“Postal de locura y servilismo”
Los abrazos de Javier Milei: imperdible editorial de Víctor Hugo Morales sobre el Presidente
El periodista y conductor de La Mañana repasó los gestos del presidente Javier Milei y aseguró que no hace más que manifestar servilismo y ponerse en la posición del “che pibe” de los poderosos.
En un duro editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, analizó lo que dejaron los abrazos de Javier Milei —con Trump, con Musk, con Bessent, pero también con su propio gabinete— y aseguró que no hacen más que dejar una postal de “locura y servilismo”. Frente a estas demostraciones, puso los abrazos del pueblo, que se resiste a los atropellos de la gestión libertaria.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Pensemos en los abrazos de Milei. El primero, a Trump, cuando se le tiró encima y Trump se echó para atrás y lo miró como diciendo “¿de dónde salió este tipo?”. A Elon Musk cuando lo ve a veinte metros y corre con los brazos abiertos para tirársele encima. A Bessent, a Lamelas hace tres días. Con Petri dando saltos como dos bobones. Los abrazos de Milei son una postal de locura y servilismo.
Cada uno de ellos lo despreció o lo usó. Musk tiró la motosierra como si se hubiera cortado una mano con ella. Trump lo considera un che pibe simpático. Tendría la misma simpatía por un animalito que lleva en el hombro mientras camina. Bessent hizo flor de negocio —ahora se sabe, ganó el 10 por ciento— ayudándolo al mismo tiempo para las elecciones. La Argentina se presta para eso. Para que un país intervenga en el carry trade como si fuera un banco o un bonista o un buitre. Negocios. Money.
Abrazos hubo ayer en la CGT. Nuevos nombres: Solá, Argüello y Jerónimo. Se espera de ellos un gran abrazo a los trabajadores y que con los capos empresarios se den la mano, tomando distancia. Avanzar con el brazo estirado, firmes en la cortesía y lejos del abrazo servil.
Ellos piensan como el libertario al que le respondió Recalde. En el final, el tipo dice que la relación laboral no cambia nada con la reforma. Mirá vos, ¿y para qué la hacen? Recalde le dice que si mañana o dentro de dos años te despiden, se va a aplicar esta reforma laboral aunque hayas entrado a trabajar antes.
La ley se aplica a los contratos actuales. Esa es una parte de la estafa. Perjudica al de ahora y al que entre a trabajar en el futuro. No hay abrazo posible ahí. Es una toma de yudoca la del empresario. Te da vuelta. Después que te aporrea, te levanta y te da una palmadita. “¿Estás bien?”, te pregunta. No hay abrazo.
Hay abrazos de gol, como decía Perfumo. El abrazo del alma que retrató Alfieri en el 78. El de Scaloni y Paredes en el 22. Diego y Chávez. Perón y Evita en el balcón, con ella muriéndose. El de Perón y Balbín. El del pueblo en la plaza por el Garrahan, por los jubilados, los discapacitados, la universidad. Hay abrazos que se llaman así. Y hay simulacros que dan vergüenza.
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