22 de julio de 2024

El gobierno de Milei está armando un andamiaje legal para concretar el saqueo de los recursos energéticos

Las decisiones del gobierno de Javier Milei en el sector energético han dejado al país al borde del colapso. El desmantelamiento de CAMMESA y la falta de inversión, junto con la dependencia de importaciones, ponen en jaque el suministro energético en los picos de demanda.

Nicolás Malinovsky, Magister en Gestión de la Energía, analiza las graves consecuencias de las políticas energéticas del gobierno de Javier Milei. Desde la eliminación de CAMMESA hasta la paralización de proyectos de infraestructura, el país enfrenta un panorama sombrío en su capacidad para cubrir la demanda energética, especialmente durante los picos de consumo.

La situación energética en Argentina está en una encrucijada crítica. Las políticas implementadas por el gobierno de Javier Milei han generado un ambiente de incertidumbre y preocupación en el sector energético. Nicolás Malinovsky, Magister en Gestión de la Energía, ha ofrecido una serie de declaraciones contundentes en AM530, Somos Radio, donde expone la gravedad del escenario actual.

"Necesitamos una planificación energética pero con vías de consumo interno", afirma Malinovsky. Esta declaración pone de manifiesto la desconexión entre las políticas gubernamentales actuales y las necesidades industriales del país. El gobierno de Milei ha adoptado un enfoque que prioriza la liberalización y la desregulación, a expensas de una estrategia coherente que garantice la autosuficiencia energética y el desarrollo industrial.

 

Uno de los puntos más críticos señalados por Malinovsky es la intención del gobierno de eliminar a CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico). "El Gobierno Nacional, a través del RIGI, está haciendo un andamiaje legal para el saqueo de los recursos energéticos", denuncia. CAMMESA ha sido históricamente responsable de la programación y despacho de energía, así como de realizar previsiones en función de las temperaturas. Su desmantelamiento pone en riesgo la capacidad del país para gestionar eficientemente la distribución de energía, especialmente durante los picos de demanda.

La falta de inversión es otro problema fundamental que ha dejado al sistema energético argentino en una posición precaria. "Hay una falta de inversión para tratar de cubrir los picos de demanda", señala Malinovsky. Esta falta de inversión no es nueva; se remonta al gobierno de Macri, durante el cual no se construyó ni un kilómetro de cables de alta tensión. Sin una infraestructura robusta, el sistema es incapaz de evacuar y distribuir adecuadamente la energía, exacerbando los problemas durante los períodos de mayor consumo.

Además, el panorama se agrava con la dependencia de importaciones energéticas. "Peligra el abastecimiento en los picos de demanda sobre todo porque vamos a importar energía", advierte Malinovsky. La incapacidad de generar y almacenar suficiente energía para satisfacer la demanda interna convierte al país en un rehén de las fluctuaciones del mercado internacional y de las decisiones políticas externas.

El enfoque del gobierno hacia la privatización también es motivo de preocupación. En la ley de bases propuesta por el gobierno, se incluye un capítulo de privatizaciones que afecta a ENARSA (Energía Argentina Sociedad Anónima). Esta medida no solo reduce el control del estado sobre los recursos energéticos, sino que también facilita la explotación indiscriminada y el saqueo por parte de intereses privados y extranjeros.

La cancelación de proyectos nucleares, consecuencia directa del acuerdo con el FMI, ha frenado el desarrollo de una fuente de energía clave para el país. "Cuando se toma la deuda con el FMI se cancelaron todos los proyectos nucleares", destaca Malinovsky. La energía nuclear representa una opción sostenible y de largo plazo para diversificar la matriz energética y reducir la dependencia de combustibles fósiles y de importaciones.

La situación actual es una tormenta perfecta: un sistema energético debilitado por la falta de inversión y planificación, una dependencia creciente de importaciones, y una estructura legal que facilita el saqueo de los recursos naturales. Todo esto bajo un gobierno que parece priorizar los intereses privados y extranjeros por encima del bienestar y la seguridad energética del país.

El modelo energético del gobierno de Milei, centrado en la liberalización y la desregulación, no solo es incompatible con un modelo industrial robusto, sino que también pone en peligro la capacidad del país para alcanzar una autosuficiencia energética sostenible. La necesidad de una planificación estratégica que priorice el consumo interno y el desarrollo de infraestructuras es más urgente que nunca.

El futuro energético de Argentina depende de decisiones críticas que deben tomarse ahora. Es imprescindible revertir las políticas de desmantelamiento y saqueo, y enfocar los esfuerzos en una planificación energética integral y sostenible. Solo así se podrá garantizar un suministro energético confiable y accesible para todos los argentinos, y se podrá construir un futuro donde la energía sea un pilar del desarrollo y la prosperidad del país.

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