23 de junio de 2025

El bombardeo de Estados Unidos a Irán

Entramos en la guerra sin saberlo

Trump es un irresponsable y una marioneta en manos de Netanyahu. Las últimas decisiones bélicas traerán más caos a la región, al Mediterráneo y a las puertas de nuestras casas.

Alberto Negri

De Il Manifesto, especial para Página/12

Como era de esperar, los europeos fueron humillados y ridiculizados. Todos estaban dormidos, nuestros líderes europeos, incluidos los italianos. Ayer, en una breve publicación en Facebook, me pregunté si Trump podría decirle que no a Israel y quién estaba al comando en el mundo. Aquí está la respuesta en menos de 24 horas.

El mayordomo de Israel, Trump, ha cedido a las exigencias de un criminal de guerra sancionado como Putin por la Corte Penal Internacional. Aunque se insiste en hacer distinciones inútiles e, increíblemente, ningún gobierno europeo condena, ahora estamos envueltos en una guerra porque, si tienen la fuerza, los iraníes podrían atacar bases estadounidenses no solo en Oriente Medio, sino también en Europa e Italia. Y Trump no ha advertido a nadie porque es un irresponsable que considera a los europeos meros sirvientes, como quedó claro primero en el G7, abandonado sin siquiera despedirse, y luego ayer en Ginebra cuando Francia, Alemania y Gran Bretaña se reunieron inutilmente con el ministro de Asuntos Exteriores iraní Aragchi.

En cuanto a Netanyahu, ni siquiera nos considera dignos de un WhatsApp, mientras que aquí, sobre todo en Italia, repetimos como imbéciles la fórmula de que "Israel debe defenderse". Claro, incluso a riesgo de poner en peligro a nuestros ciudadanos, así como a los iraníes y a los miles de palestinos que Israel sigue asesinando en la Franja de Gaza. Solo un necio como el canciller alemán Merz puede pensar que "Israel nos hace el trabajo sucio". Israel libra sus guerras violando sistemáticamente el derecho internacional y humanitario, persigue intereses opuestos a los nuestros y ahora, con el ataque a Irán, apoyado por Estados Unidos, ha desatado una guerra que nosotros no hemos declarado. Netanyahu no tiene ninguna consideración por los europeos ni por Italia; de hecho, humilla sistemáticamente a nuestra diplomacia, que pide con tono infantil una "desescalada".

Al fin y al cabo, eso es lo que nos merecemos con nuestros líderes y un aparato mediático y de propaganda que jamás puede anticipar nada. Y piensa que la guerra es como el clima o el tráfico en las carreteras el fin de semana: así nos comportamos ante el genocidio en Gaza, espectadores impotentes e incluso despreocupados. Para Israel siempre hay una justificación y estamos dispuestos a respaldar incluso las mayores mentiras sobre el problema nuclear iraní. Solo para darnos cuenta de que, como en Irak en 2003, vamos a la guerra sin siquiera saber por qué.

¿Qué harán ahora China y Rusia? Los chinos están preocupados porque Irán es, junto con Arabia Saudita, su mayor proveedor de petróleo. Incluso temen que Teherán, acorralado por este ataque israelí-estadounidense, pueda cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 25% del suministro mundial. Una medida que, obviamente, pagaríamos todos, no solo los chinos. Trump, quien prometió el fin de las guerras, lo está disfrutando: la guerra contra Irán también es otra forma de poner a los europeos contra las cuerdas; pronto nos daremos cuenta de ello cuando negociemos aranceles. Estados Unidos está lleno de deudas y Trump quiere que las paguemos. ¿O alguien pensaba algo diferente?

El presidente estadounidense, al servicio de Netanyahu, ahora se jacta: «Grandes guerreros estadounidenses, ningún otro ejército del mundo —dice— podría haber hecho esto». No cabe duda: siente la victoria en el bolsillo en un conflicto decidido por Netanyahu mientras aún negociaba con los iraníes. Si Trump humilla a los europeos y a sus aliados, él aparece como una marioneta manipulada por el primer ministro del Estado judío. Quien, conviene decirlo, mantiene consultas con Putin: el líder ruso es aliado de Irán, que le suministra drones para la guerra en Ucrania, pero al mismo tiempo comparte con Netanyahu el objetivo de arrebatar territorios ajenos. No desea un cambio de régimen en Teherán, pero no parece capaz de evitar una derrota como la sufrida en Siria. Putin se presenta en Occidente como un estratega, pero no ha logrado derrocar a Zelenski ni tampoco mantener a Asad en pie.

¿Y ahora qué pasará? Netanyahu asegura que la entrada de Estados Unidos en la guerra "cambiará la historia". Debemos recordar estas palabras, las mismas que escuchamos en Irak, Afganistán y Libia. No solo no cambió la historia, como bien sabemos, sino que estas decisiones bélicas trajeron más caos en Medio Oriente, en el Mediterráneo y a las puertas de nuestras casas. Es con el caos que el dúo Netanyahu-Trump quiere decidir el destino de los pueblos y de las naciones: los escombros de Gaza y de Irán serán también los nuestros. ¿Acaso ya no lo sabíamos?


Alberto Negri es especialista en Medio Oriente, Asia central, África y Balcanes. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Milán, y trabajó varios años como investigador del ISPI (Instituto de Estudios de Política Internacional) de Italia (del cual sigue siendo consejero. También trabajó unos 40 años como enviado de guerra para diarios italianos como Il Corriere della Sera, Il Sole 24ore, Italia Oggi, entre otros. Ha publicado varios libros como “Il turbante e la Corona. Iran trent’anni dopo” (El turbante y la corona. Irán 30 años después. Ed. Marco Tropea), “El musulmano errante”- Storia degli alauiti e dei segreti del Medio Oriente” (El musulmán vagabundo. Historia de los alawitas y de los secretos del Medio Oriente, Ed. Rosenberg &Sellier) y Bazar Mediterraneo (Ed. Gog) por el que recibió el premio Kapuschinski como mejor enviado di guerra europeo. En los últimos años ha enseñado Relaciones Internacionales e Historia del Medio Oriente en distintas universidades. Actualmente trabaja para el diario Il Manifesto.

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