12 de julio de 2025

Los insólitos "milagros" del Gobierno 

Neblina mental  

Con la economía en crisis y pocos resultados palpables, la estructura de poder de Javier Milei se resquebraja, como sucedió en el Senado donde no pudo acordar con los gobernadores afines.

Luis Bruschtein

Desde el “no fui por la neblina”, hasta el hurto de fusibles del tablero del Senado, más tuiteros empleados por el gobierno pidiendo que “saquen los tanques a la calle” y que “dinamiten el Congreso”, todo fue mugriento y tosco. Fantino y JP Morgan empezaron la escalada que aisló al gobierno en sus limitaciones y vilezas destinadas a ahogar a las provincias, saquear a los jubilados y abandonar a enfermos, discapacitados y a víctimas de la tragedia de Bahía Blanca.

Javier Milei decidió no concurrir al acto central por el 9 de Julio en Tucumán cuando se enteró que no irían los gobernadores. Pero como no podía confesarlo, dijo que no iba por la neblina. Hizo un día espectacular y para que se notara más, la vicepresidenta se tomó un avión y llegó con pleno sol.

Victoria Villarruel puso en evidencia a Milei —quien la considera una “traidora”— y puso en un aprieto al ubicuo gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo, interesado en reclamar lo que incumplió el gobierno nacional, pero poco dispuesto a intervenir en la interna entre el presidente y su vice.

Lejos quedó la imagen de la doble fila de gobernadores serviciales que recibió a Milei en la Casa Histórica de Tucumán el año pasado. Le votaron poderes especiales, una inconstitucional ley bases y el RIGI que entrega riquezas. A cambio recibieron promesas de financiamientos e inversiones que nunca llegaron.

La rebelión de los gobernadores un año después de aquel acto de sumisión demostró la explosión de la crisis en sus provincias con descalabros en las economías regionales, en las rutas, la educación o la seguridad. Pero también fue un indicio de que las expectativas de la sociedad en el gobierno se redujeron con respecto al 2024.

Tras ganar las elecciones, las expectativas de la sociedad en el gobierno de Milei crecieron más que los votos con los que había ganado. Los gobernadores miden esos climas y por eso se sumaron al circo del año pasado. Ahora le dijeron que sin ellos no puede ganar porque esas ilusiones están a la baja.

Pero, horror, los gobernadores radicales y del PRO iban a coincidir con sus colegas del kirchnerismo, que resistieron desde el primer día el saqueo a los jubilados y la crueldad de desfinanciar el sistema de atención a la discapacidad o abandonar a las víctimas de tragedias como la de Bahía Blanca.

El acuerdo era dar quórum para iniciar la sesión. Los senadores kirchneristas informaron que además de la devolución de los ATN y de lo que les corresponde del impuesto a las naftas, iban a plantear el aumento a los jubilados, la declaración de emergencia en discapacidad y el rechazo del veto presidencial a la asistencia de las víctimas en Bahía Blanca. La noche previa, los gobernadores radicales y los del PRO dijeron que solamente aprobarían la devolución de los fondos a las provincias.

Como los puntos que le interesaban a estos gobernadores quedaron al final de la agenda porque serían tratados sobre tablas, sin pasar por comisión, los senadores que les respondían se quedaron hasta el final y algunos de ellos, incluso, votaron junto al kirchnerismo los temas sobre Bahía Blanca, jubilaciones y discapacidad.

Este gobierno jugó al borde del precipicio desde que asumió. Zafó al principio con una devaluación que demolió salarios, después con un blanqueo exitoso y luego con la ayuda esclavizante del FMI. El plan libertario fue: sufrimiento en los dos primeros años, con ajustes a fondo y después dos años para recibir los beneficios de la exportación de petróleo, gas, litio y otros minerales.

Por eso hubo un enfoque triunfalista —también mesiánico— de la política. En ese cálculo, el desgaste de las alianzas en estos dos años se recuperaría como fuerza propia en los dos últimos. Esta visión de un país colonizado masivamente por las banderas libertarias estuvo arraigada en la estrategia de Karina y los Menem. Despreciaron las alianzas con otras fuerzas y presentaron listas propias incluso en las provincias que tienen gobernadores cercanos.

El negociador con los mandatarios opoficialistas fue el jefe de Gabinete Guillermo Francos, que tiene muy poca capacidad de decisión en el gobierno nacional. Prometió mucho y no cumplió casi nada. Si quiere reabrir la negociación tendrá que mostrar antes que puede cumplir sus promesas. El negociador de fondo era en realidad Santiago Caputo. Pero en los armados territoriales de Karina y los Menem quedaron fuera las “fuerzas del cielo”, seguidores de Caputo. En esa puja, Caputo terminó desplazado y eso también se reflejó en los últimos días en la poca llegada a los gobernadores.

Pero la base de la crisis no está en la visión mesiánica de la política, sino en el programa económico sobre la cual se basó. Un día antes de que cayeran las facultades especiales que le otorgaron muchos de esos gobernadores que ahora le reclaman, Milei y su ministro Federico Sturzenegger desmantelaron cinco hospitales nacionales, el INTI y el INTA, las fundaciones para combatir el cáncer y la hemofilia, Vialidad Nacional, la Agencia de Seguridad Vial y otros organismos estatales.

Lo único que funcionó ha sido la destrucción porque después de un año de aplicación del RIGI no se produjeron movimientos importantes en las explotaciones mineras. Y los réditos del petróleo y el gas se limitan a los que dejó el kirchnerismo con la nacionalización de YPF, Vaca Muerta y los gasoductos. No hay reactivación de la economía, por el contrario numerosas corporaciones anunciaron su retirada y el consumo sigue a la baja. El flanco financiero está siempre a punto de explotar.

Los cinco funcionarios que manejan las finanzas del país, empezando por el ministro Luis Caputo, tienen domicilio en Nueva York, y han sido empleados de fondos de inversión que tienen influencia concreta sobre el JP Morgan. Por eso la salida de esta banca del carry trade fue una luz roja. Es muy fuerte que una institución que tiene tanta cercanía con estos funcionarios no pueda garantizar que siga la fiesta. Lo que dijo el JP Morgan fue que se llegó a un límite donde son más grandes los riesgos que los beneficios.

En el plano de la política, los resultados que obtuvo hasta ahora La Libertad Avanza en las elecciones no fueron malos pero tampoco muy buenos y están lejos de lo que necesitan y de lo que esperaban según la visión mesiánica que los guía.

El Mesías, o quien se crea tal, podrá esperar un milagro. Pero el resquebrajamiento de los mecanismos que administraban las decisiones en el mileísmo es un síntoma de la economía. El Mesías ni siquiera pudo operar el milagro de apagar el tablero del Senado para evitar las votaciones desfavorables. Tiene que haber un pícaro que meta la mano. Siempre hay un pícaro cuando alguien se cree el Mesías.

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