7 de septiembre de 2025

Caputo lo vuelve a hacer: vende dólares baratos

La gestión económica y financiera de la dupla Milei y Caputo acelera las tensiones cambiarias y monetarias: venta de dólares del Tesoro, tasas récord y reservas en caída anticipan una fuerte devaluación. La clave es el resultado de las elecciones bonaerense y nacional.

Alfredo Zaiat
La especulación en el mercado sobre el dólar consiste en si la modificación de la paridad oficial se concreta antes o después de las elecciones legislativas de medio término del 26 de octubre. Imagen IA ChatGPT.

A fines de junio de este año, en El Destape se planteó el siguiente interrogante: ¿será antes o después de octubre?, mes de las elecciones legislativas nacionales. El evento se refería a un eventual ajuste del tipo de cambio oficial. 

Desde entonces, se aceleró el deterioro de la gestión económica. Ahora pocos dudan de que habrá una fuerte devaluación. El dilema pasó a ser solamente cuándo. La especulación sobre el dólar consistía en si la modificación de la paridad oficial se concretaría antes o después de las elecciones legislativas de medio término del 26 de octubre. 

Sin embargo, la sucesión de errores en la gestión liderada por Javier Milei y aplicada por su ministro de Economía, Luis Caputo, adelantó esa duda a los días posteriores a las elecciones bonaerenses de este domingo, 7 de septiembre.

El último reporte de Fide describe que el descalabro de las tasas de interés, la creciente dolarización de ahorros, las dificultades para acumular reservas y las metas fiscales cuestionadas por la desaceleración en los niveles de actividad y el aumento desmesurado de la carga de la deuda “preanuncian un escenario electoral cargado de tensiones”.

Advierte que “los espacios para sostener el actual esquema cambiario más allá de octubre se achican pari passu con el agotamiento de las fuentes de financiamiento del desequilibrio del balance de pagos externo”.

¿Quiénes serán los culpables de una nueva megadevaluación?

Una devaluación como consecuencia del naufragio de un plan económico es una medida profundamente regresiva porque afecta a los sectores de ingresos fijos al provocar un shock inflacionario inmediato. 

La narrativa liberal-libertaria pretenderá confundir sobre las causas de este fracaso, pero el eventual ajuste cambiario será responsabilidad exclusiva de los hacedores de un programa económico inconsistente, en este caso, de la dupla Milei y Caputo, con el aval del Fondo Monetario Internacional (es decir, de los Estados Unidos de Donald Trump).

Para tratar de llegar a fines de octubre con un esquema monetario y cambiario desquiciado, Caputo apeló a diversas medidas para aliviar las tensiones cambiarias. La última es la apertura de una nueva temporada rifando dólares del Tesoro Nacional, que en cuatro días de la última semana liquidó unos 500 millones. En el primero, el martes, Caputo rifó 200 millones de dólares.

Esta desesperación aceleró los tiempos de la especulación sobre lo que puede suceder con la paridad cambiaria, no para el día después de los comicios de octubre, sino para los posteriores a la elección bonaerense.

El dólar no flota

El último reporte de la consultora PXQ, con el sugestivo título “De la libre flotación al hundimiento”, detalla la estrategia defensiva del equipo económico para alejar el fantasma de la devaluación, con escaso éxito. Entre las medidas destaca:

  • El nivel de encajes sobre los depósitos a la vista y cajas de ahorro llegó a 53,5%, el más alto desde 1993. En la práctica, esto significa que de cada 100 pesos depositados en un banco, más de 53 deben quedarse inmovilizados en el Banco Central y no pueden prestarse. Con menos dinero circulando, los créditos se encarecen, el consumo se frena y la actividad económica se enfría. El resultado es una economía más asfixiada.
  • El equipo económico emitió letras (deuda pública de corto plazo) a una tasa efectiva mensual de 4,81% a septiembre de 2025. Antes de la eliminación de las LEFI la curva en pesos se ubicaba a tasas efectivas mensuales de entre 2,1% y 2,6%. Hoy opera por encima del 4,0% mensual, encareciendo el crédito y la refinanciación de la deuda pública.
  • Desde la eliminación de las LEFI, se incrementó la volatilidad de las tasas de interés y, con las posteriores regulaciones sobre el efectivo mínimo de los bancos, se disparó el costo del financiamiento hasta niveles del 100% anual.
  • En la economía real, el impacto es demoledor: la tasa de adelantos en cuenta corriente para compañías pasó de 36% a 85% nominal anual. El resultado fue un desplome de la demanda de crédito. Los préstamos a empresas cayeron 6,6% en términos reales desde mediados de julio pasado.
  • El Banco Central incrementó la venta de contratos de dólar futuro. La posición oficial sería de unos 6000 millones de dólares, con contratos vendidos no solo en el tramo corto y en diciembre de 2025, sino también en el primer semestre de 2026. Aún así, el equipo económico no pudo evitar la volatilidad en el mercado cambiario.
  • Desde el 18 de agosto se observaron caídas en los depósitos del Tesoro en moneda extranjera. Esto supone que el Tesoro estuvo vendiendo divisas para contener al tipo de cambio. El propio secretario de Finanzas, Pedro Quirno, terminó oficializando que están liquidando dólares acumulados en estos meses, fondos que tenían como destino el pago de intereses y capital de bonos públicos. Esto implicó el repunte del índice riesgo país por encima de los 900 puntos por el temor de inversionistas a un default de la deuda.

