Entre Ríos: La policía encuentra artículos robados en el desarmadero que es propiedad de una diputada libertaria
El cierre de una chatarrería en Paraná, vinculada a la diputada provincial Débora Todoni y otros miembros de La Libertad Avanza, ha destapado un escándalo de proporciones que involucra actividades ilícitas, robos y un sistema de protección política. Este caso expone los peligros de la falta de controles sobre los dirigentes de un partido que pregona la eliminación del Estado y la reducción de las regulaciones.
En un operativo que dejó a la ciudadanía en estado de alerta, la Municipalidad de Paraná, asistida por la Policía de Entre Ríos, clausuró definitivamente la chatarrería “Recicladora del Paraná SRL”. Esta no es una clausura más. El establecimiento, ubicado en la zona norte de la ciudad, estaba bajo el control de un entramado familiar ligado al partido La Libertad Avanza, la misma coalición política que hoy representa los intereses de la ultraderecha en Argentina, encabezada por Javier Milei.
El cierre se produjo luego de varias denuncias e inspecciones que ya habían detectado irregularidades graves en el funcionamiento del lugar. Sin habilitación para operar y con la sombra de actividades ilícitas a cuestas, la chatarrería continuaba operando pese a una orden previa de clausura. El colmo llegó con el descubrimiento de que en el predio se almacenaban bienes robados, lo que encendió una nueva alarma.
La conexión política:
Lo que resulta particularmente inquietante es que detrás de este negocio se encuentra la diputada provincial Débora Todoni, junto con su esposo, el ex candidato a intendente de Paraná por La Libertad Avanza, Andrés Laumann, y su hermana Romina Todoni, actual concejal. La familia Todoni parece haber utilizado su poder político no solo para escalar en las esferas del partido, sino también para enmascarar actividades turbias. El lazo entre la política y la ilegalidad es cada vez más visible, mostrando cómo las promesas de “libertad” y “eliminación de la casta” de Milei se desmoronan frente a la realidad de un gobierno que protege a sus propios miembros, sin importar cuán comprometidos estén.
En el contexto del discurso libertario, la eliminación de regulaciones y controles parece ser una invitación abierta al abuso de poder. El caso de la chatarrería de la familia Todoni es un ejemplo claro de cómo, bajo la bandera de la "libertad", se han generado espacios donde los poderosos actúan sin freno, al margen de la ley.
El negocio del reciclaje o una fachada para la delincuencia:
La historia de esta chatarrería es turbia desde sus comienzos. Con antecedentes de clausuras previas, el negocio había sido denunciado por operar sin habilitación y por múltiples irregularidades en su funcionamiento. Las inspecciones realizadas por el personal de Control Urbano y Servicios Públicos de Paraná ya habían dejado en evidencia el desdén de sus propietarios por las normativas locales. Sin embargo, la situación alcanzó un punto crítico cuando se encontraron objetos robados en el lugar. Este hallazgo no solo desató una investigación más profunda, sino que también reveló un modus operandi que trasciende lo meramente comercial, entrando de lleno en el terreno de la criminalidad organizada.
No es la primera vez que una empresa vinculada a un político cae en este tipo de infracciones, pero lo que agrava la situación es que la familia Todoni no es ajena al poder. Desde sus posiciones de influencia en la Legislatura provincial y el Concejo Deliberante, han tenido la capacidad de maniobrar en su favor, dejando a las instituciones encargadas de velar por el orden público en un estado de parálisis.
La complicidad del gobierno de Milei:
El escándalo de la chatarrería tiene un componente político que no puede ser pasado por alto. Javier Milei y su gobierno, que han hecho campaña en contra de lo que denominan "la casta política", hoy se encuentran bajo el escrutinio por proteger a figuras que claramente han utilizado su influencia para fines personales y oscuros. La ironía no escapa a quienes han seguido de cerca la carrera de Milei: su cruzada contra la corrupción parece detenerse justo en las puertas de su propio partido.
El discurso de Milei, que se presenta como el paladín de la "libertad" y el mercado sin restricciones, queda desmantelado ante la realidad de que, en su gobierno, los intereses privados de sus allegados se entrelazan con la corrupción y la falta de escrúpulos. La clausura de esta chatarrería no es solo una cuestión local de la ciudad de Paraná, es una muestra de lo que puede ocurrir cuando el poder político y el interés personal se funden en una estructura sin controles efectivos.
La falta de respuestas y la complicidad estructural:
La ciudadanía de Paraná se encuentra con una sensación de desamparo. El escándalo alrededor de la chatarrería no es el único episodio oscuro que involucra a figuras de La Libertad Avanza en la región. En este sentido, la falta de respuesta contundente desde las máximas esferas del gobierno de Javier Milei refuerza la idea de que la impunidad es la norma. A pesar de las promesas de transparencia, Milei no ha ofrecido ninguna declaración al respecto, dejando que la sombra de la sospecha se extienda sobre su gestión.
Mientras tanto, la justicia sigue su curso, pero ¿hasta cuándo será posible sostener un sistema en el que los poderosos se protegen entre sí? La ciudadanía espera respuestas, pero el silencio que emana desde el entorno de Milei solo incrementa la percepción de que en este nuevo gobierno no hay lugar para el cuestionamiento ni para la responsabilidad política.
En Orsai
No hay comentarios:
Publicar un comentario