, pero el riesgo de una corrida cambiaria o de un nuevo estallido inflacionario sigue latente. En última instancia, la pregunta que surge es: ¿qué pasará cuando los “anabólicos” ya no sean suficientes? La respuesta, según Chouza, es que el precio real del dólar y las tensiones macroeconómicas volverán a la superficie, con efectos imprevisibles sobre la economía y el bienestar de la población.

El desafío de encontrar una solución estructural a este problema sigue siendo enorme. En tanto el país continúe dependiendo de intervenciones temporales y estímulos excepcionales, la estabilidad será solo una ilusión. Y aunque el gobierno de Milei se esfuerza por mostrar avances, la realidad es que el “cuello de botella” en el sector externo es una barrera difícil de superar sin un cambio radical en las políticas económicas actuales.

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