En resumen, Caputo creó un esquema de parches monetarios y cambiarios que refleja más debilidad que fortaleza.

Las medidas desesperadas para frenar la corrida lo único que hicieron fue alimentar la voracidad dolarizadora de inversores, particulares y empresas. Fuente: FIDE.

¿Volverá el “cepo” para la compra de dólares de particulares?

Las medidas desesperadas para frenar la corrida lo único que hicieron fue alimentar la voracidad dolarizadora de inversores, particulares y empresas. La demanda de dólares se encuentra en niveles récord.

Desde que se eliminaron las restricciones de acceso al mercado de cambios para las personas, se registraron compras netas por 14.730 millones de dólares. De ese total, 2500 millones se utilizaron para pagos de consumos de tarjetas de crédito en moneda extranjera y 6587 millones para atesoramiento. El resto (5639 millones de dólares) fueron demandados para “otras inversiones”.

El equipo económico dice que la tensión cambiaria y las medidas monetarias son temporales y que, una vez que se materialice el triunfo del oficialismo en las elecciones, la demanda de pesos se recuperará y la tasa de interés volverá a su nivel previo. Para la PxQ, este argumento presenta dos problemas: 

  1. El oficialismo puso, en forma innecesaria, la vara muy alta en lo que respecta a obtener un buen resultado en la provincia de Buenos Aires. 
  2. Para que la demanda de pesos se recupere tiene que aumentar la oferta y/o caer la demanda de dólares. Lo primero es poco probable, mientras que lo segundo parece ser el camino decidido dado los riesgos de entrar en una recesión.

Después de las elecciones, además de la devaluación que casi todos en el mercado descartan, el otro interrogante que empezó a circular por la city, ante la demanda creciente de dólares, es si volverá el “cepo” para la compra de dólares de particulares.

La titular del FMI, Kristalina Georgieva, junto al ministro Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. al ministro de

El rol del FMI en las elecciones

El Fondo Monetario Internacional sigue siendo un actor central no solo en la definición del plan económico, sino también en la vida política doméstica. El silencio ante el comienzo de la rifa de dólares en el mercado por parte del Tesoro forma parte de la estrategia política del organismo: apoyar electoralmente a Milei evitando cualquier ruido financiero. 

El estatuto del Fondo prohíbe a sus funcionarios tener injerencia en la política interna de los países miembros. Sin embargo, la titular del organismo, Kristalina Georgieva, lo ha violado al decir, en abril pasado, que “domésticamente, el país irá a elecciones en octubre próximo y es importante que no se descarrile la voluntad de cambio. No vemos ese riesgo que se pueda materializar, pero urgimos a la Argentina a mantener el rumbo”, para después repetir, la consigna proselitista de Milei: “Argentina ha demostrado que esta vez es diferente”.

El organismo avala la política liberal-libertaria de “aguantar” hasta después de las elecciones, pero exige señales concretas de que el ajuste fiscal se mantendrá y que habrá una corrección cambiaria en el corto plazo.

Después de las elecciones, con independencia del resultado, aparecerá el reclamo de modificar el régimen cambiario. Aunque públicamente la tecnoburocracia de Washington evita presionar por un ajuste cambiario inmediato, en los documentos internos insiste en que el tipo de cambio real está atrasado. Reclama que el Banco Central acumule reservas. Las brutas se ubican en 40.000 millones de dólares y las netas son negativas entre 5000 y 8000 millones, según cálculos más o menos rigurosos.

El futuro inmediato del dólar no se definirá únicamente en los despachos de Caputo ni en los pasillos del FMI, sino también en las urnas bonaerenses y nacionales.

Riesgos de un estallido antes de tiempo

El problema para Milei y el FMI es que la dinámica de la política interna puede desacomodar la estrategia económica y financiera. Los bonos soberanos en dólares cayeron 12% en agosto y en estos días de septiembre continuaron con tendencia negativa; el riesgo país volvió a superar los 900 puntos y los fondos de inversión recortan posiciones en pesos.

En este marco, la pregunta del mercado no es si habrá devaluación, sino si Milei logrará estirar esta decisión para después del 26 de octubre.

La película es conocida. En 1989, Raúl Alfonsín adelantó la entrega del poder acosado por una hiperinflación que se desató tras un salto cambiario. En 2001, Fernando de la Rúa no resistió la combinación de ajuste, recesión y corrida bancaria. En 2018, Mauricio Macri prometió que no habría devaluación y terminó acordando el mayor préstamo de la historia del FMI. En 2023, Sergio Massa intentó contener el tipo de cambio en la previa electoral con un esquema de parches similares a los actuales, y la devaluación fue inevitable.

Milei y Caputo repiten el patrón: negar la inminencia de un ajuste, implementar medidas desesperadas para llegar a la próxima fecha electoral y confiar en el respaldo del FMI. Pero los datos duros muestran que la economía real se está derritiendo y que la sociedad difícilmente soportará otro golpe inflacionario.

La política y la economía chocan en un cruce decisivo. El futuro inmediato del dólar no se definirá únicamente en los despachos de Caputo ni en los pasillos del FMI, sino también en las urnas bonaerenses y nacionales. De ese voto dependerá si la devaluación se convierte en la segunda fase del experimento mileísta o en el primer capítulo de una crisis aún más profunda. En cualquier caso, el costo lo pagará una sociedad ya golpeada por la pérdida del poder adquisitivo, la inestabilidad laboral y el ajuste.

El Destape

No hay comentarios: