Impsa pasó a manos de la firma ARC Energy, de Estados Unidos
Privatización con un guiño para Donald Trump
Es una pieza estratégica del desarrollo de la tecnología industrial en el país, pero fue cedida a una firma extranjera de estrechos lazos con el futuro presidente de EE.UU.
El Gobierno anunció este miércoles la primera privatización de la presidencia de Javier Milei, se trata de Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), una empresa “hiper-estratégica” que fue vendida al consorcio IAF, cuyo socio principal es la estadounidense Arc Energy, una empresa que aportó para la campaña de Donald Trump. La firma norteamericana pagará 27 millones de dólares por las acciones estatales de Impsa a lo largo de 2025.
Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa) es una empresa argentina estratégica conocida por su trabajo en el campo de la metalurgia y la fabricación de equipos para centrales hidroeléctricas, como turbinas y generadores. Más adelante pasó a ser reconocida por su tecnología en energía renovable, como las torres eólicas, y en la manufactura de grandes componentes y sistemas para energía nuclear, como los involucrados en el proyecto CAREM. Impsa también fabrica componentes y sistemas para la industria naval.
“Hay pocas empresas en todo el mundo a su altura, tiene obras en más de 40 países y filiales en China y Malasia. Supo tener casi 1500 empleados y también tiene una cadena de proveedores de más de 100 PyMEs argentinas”, puede leerse en un hilo del ex subsecretario PyME Pablo Bercovich en la red X. Según el especialista, el presidente “la malvendió a un amigo de Trump por 25 millones de dólares, después de paralizarla un año para que valga menos”.
La empresa fue estatizada en 2021, durante la presidencia de Alberto Fernández, cuando afrontaba serios problemas de endeudamiento luego de la mala administración macrista y negocios con Venezuela que no llegó a cobrar (se estima una deuda de 300 millones de dólares). Para el Estado esta adquisición fue estratégica ya que le permitió expandir las capacidades tecnológicas al abastecer a las grandes represas hidroeléctricas y al proyecto CAREM con equipos fabricados internamente.
Es probable que corrida de esta función estratégica, a partir de una privatización barata, Argentina empiece a importar buena parte de lo que hasta ahora fabricó Impsa. Un claro retroceso en materia industrial y de desarrollo económico por donde se lo mire.
Impsa tiene además una amplia presencial internacional, exporta el 85 por ciento de su producción con negocios en más de 40 países. Brasil, Chile, Perú, Colombia y México son algunos de sus principales mercados, pero también ganó licitaciones “hasta con la armada de Estados Unidos”, señala Bercovich.
Por el contrario, desde el Gobierno festejaron la privatización que surgió de las negociaciones de la Comisión Evaluadora –integrada por el Fondep del Ministerio de Economía, la Agencia de Transformación de Empresas Públicas y la provincia de Mendoza- con las partes interesadas. Según circuló en la prensa, la empresa norteamericana que adquirió Impsa está vinculada al presidente electo Donald Trump pues aportó para su campaña.
De acuerdo al comunicado oficial del Gobierno, “la Comisión evaluó la única oferta presentada para la adquisición de las acciones (de IAF y su socio Arc Energy), la cual mejoró en forma significativa las condiciones de la oferta inicial”. IAF ofertó 27 millones de dólares en concepto de aporte de capital y solicitó un plazo hasta el 31 de enero para refinanciar la deuda de la compañía, que asciende a 576 millones de dólares.
La decisión de desprenderse de las acciones en poder del sector público se encuentra alineada con el objetivo de déficit cero del Gobierno y la no asignación de recursos federales a empresas con participación estatal mayoritaria.
La provincia de Mendoza, por su parte, manifestó su voluntad explícita de acompañar la decisión del gobierno nacional. En la red social X se hicieron eco tanto el gobernador provincial, Alfredo Cornejo, que celebró que “Impsa volverá a tener accionistas privados” y felicitó el trabajo del ministro de Economía y el presidente Milei. “Privatizamos Impsa”, posteó Caputo lleno de orgullo.
Como parte del capital accionario de Impsa, el Estado tenía el 63,7 por ciento de participación, a través del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (Fondep), mientras la provincia de Mendoza era propietaria del 21,2 por ciento. El resto está en manos privadas, repartido en un 5,3 por ciento de la familia Pescarmona –que creó la empresa allá por el año 1907- y 9,8 por ciento le pertenece a otros acreedores privados a través de fideicomisos de garantía.
Impsa no formó parte del listado de 41 empresas a privatizar incluído originariamente en el proyecto de Ley Bases y tampoco de las 8 empresas sujetas a privatización en la nueva versión de la norma sancionada en junio pasado.
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